En definitiva, si un país adopta esas medidas de seguridad quedará habilitado para exportar.
Dentro de estas medidas se encuentra la compartimentación. En Uruguay ha sido implementada para el caso de los ovinos de modo de poder vender carne con hueso a Estados Unidos. A ese destino ya se coloca carne ovina deshuesada.
Uruguay posee el estatus internacional de país libre de aftosa con vacunación. Los bovinos son vacunados de forma obligatoria, en tanto que los ovinos no se vacunan desde 1988 porque se entiende que tal medida es innecesaria.
El Compartimiento ovino libre de aftosa sin vacunación sirve para separar a esos animales del ganado bovino. Distintos países, como Estados Unidos, entienden riesgoso adquirir animales que han estado conviviendo con otros para los cuales sí se requiere la vacunación contra la aftosa, pese a que desde 2003 las autoridades locales han demostrado la inexistencia de actividad viral.
El empleo de la compartimentación fue desarrollado en 2013 por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) en conjunto con el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria e instituciones privadas, como el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), que cumplió un rol fundamental.
Según los lineamientos establecidos por la OIE, las premisas básicas para la dirección de un Compartimiento, que dirigió el SUL, se basó en siete puntos: definición de Compartimiento; separación epidemiológica; documentación de factores críticos que garanticen la factibilidad de mantener esa separación; la supervisión y control de los aspectos que darán confianza a los actores involucrados; la implementación de acciones de vigilancia sobre las enfermedades definidas y la capacidad de detección y de respuesta en caso de emergencias sanitarias.
Requisitos
Una vez que se consolide la apertura de mercados para la carne ovina con hueso que estuvo compartimentada, lo que está escrito y acordado, cualquier productor o empresa, cumpliendo con los requisitos, podrá acceder “perfectamente” a un Compartimiento, aseguró Bonino. Para ello, el SUL y el MGAP realizarán capacitación y auditorías, de modo de monitorear el proceso, indicó. “Pero se puede hacer”, insistió.
“Se verá cómo se canaliza a través del SUL y del MGAP, que están integrados, y en pocos días puede quedar habilitado, con ciertas premisas que se les dan y que no son nada onerosas. Después tiene que cumplir un protocolo que ya está instalado, pero que habrá que negociarlo porque día a día lo vamos facilitando”, apuntó Bonino.
Es el SUL el encargado de seleccionar el predio y los animales que serán introducidos en los Compartimientos. Para ellos el organismo tiene en cuenta diferentes aspectos de los productores escogidos para participar. Los antecedentes productivos, la relación entre el ovino y el bovino que exista en el predio, las buenas normas de bienestar animal, la documentación de los procesos realizados previamente, las instalaciones, el personal capacitado y la facilidad de acceso al predio son algunos de los puntos tenidos en cuenta a la hora de elegir a los productores.
El traslado de los animales es hecho con vehículos autorizados.
El Compartimiento de ovinos se desarrolló en el departamento de Florida, en un predio de 315 ha del cual el SUL es propietario. La subpoblación escogida para formar parte de esta experiencia estuvo compuesta por ovinos que fueron engordados por un período de tres a cinco meses. “Los ovinos que ingresaron eran de excelente estado sanitario”, asegura un documento de marzo de este año firmado por Bonino y el director de Servicios Ganaderos del MGAP, Francisco Muzio.
Luego, esos animales fueron identificados individualmente y se corroboró que no tuvieran anticuerpos del virus de la fiebre aftosa. Finalmente, después de comprobar que los resultados dieran negativos, los encargados del procedimiento los embarcaron para el Compartimiento.
Para implementar los siete puntos exigidos por el manual de la OIE para el desarrollo del Compartimiento, el SUL y las autoridades establecieron ese desarrollo en un perímetro de doble alambrado electrificado. El establecimiento cuenta con instalaciones adecuadas para el control de los animales, con acceso restringido a aquellas personas que no pertenecen al SUL. Esa característica garantiza las condiciones adecuadas para la bioseguridad.
Las botas y el mameluco, junto a otros accesorios, son elementos que se exigen antes de poder entrar. El predio destina un lugar reservado para colocarse este equipo, que es desinfectado después de ser usado.
La trazabilidad, en tanto, permite identificar a los animales individualmente mediante la caravana electrónica, que es colocada en el establecimiento de origen, antes de que el ovino ingrese al Compartimiento. A su egreso, antes de ir a la faena, los encargados del Compartimiento también realizan un seguimiento. Los animales son trasladados en vehículos precintados a la planta frigorífica, la cual ha sido habilitada especialmente para ellos y se realiza la faena en exclusividad.
Tanto para realizar la vigilancia como para cumplir con capacidad diagnóstica, el SUL sigue las recomendaciones de la OIE lo mismo que para la documentación y el registro de los animales.
Primera experiencia
Los resultados de la primera experiencia del compartimentado ovino fueron presentados sobre fines del año pasado.
Entre fines de abril y principios de mayo ingresaron 1.503 corderos con un peso promedio de 26,2 kilogramos. Salieron a fines de octubre el 99% de los animales y con un peso de 36 kilogramos, según se registró en el frigorífico.
“El cordero que se produce dentro del Compartimiento es tan bueno como cualquier otro”, aseguró Bonino.
El manejo de los animales se realizó en lotes de 300 animales. Para ello, el SUL empleó una moto y cuatro perros entrenados, uno de ellos de la raza Maremma, que sirvió como perro de guardia y ahuyentó a otros perros y depredadores.
Durante el proceso, el 1% de los ovinos perdieron la tecnología que permite su trazabilidad.
“El Compartimiento desde el punto de vista productivo y operativo fue muy exitoso aunque hay acciones simples que pueden mejorar aún más el emprendimiento”, indican las conclusiones del documento. Las compras programadas y realizadas con más tiempo, la alimentación más ajustada, son algunos de los aspectos señalados en los que el SUL considera que se puede mejorar.
La integración público-privada entre el MGAP y el SUL fue muy positiva, agrega el texto, en tanto que la OIE evaluó favorablemente la primera experiencia realizada en Uruguay.
El objetivo, concluye el documento, será alcanzado cuando se logre la apertura de mercados para colocar la carne ovina con hueso en los países que integran el Nafta —Canadá, México y Estados Unidos— y de la Unión Europea.