Derraman sin salpicar

escribe Eduardo Alvariza 

Qué placer es leer a Halfon, con ese personaje central que es un observador de la realidad y que se llama igual que su autor, quizá para tenerlo cerca, siempre a mano. O quizá para decir verdades encubiertas. O quizá para mentir desde la ficción descaradamente. Sí, es posible que siempre escriba el mismo libro, como Thomas Bernhard, como Roberto Bolaño y como tantos otros, porque en definitiva es bastante difícil salirse de uno mismo. Signor Hoffman (Libros del Asteroide, 144 páginas) vuelve sobre temas que son clásicos en su literatura: Guatemala, el Holocausto, los pequeños pueblos, los pequeños bares, los pequeños personajes, incluido el propio Halfon, que apenas es un apunte, una certeza que siempre busca una mirada fina, sensible, poética, con una rareza misteriosa. Y de los seis cuentos que componen este libro hay dos que sobresalen, Signor Hoffman y Oh gueto mi amor, que son el primero y el último respectivamente.

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