—La situación real es que hoy no hay orgánica desde hace mucho tiempo. La única orgánica que ha habido fue cuando la elección de la vicepresidencia, donde se le dio un plazo de 180 días a la Mesa Ejecutiva provisoria para renovar las autoridades. De ahí en adelante hicimos prácticamente toda la campaña sin reuniones orgánicas de la Mesa Ejecutiva, y hoy estamos en una situación en la que esa mesa no funciona porque nunca se citó ni tampoco se llamó —porque no lo hizo el presidente, que era lo que le correspondía— a una nueva convención nacional. Por lo cual hoy estamos sin orgánica.
—Es una situación rara para un partido.
—Es una situación rara, sí. Hay muchos convencionales que quieren que exista una orgánica. Yo creo que debería haberla, al menos para disentir. Además, tenemos un parlamentario e integramos un gobierno, por lo cual es de responsabilidad tener una orgánica que funcione.
—También están en una etapa de transición, en distintas negociaciones con el gobierno electo. ¿Quién negocia por el Partido de la Gente, quién lo representa?
—Hay una comunicación mutua. Yo vengo hablando con el gobierno. Hemos presentado y estamos presentando nuestras propuestas al gobierno y vamos a trabajar como partido político, como corresponde.
—¿Pero usted va por su lado y Novick por el suyo?
—Exacto.
—¿Y no es algo extraño eso? ¿No lo llegaron a dialogar con el presidente electo Luis Lacalle Pou para determinar quién representa al partido?
—Cuando lo dialogamos quedamos en eso: en hacer las negociaciones a través de las dos vertientes. Y bueno, en algún momento lo vamos a tener que solucionar. No es un problema de los demás, es un problema interno.
—Su idea entonces es que haya una nueva Mesa Ejecutiva…
—(Interrumpe) Yo tengo el problema de que no soy convencional del Partido de la Gente y toda mi agrupación está reservada para lo municipal, por lo cual no integramos formalmente la convención y no tenemos autoridad para citar a nadie. Esto lo definirán los convencionales. Yo voy a estar enfocado en el trabajo parlamentario. Me voy a enfocar exclusivamente a eso. Y sin lugar a dudas creo que amerita que el partido defina de una vez por todas a las autoridades partidarias.
—¿Se quiere quedar en el Partido de la Gente?
—Mi interés es trabajar para que las cosas cambien en el país. Y obviamente necesitamos saber para dónde va el Partido de la Gente y cuál es el futuro. Yo creo que la vida dirá si esta herramienta se logra construir como una herramienta que le sirva al país o no.
—¿Tiene diálogo con Novick?
—No, ningún diálogo.
—¿Cree que el Partido de la Gente tiene futuro con Novick?
—A ver, no veo a ningún partido sin ninguna figura. Creo que amerita que el partido haga una autocrítica firme. Vemos algunos partidos donde ha existido esa autocrítica y ha existido la renuncia de sus candidatos. Yo creo que este partido se debe una autocrítica, el resultado ha sido muy malo. Tengo mi opinión, sin lugar a dudas. Tendrían que cambiar muchas cosas. Sin dudas el partido tiene que pensar cuál va a ser su futuro.
—Las expectativas electorales eran mucho más altas cuando el nacimiento del Partido de la Gente, ¿qué pasó en el medio?
—Está claro que había un espacio… Cuando nosotros tomamos la decisión de acompañar un espacio político diferente fue porque la sociedad pedía la necesidad de un espacio político diferente. Lo que estaba claro era que ni el Partido Nacional ni el Partido Colorado solos iban a lograr cambiar las cosas en este país. Era necesario abrir una expresión política diferente. El porcentaje esperado más o menos, no sé si no lo hablamos en alguna entrevista con Búsqueda, era de un 10%, 12%, 13%. Y si uno ve después lo del arco opositor, si uno suma a Cabildo Abierto y otras estructuras, andamos en el entorno de un 13% de votantes que no votaron partidos tradicionales ni a los independientes. Votaron a otros partidos. Y hoy existe un cambio de gobierno porque hay una expresión política de la gente que buscó alternativas distintas a los partidos tradicionales. Lo que sí creo es que se cometieron un montón de errores durante la campaña que originaron espacios que fueron ocupados por otros.
— ¿Cuáles fueron esos errores?
—Bueno, creo que hay muchos. Hay muchos.
—Nombre algunos.
—No es para la entrevista de hoy. Me parece que estamos en el inicio de un gobierno en donde la prioridad para mí es el trabajo y el aporte parlamentario. Lo que sí podría decir es que hay un 80% de errores propios y un 20% de la situación política.
—¿Fueron errores de conducción?
—No le adjudico a terceras personas o a terceros partidos el problema electoral del Partido de la Gente. Sucedieron errores propios en la mayoría de las cosas que pasaron y que dejaron espacios libres que terminaron siendo ocupados por otros.
—¿Pero ocurrieron errores de liderazgo?
—Fueron errores de campaña. Y bueno, toda una serie de problemas que fueron públicos y notorios. Yo creo que fui el único que se quedó a sostener el partido. Previo a las internas, el partido vivió una serie de alejamientos y de problemas que fueron públicos. Hay un hilo conductor, y no me voy a meter en eso. Yo sí sé que era lo que tenía que hacer, que era trabajar para sostener el barco. Trabajé fuertemente para eso y para llegar a las internas, y así lleve a que la lista 3 millones tuviera el 70% del apoyo del electorado que votó al Partido de la Gente. Y luego trabajé para llegar hasta el final, con una serie de problemas, que casi todos se hicieron públicos.
