El internacionalismo es una de las características identitarias del movimiento sindical uruguayo. Esa mirada está presente en el estatuto del PIT-CNT y en el discurso de sus referentes. Sin embargo, darle a esa línea de trabajo una presencia estratégica en la dinámica cotidiana de la organización se vuelve en ocasiones un desafío y, para algunos, un déficit.
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Al menos así lo ve Fernando Gambera, que ocupó la Secretaría de Relaciones Internacionales del PIT-CNT hasta fines de 2021 y ahora está a cargo de la de Comunicación y Propaganda, quien reconoció días atrás que priorizar la agenda internacional es un asunto pendiente para los sindicatos uruguayos. “Es estratégica la lucha por la democracia pero es estratégica en un marco global, y en eso el movimiento sindical tiene que empezar por hacer autocrítica y decir: ‘Eso no está en la agenda del movimiento sindical uruguayo’. No está. No discute a modo global ni discute los problemas internacionales con el internacionalismo que tiene que tener”, dijo en el marco de una actividad de cierre del año 2023 organizada por la corriente Articulación.
Como parte del contexto que, en su opinión, hace más notoria esta carencia se refirió al avance de la “derecha y la ultraderecha”, con la particularidad de que no se trata de “procesos autoritarios ni dictatoriales” sino de decisiones de los pueblos. También aludió a la necesidad de abordar el fenómeno de la migración.
Con la mirada puesta en fortalecer el trabajo internacional, Gambera ubicó como “primer desafío” la preparación de la Jornada Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismo, que se desarrollará entre el 22 y el 24 de febrero en Foz de Iguazú. El dirigente consideró que deben promover un trabajo conjunto con la “Confederación Sindical de las Américas (CSA), con la Marcha Mundial de Mujeres, con el Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra (MST) de Brasil”, entre otros, para ser “por lo menos una columna visible y fuerte, con participación y protagonismo, en esos días”.
“Eso tiene que estar en la agenda del PIT-CNT. Tiene que marcarnos y convencernos de que tiene un sentido hacerlo. No es ir, cumplir, volver y punto. No. Tiene que ser parte de una estrategia”, subrayó.
La corriente Articulación publicó en diciembre un documento con los desafíos que entiende que tiene el movimiento sindical uruguayo por delante. Entre ellos, pone sobre la mesa este mismo tema.
“La participación en el movimiento sindical internacional es hoy imprescindible para aumentar la capacidad de lucha ante los ataques a las democracias, los avances del capital transnacional, la crisis climática y la precarización del trabajo”, dice el texto.
La convocatoria a la Jornada Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismo pone como parte del contexto en que se desarrollará el encuentro que el avance regional de “proyectos ultraliberales y fascistas se imponen con un discurso de odio, alineados a intereses imperiales y contrarios a los derechos de los pueblos”.
“Reafirmando la defensa de la democracia, soberanía, los derechos de los pueblos, el antimperialismo, anticolonialismo, el respeto a la diversidad, el antirracismo, el feminismo popular y la lucha por la paz, aspiramos que Foz de Iguazú represente un nuevo momento en el proceso de construcción de la unidad del campo popular latinoamericano y caribeño”, dice.
Para el actual secretario de Relaciones Internacionales del PIT-CNT, Jorge Bermúdez, la importancia de la agenda internacional está presente en el funcionamiento de la organización. Como ejemplo, contó que la última reunión de la secretaría fue apenas unos días antes del 24 de diciembre y que en 2023 lograron el principal objetivo que se habían trazado, que era que volviera a funcionar la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur. También aludió a los vínculos que mantienen con centrales sindicales de otros países, como la Federación de Sindicatos de China, con la que contó que ya participó de dos encuentros. La participación en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), además, implica encuentros preparatorios con otras centrales sindicales y federaciones internacionales. “Hay un permanente trabajo internacionalista”, afirmó.
