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Para ilustrar su presentación, Julio de Brun eligió una fotografía “medio neblinosa”, porque tras un primer semestre de repunte de la economía mundial ahora la variante delta del Covid-19 plantea el peligro de una “tercera gran ola” de contagios y el retroceso a una fase de recesión. Si bien ese contexto externo se llevó buena parte de su charla para clientes de Sura Inversiones efectuada en formato presencial y por streaming, el economista lo aterrizó a Uruguay en el tramo final de su presentación: si la situación regional no “desbarranca”, auguró una perspectiva “relativamente optimista” para el cierre de este año y el inicio del 2022, aunque la temporada de verano no será como las “históricas” aun con fronteras reabiertas para el turismo.
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El evento, que tuvo lugar en la noche del miércoles 18 en el Piso 40 del World Trade Center del Buceo, formó parte del ciclo titulado Webinar con expertos. Además de su vinculación con Beca Investment Advisors, De Brun es actualmente asesor de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto; fue presidente del Banco Central entre 2002 y 2005, durante la administración de Jorge Batlle.
En el primer semestre del 2021 la economía mundial estuvo en “franca recuperación”, con Estados Unidos (EE.UU.) creciendo. También Europa, que había tenido una “patinada”, registró una expansión de 2% en el segundo trimestre. Japón, con su larga historia de estancamiento, se recuperó de una caída en el primer trimestre. Y entre las economías emergentes, China “todavía muestra un vigor importante y un efecto dinamizador sobre la economía mundial”, repasó el analista.
“El mundo efectivamente está empezando a dejar atrás los efectos de la pandemia” gracias a la “caída sistemática” de los casos de Covid; eso daba un “razonable optimismo” para el resto del año. Sin embargo, añadió, la variante delta “extremadamente contagiosa” que reduce la efectividad de las vacunas y la probabilidad de una recesión ante nuevas restricciones a la movilidad son riesgos latentes. No obstante, matizó esto diciendo que los anteriores “ciclos económicos asociados al Covid” fueron marcados por los fallecimientos o casos graves, más que con la cantidad de contagios. “Con la delta, los casos graves han sido menor que en ciclos anteriores”, por lo que “la tesis” es que esta nueva ola “debería tener menor impacto sobre el nivel de actividad” y las restricciones a la circulación en aquellos países con alta vacunación serían “más puntuales”, señaló de Brun.
Un ejemplo de eso es, por estos días Nueva Zelanda, que ante la detección del primer caso de Covid desde febrero decretó una cuarentena de tres días, salvo para Auckland —la ciudad más poblada— y Coromandel, donde la cuarentena durará una semana debido a que la persona enferma pasó por allí.
“¿Cuál es el escenario que tenemos? O la variante delta nos lleva a otra recesión o más bien tenemos un riesgo de inflación por exceso de estímulos y la posibilidad de que los estímulos empiecen a retirarse”, planteó. Y continuó con otra pregunta: “¿Hay riesgo de aumento de la inflación en EE.UU. y a escala internacional? Definitivamente sí”, prosiguió. Luego, acercó esos temas a la región y a Uruguay.
“Agua tibia”
El economista indicó que un “escenario inflacionario” y de tasas de interés internacionales negativas ha sido históricamente favorable para los precios de los commodities. Y eso, dijo, “es lo que viene ocurriendo” ahora. “Para un país endeudado es el mejor escenario posible; y son escenarios donde Brasil, Argentina, Uruguay tradicionalmente se han movido como en agua tibia”.
En ese contexto, lo esperable para este segundo semestre del año y el primero del 2022 es un gradual “regreso de capitales” a Brasil, “salvo factores políticos que enturbien la película general”, presagió. Agregó que habría precios de las materias primas en aumento y el real brasileño cayendo por debajo de cinco por dólar. Así, lo “más probable” es que dentro de algunos meses quede planteada una “guerra de monedas”.
Sobre Argentina dijo que si la evolución del Covid permite una recuperación económica —con crecimiento en torno a 5% o 5,5% este año—, cederían las presiones cambiarias y el dólar “blue” terminaría el año más cerca de los 170 pesos argentinos. “Siempre que el gobierno pase el problema de estrangulamiento financiero que está pasando”, acotó.
Si efectivamente ocurriera ese “alivio” sobre el tipo de cambio en ambos vecinos, es de esperar que en Uruguay el precio del dólar termine el 2021 “más cerca de $ 41,5-$ 42 que de $ 45”, según de Brun. Además, la política monetaria en Uruguay “está empezando” a “convalidar un movimiento en ese sentido, dijo, aludiendo a la decisión del BCU de subir la tasa de referencia tomada este mes (ver recuadro). “Si la región de alguna manera también muestra cierto nivel de tranquilidad y retorno del flujo de capitales, deberíamos tener una situación cambiaria con el peso tendiéndose a apreciar de aquí a fin de año”, recalcó. Del mismo modo, en caso de que en los Consejos de Salarios se aprueben aumentos en un eje de “cinco a cinco y poco” por ciento para los próximos 12 meses, “se podría pensar en que la inflación en Uruguay baje del 5% y “se vaya acercando a las metas oficiales, por lo menos para 2021”, aventuró. Para de Brun, en esa dirección “seguramente pueda ayudar transitoriamente el precio del petróleo” —que no estaría “arriba de 70 o 75, pero tampoco debajo de 65” dólares el barril—, aunque pueden ser “factores transitorios”. Esto supone para Uruguay un efecto positivo en términos de “mejora de costo”, sostuvo.
“Vamos a tener un problema a corto plazo” en materia de competitividad, señaló, ante una pregunta del público. “Siempre estas dinámicas llevan un tiempo de ajuste. (…) La apertura de fronteras va a tener un efecto moderador y vamos a tener otro efecto deflacionario doméstico, cuando los precios locales tengan que converger con los regionales”, explicó.
Para de Brun, en el contexto de una pandemia que a escala internacional supone una “carrera entre virulencia en los contagios y la vacunación, pero probablemente con cada vez menos impacto en materia económica” y políticas fiscales “todavía expansivas”, se “genera un ambiente de demanda” para Uruguay y otros países emergentes que “dan un escenario relativamente optimista para los próximos 12-18 meses”.
Si no “desbarranca la situación regional, seguramente Uruguay va a tener un segundo semestre de este año mucho mejor que el segundo semestre del año pasado. Y en particular, el primer trimestre del 2022, comparado con el de 2021, en la medida que vuelva la movilidad regional y que haya apertura de fronteras, seguramente la temporada va a ser mejor que la del año pasado. No será como las históricas, pero ya el piso del que se parte es muy bajo, o sea que hay un elemento de recuperación”.