Ante sus colegas y unos pocos jerarcas del gobierno, directivos de cuatro de las mayores organizaciones empresariales expusieron sus preocupaciones y reiteraron reclamos en un evento organizado por la Asociación de Dirigentes de Marketing.
Ante sus colegas y unos pocos jerarcas del gobierno, directivos de cuatro de las mayores organizaciones empresariales expusieron sus preocupaciones y reiteraron reclamos en un evento organizado por la Asociación de Dirigentes de Marketing.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLos disertantes en el almuerzo efectuado ayer miércoles 17 en el complejo Punta Cala fueron Washington Corallo (presidente de la Cámara de Industrias), Diego O‘Neill (vice de la Cámara de la Construcción), Carlos Perera (titular de la Cámara de Comercio y Servicios) y Ricardo Reilly (presidente de la Asociación Rural).
Algunos aludieron a una coyuntura “complicada” en sus sectores. Y en ese marco, reclamaron bajar el “costo país” —con alusiones a la mejora de la eficiencia del Estado— o directamente bajar impuestos, lograr más acuerdos comerciales, reformar la educación, ser cautelosos en los aumentos salariales que se negocien para preservar los empleos y concretar las obras de infraestructura anunciadas, entre otras.
El ministro de Trabajo, Ernesto Murro, acompañó en el estrado a los expositores junto a la titular de Industria, Carolina Cosse, y el presidente del Banco República, Jorge Polgar, aunque ninguno habló durante el evento. A la salida, en rueda de prensa, relativizó reclamos del empresariado. “Es importante escuchar, por eso queríamos estar. Como nos gusta escuchar a los trabajadores, a los jubilados, etc. Hubo planteos interesantes y otros que son claramente corporativos. (…) Bienvenidas las diferencias”, indicó Murro. Y seguidamente reflexionó: “Me gustaría que hubiera conferencias de los sectores empresariales cuando las cosas a ellos les van bien y no solo cuando tienen cosas que reclamar”.
Varios temas fueron recurrentes en las presentaciones de los dirigentes. Por lo pronto, todos insistieron en la necesidad de mejorar la educación y cada uno cerró su exposición con una frase del escritor irlandés y premio Nobel de literatura George Bernard Shaw: “Los países exitosos son los que apuestan a la educación y el fortalecimiento de sus empresas”.
A su turno, los representantes empresariales indicaron con gráficas y porcentajes el peso de su sector en el total de la economía y fueron describiendo el mal momento que atraviesan en términos de nivel de actividad. En general, las perspectivas que transmitieron para estos meses y para 2017 no fueron alentadoras, si bien algunos avizoran un repunte al final del próximo año y 2018, a partir de expectativas más positivas para los países de la región.
Todos mencionaron el incremento del salario real registrado en los últimos años y plantearon que no es posible seguir aumentando las remuneraciones sin que lo haga la productividad. Corallo señaló que cuando eso no ocurre “sí se genera pérdida de empleo”, porque los trabajadores son sustituidos por tecnología o directamente se prescinde de ellos para reducir costos.
Sobre ese punto, Perera se refirió a la rigidez laboral y al cambio que se debería encaminar de cara al “nuevo mundo” del trabajo, donde la tecnología reemplaza tareas y puestos. “¡Hay que cambiar!” porque si no, “¡el Pokémon nos va a comer!”, reclamó, aludiendo a la necesidad de ser flexibles desde la regulación y mejorar la educación para enfrentar los desafíos.
Para retomar el crecimiento de la actividad, O’Neill planteó que es preciso aumentar la productividad, plasmar el paquete de inversiones en infraestructura anunciadas por el gobierno y adaptar los pliegos de participación público-privada teniendo en cuenta la escala de las empresas nacionales para que estas puedan aplicar. Instó a “cuidar el clima de negocios” en el contexto contractivo del sector y, de cara a la negociación de un nuevo convenio laboral en la construcción, insistió con que la gremial irá con el “espíritu” de que los salarios no pierdan poder adquisitivo pero no avalará porcentajes mayores.
El ruralista Reilly se quejó del nivel del tipo de cambio, porque —dijo— si bien no es lo único que incide en la competitividad comercial, constituye un “factor determinante” en un país con “altos costos estructurales”.
Se quejó del “incremento exponencial” de los gravámenes a la tierra y afirmó que la carga impositiva que soporta el agro es la “principal causante” del retroceso en la rentabilidad. Añadió que mientras el desequilibrio fiscal no se corrija, el empresariado estará expectante de “a quién le toca” asumir una carga tributaria adicional.