Sí reconoció que muchas veces las agendas nacionales que enfrentan los movimientos sindicales relegan la agenda internacional. Eso, indicó, sucede ahora en Argentina con las centrales concentradas en enfrentar políticas que implementa el nuevo gobierno liderado por Javier Milei, y sucedía también unos años atrás en Brasil, cuando gobernaba Jair Bolsonaro. Uruguay no está por fuera de esta realidad, según su visión. Con la “pandemia” y “un gobierno que toma como variable de ajuste los salarios y las jubilaciones”, añadió, el foco estuvo puesto en los últimos años en “conflictos locales”.
También reconoció que existe cierta dispersión en el trabajo internacional, ya que además de las acciones que desarrolla el PIT-CNT cada sindicato tiene después actividades particulares. “En algún momento habría que organizar mucho más el trabajo que tiene cada filial”, dijo.
Igual que Gambera, ubicó la Jornada Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismo como uno de los puntos destacados de la agenda en el corto plazo. El año, advirtió, también estará condicionado por las elecciones nacionales y por la campaña que promueve el PIT-CNT para un plebiscito sobre seguridad social.
Internacionalismo sin afiliación
El enfoque internacionalista forma parte de las bases del PIT-CNT. Ya entre los principios que se enumeran en el artículo segundo de su estatuto se incluye el de “procurar la fraternidad entre los trabajadores en escala internacional y la amistad entre los pueblos y su lucha por la emancipación”. También allí se habla de desarrollar “relaciones fraternales con sus similares en todo el mundo, promoviendo la unidad del movimiento sindical a escala continental y mundial”.
En paralelo, el estatuto establece algunos recaudos sobre esta línea de trabajo. En el artículo 4º especifica que el PIT-CNT no se afilia a “ninguna de las organizaciones internacionales existentes” de trabajadores. Más adelante, en el artículo 19º, establece que “decidir sobre afiliaciones a organismos internacionales” es una competencia del Congreso —máximo órgano de dirección que se reúne cada dos años— y es necesario el apoyo de dos tercios de los delegados.
Por estas definiciones, el PIT-CNT permanece al margen de las dos principales federaciones sindicales internacionales: la Confederación Sindical Internacional y la Federación Sindical Mundial.
Bermúdez no ve estas definiciones orgánicas del PIT-CNT como una limitación al trabajo internacional. De hecho, dijo que si en algún momento se abriera un debate sobre cambios al estatuto este no estaría ni cerca entre los puntos principales.
El estornudo y el resfrío
El escenario político de Argentina es para Bermúdez uno de los principales focos de “preocupación” en la agenda internacional del PIT-CNT. Recordó el dicho que sostiene que “cuando Argentina estornuda, Uruguay se resfría” y aludió a algunos ecos del triunfo de Milei en la política uruguaya, en la que ya ve “un potencial importante” de sectores “de derecha y extrema derecha”.
“Cuando vos ves en el país de al lado que todas las empresas públicas van a ser privatizadas, evidentemente te tenés que preocupar”, afirmó.
Antes de entrar en receso hasta febrero, cuando se retomarán las reuniones del Secretariado Ejecutivo y la Mesa Representativa, el PIT-CNT emitió una declaración en la que se pronunció respecto a algunas de las medidas adoptadas por el gobierno de Javier Milei. El texto alude tanto a las definiciones económicas y laborales como a las de seguridad frente a manifestaciones y piquetes.
Las medidas, sostienen, implican un “brutal ajuste” directamente “sobre las jubilaciones, las pensiones y el salario”, reduciendo “su poder de compra a más de la mitad, aumentando los índices de desempleo, generando pobreza, indigencia y precarización laboral”. La reforma laboral, agregan, “avasalla” derechos sindicales y busca “debilitar al movimiento sindical argentino y al movimiento social organizado”.
“Asimismo rechazamos las medidas en materia de seguridad que constituyen un condicionamiento al ejercicio constitucional de movilización, atacando la libre expresión, criminalizando la protesta y violando los derechos humanos de quienes se opongan a las políticas de hambre y exclusión que ya se han comenzado a implementar”, afirma.