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    El BPS rechazó más de la mitad de las pensiones no contributivas pedidas; reforma acaba con el “todo o nada”

    Una mujer de 72 años solicitó ante el Banco de Previsión Social (BPS) una pensión no contributiva. Era soltera, no era propietaria de la casa en la que vivía y no tenía ingresos. La descripción de su vida reflejaba que vivía en situación vulnerable, pero el Directorio del BPS determinó que la persona no carecía de recursos; una hermana con la que convivía cobraba $ 20.800 líquidos, lo que le impedía poder recibir la pensión.

    Casos similares a este se reiteran en los temas que tratan las autoridades del BPS y, por argumentos jurídicos, las solicitudes se deben rechazar, pese a que se trata de personas notoriamente “vulnerables”, dijo a Búsqueda el vicepresidente de ese instituto, Daniel Graffigna. Ese jerarca destacó que el proyecto de reforma jubilatoria a estudio de la Cámara de Diputados amplía los topes de ingresos de familiares, que, con el modelo actual, justifican el rechazo a otorgar esas prestaciones.

    Las pensiones contributivas que tienen modificaciones con esa iniciativa de ley son las pensiones por invalidez —abonadas a personas con discapacidad evaluada por un médico— y por vejez —otorgada a los mayores de 70 años, en situación vulnerable—.

    Con la reglamentación actual —aprobada por una resolución del BPS de 2013— “mucha gente queda afuera” de estas prestaciones, sostuvo Graffigna. El director de los pasivos en el BPS, Ariel Ferrari, informó en el Parlamento que en las primeras sesiones del año se denegaron 14 de 26 solicitudes. “Hay gente que viene a pedir la prestación y tiene ingresos de $ 70.000. Ese es otro cantar, pero hay casos gráficos que quedan afuera por $ 2.000 o $ 3.000”, sostuvo Graffigna.

    Los topes vigentes establecen que si la persona que solicita la pensión por invalidez es soltera, se le denegará si tiene un hermano que cobre más de $ 13.556, según valores actualizados en enero. También si los ingresos de sus padres, hijos o hermanos superan los $ 20.350, un límite que en el caso de hijos con discapacidad es mayor. Los topes para las pensiones por vejez tienen valores similares.

    Si se aprueba la reforma jubilatoria, ese tope de ingresos será de cuatro Base de Prestaciones y Contribuciones ($ 22.640), lo que Graffigna consideró como un “salto sustancial”. Tendrá otro cambio: el modelo actual funciona a base de “todo o nada” y se pasaría a uno en el que, aunque el solicitante exceda los topes, podrá acceder de todas maneras pero con descuentos.

    El artículo 200 de la reforma establece que si los ingresos de los familiares superan el monto, se deduce el 33% de los ingresos. “La apreciación de la carencia de recursos y capacidad económica del núcleo familiar no debe limitarse al cálculo matemático de los ingresos de sus integrantes, sino que deberá evaluar el conjunto de aspectos socioeconómicos relevantes a efectos de cumplir con la condición”, alega el texto. Es otro “salto sustancial”, interpretó Gaffigna. Agregó que, además, en caso de poder acceder a esta prestación tendrán derecho a las ayudas extraordinarias del BPS. También destacó que se considerará la salud del núcleo familiar.

    El vicepresidente sostuvo que planteó este asunto varias veces en el directorio y reconoció que recibió el respaldo de la representación de los activos.