Junto con los datos de la actividad económica del segundo trimestre —un crecimiento fuerte al comparar con meses del 2020 en los que Uruguay estaba todavía muy afectado por la pandemia—, surgieron análisis acerca de la realidad más reciente, menos luminosa según algunos: ahora hay “señales de enfriamiento”.
El viernes 16 el Banco Central (BCU) publicó su estimación del Producto Bruto Interno (PBI) de abril-junio: fue 7,7% mayor que un año atrás, cuando la actividad “continuaba siendo afectada por las restricciones” debido al Covid-19”. En la comparación con el trimestre previo (enero-marzo), en abril-junio la actividad económica se incrementó 1,1%.
Sumando el crecimiento que se dio en el primer trimestre (8,3%) y en el segundo frente a un año atrás, el PBI acumuló una suba de 8,0% en todo el semestre. Aun si el nivel de producción de bienes y servicios se estancara en julio-diciembre, el piso de expansión quedó por encima de 5% para el promedio de 2022; es lo que se conoce como “arrastre estadístico”. Hasta que presente, en algunos meses, la actualización de sus proyecciones, el equipo económico de gobierno seguirá hablando de una previsión de 4,8% para todo el año en curso.
“Cantos de sirena”
La directora de Política Económica del Ministerio de Economía (MEF), Marcela Bensión, se congratuló en El Observador del sábado 17 por el dato del PBI de abril-junio y la mejora del empleo como demostración de que la economía va por “buen rumbo”. Consultada por Búsqueda, la jerarca dio similar respuesta por escrito. Destacó que, en términos desestacionalizados, la actividad económica del segundo trimestre alcanzó un valor 3,8% superior al de prepandemia (octubre-diciembre de 2019).
Del mismo modo, los analistas, en general, destacaron como bueno e incluso mejor del que esperaban. Pero se trata de cifras que refieren a una situación de hace más de 70 días y que, según algunos, podría haber desmejorando en los meses que están transcurriendo.
Walter Molano, analista de BCP Securities, habló de un “impresionante 7,7%” de crecimiento interanual ayudado por el “auge de la cosecha de soja y los altos precios”. Para ese analista, Uruguay es “una de las economías más exitosas de América Latina”.
El Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) cree ahora que el crecimiento en todo el año será de 5,5%, o incluso algo mahyor, y no el 5,1% que estimaba antes. Para 2023 también podría hacer “alguna corrección” a sus estimaciones, desde el 3,2%, “en virtud de un escenario financiero y real externo más complejo” que le quite impulso a la demanda internacional.
Si bien “es probable que la actividad se desacelere en el cuarto trimestre” por el débil crecimiento de los vecinos, banco Itaú ya anunció un ajuste al alza en su proyección para 2022: de 4,9% a 5,2%. Para 2023 la mantuvo en 2,5%.
Aldo Lema, de Vixion, no descarta que la expansión del PBI en el promedio del año llegue a 6%, declaró en Radio El Espectador.
Tras conocerse el dato de abril-junio, el Observatorio de Coyuntura Económica de la Universidad Católica elevó de 5% a 5,5% su estimación para el promedio de 2022. Sin embargo, su director, Javier de Haedo, dijo el lunes 19 en Radio Carve que gran parte del desempeño hasta la primera mitad del año fue un “crecimiento heredado”, determinado por el “arrastre estadístico”. Si se deja de lado eso, la expansión es de 2% o 3%, porque “no hay nada estructural para estar creciendo más”, afirmó. Y llamó a “hilar fino” en los análisis; el consumo “no está volando ni mucho menos”, y sin considerar la soja, que tuvo una muy buena cosecha y altos precios, las exportaciones totales aumentan 10% y no 40%, dijo. Por eso, sugirió tener “ojo con los cantos de sirenas”. Para De Haedo, está bien que el MEF “saque pecho, pero que no se crea esos números” de abril-junio como indicador de un desempeño económico muy vigoroso.
También Exante proyecta una expansión moderada para el segundo semestre del año en curso.
El Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) observó que en abril-junio siguió el “proceso de recuperación a la salida de la pandemia”, aunque el shock positivo” de la zafra récord de soja “puede ser de carácter transitorio”.
Antes de conocerse el dato del PBI del segundo trimestre Alfonso Capurro, de CPA/Ferrere, había hablado de “señales mixtas” en torno a la actividad. Si bien hay “números que lucen muy bien”, la “realidad” es que “estadísticamente” se compara “con el pozo del 2021, con fronteras cerradas”, señaló en una charla para clientes del banco Itaú, el jueves 15.
Refiriéndose a indicadores de meses más recientes mencionó que la venta de nafta aumentó 16% al comparar con lapsos de 2021 cuando estaban “todos guardados”, pero en julio y agosto los volúmenes fueron “prácticamente igual que el año pasado”. La comercialización de autos nuevos está en un nivel “bueno”, de unas 4.000 unidades mensuales, “pero planchadas”, agregó. También se refirió a un “amesetamiento” en las importaciones y en la producción frigorífica asociado a un “ajuste en la cadena cárnica”. Y si bien “hay un empuje fuerte del sector exportador”, rubros como el arrocero empiezan a padecer problemas de competitividad y de acceso a mercados. Agregó que el comercio de frontera continúa complicado ante lo barato que está Argentina y eso presagia que la próxima temporada turística “no va a ser fantástica”, si bien tampoco será “dramática”.
“A medida que empecemos a comparar la realidad de hoy con una fase más normal (de 2021), se va a ver una desaceleración” , observó. Se refirió al mercado laboral como otro ejemplo de ese panorama y dijo que luego de haberse recuperado los empleos perdidos en la emergencia sanitaria por el coronavirus, en los últimos meses la creación de puestos fue “virtualmente nula” al corregir los datos por factores estacionales.
Y resumió: “La economía se recuperó del golpe del Covid en la segunda mitad del 2020, tropezó en el primer y el segundo trimestre de 2021, volvió a empujar fuerte en la segunda mitad del 2021, y ya en los últimos meses estamos empezando a ver señales de agotamiento de ese rebote, señales de desaceleración importantes y heterogeneidad de cómo es el mundo pos-Covid”, con sectores que muestran “dificultades más notorias”.
Sobre esa base, Capurro dijo que CPA/Ferrere mantiene por ahora una estimación de crecimiento económico de 3% para el año próximo: “Personalmente estoy convencido de que los vamos a revisar a la baja”, aunque “sin ser dramático”, ante las “señales de enfriamiento” interno, y de afuera, de “mucho enfriamiento”.
Segundo trimestre
El crecimiento del volumen físico de producción fue casi generalizado por sectores: solo se contrajeron 2% las “actividades de administración pública” al comparar con el segundo trimestre del año pasado (ver cuadro). La agricultura, en particular la buena zafra de soja, fue de los rubros que más empujaron.
Esa expansión del PBI estuvo acompañada por mayores importaciones, lo que hizo crecer la oferta casi 9%. Del lado de la demanda, se expandieron todos los componentes, en particular el consumo del gobierno y la inversión en capital fijo.
Si se toman los 12 meses a junio, el PBI fue equivalente a US$ 63.936 millones, lo que por habitante son US$ 18.108, calculó Búsqueda.