—¿Cuándo empezó la campaña ya habían rispideces entre usted y Novick?
—Bueno, digamos que nuestras relaciones personales no ayudaron en nada a la campaña electoral.
—¿Cómo es hacer una campaña cuando los compañeros de fórmula no tenían ningún tipo de diálogo ni química?
—Y bueno, se ve en los resultados, ¿no?
—Había que pararse frente a la gente y hacer un discurso de unidad cuando realmente…
—(Interrumpe) Prácticamente existieron dos campañas separadas. Una televisiva donde la figura del vicepresidente no existió. Una recorrida del candidato a presidente por el interior. Y yo dedicado exclusivamente a Montevideo y Canelones, donde centré mi campaña, separada de la de Novick, y donde se sacó el amplio porcentaje de los votos del Partido de la Gente y permitieron un lugar en Diputados.
—El perfil de Novick dio varios volantazos en medio de la campaña. Viró de un discurso de seguridad, con rostro serio, a uno más amable e inclusivo. ¿Cómo observó esos cambios?
—Son parte de los errores que hablamos: la falta de planificación que llevó a esos distintos volantazos que en campaña electoral no son aconsejables.
—¿Usted le reclamó esto?
—Sin duda. Eso forma parte de una serie de cosas que fueron llevando a una comunicación que terminó como terminó. Digamos que las decisiones de campaña no pasaron por una mesa ejecutiva o por un partido, sino por las decisiones exclusivas de un candidato. Si existía una mesa chica, yo no participaba.
—Hubo una inversión fuerte, se trajo al exalcalde de Nueva York Rudolph Giuliani para asesorar en temas de seguridad.
—Sin duda. Tampoco conozco a fondo los números. Sí sé que tuve que sostener mi campaña en forma personal en el último tramo. Cada cual invirtió en su nombre lo que pudo.
—O sea que, si había una billetera abierta, a usted se le cerró.
—…Y sí.
—Cuando terminó el proceso electoral y usted obtuvo la banca en Diputados por el Partido de la Gente, ¿hubo alguna comunicación para ver cómo se seguía?
—No. Como el diálogo ya estaba cortado previamente, terminó cortado. Ahora estamos por caminos separados intentando que el partido funcione.
—¿Cómo se hace funcionar a un partido por caminos separados?
—Bueno, el partido no funciona. Lo que funciona ahora es una agrupación política que es la nuestra. No me toca a mí la responsabilidad de conducir el partido.
—Pero en los hechos hoy el único representante del Partido de la Gente en el Parlamento es usted.
—Por suerte nunca me creí una persona autónoma. El que se crea en política que pueda hacer las cosas solo, se equivoca. Tengo una agrupación en todo el país que me apoya y que va a tener su expresión municipal en los 19 departamentos, acompañando a diferentes candidatos del Partido Nacional.
—¿El Partido de la Gente no va a presentar candidatos en la intendencias después de haber hecho una selección “empresarial” de posibles postulantes?
—Bueno, tampoco soy quién para opinar de ese tema porque no participé. Pero el Partido de la Gente no va con candidato propio pero sí va a apoyar a distintos candidatos en todo el país.
—¿Cómo ve a la distancia esa experiencia del “casting” de intendentes?
—No lo tengo que decir yo, la realidad habla por sí sola.
—¿Cuál es el futuro del Partido de la Gente?
—Lo dirán los convencionales, se tienen que restablecer las autoridades y tiene que empezar a funcionar como partido político. El futuro de Peña es trabajar fuertemente para que las cosas cambien.
—¿El nuevo Partido de la Gente tiene que tener otro liderazgo?
—Ah, yo creo que sí, que tiene que tener otro liderazgo. Aunque debo aclarar directamente porque en otros medios se dice que Peña quiere echar a Novick: que diga que tenga que tener otra conducción a querer echar a alguien hay una distancia enorme. Yo no quiero echar a nadie. Ni es mi intención hacer política echando gente. Los partidos se construyen con mucha gente, discutiendo, con diálogo, con distintas opiniones y con decisiones que se tomen democráticamente. Quiero pertenecer a un partido donde se discuta, donde se construya colectivamente, donde los órganos funcionen y que sea integrado por la mayor cantidad de gente. Si en mí estuviera, iría a buscar a todos los que en algún momento se fueron del Partido de la Gente. Y obviamente, si Novick quisiera estar en este partido, dialogando, trabajando, construyendo: es a lo que todos vinimos. Es lo que se necesita.
—¿Cree que la creación de Cabildo Abierto y mismo la irrupción del blanco Juan Sartori impactaron en el núcleo de votantes del Partido de la Gente?
—Había un nicho que en su momento era exclusividad del Partido de la Gente y que por errores propios se fueron dejando espacios libres. Primero lo ocupó Sartori y después creo que lo fue ocupando Cabildo Abierto. La vida política es dinámica. Hay actores nuevos que también tendrán que pasar por estas mismas crisis. El Partido de la Gente tiene una crisis, y de las crisis pueden pasar dos cosas: o te derrumban definitivamente o es una oportunidad para crecer.