En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
+
Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad
Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.
Suscribite a Búsqueda
DESDE
UYU
299
/mes*
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
El comisionado parlamentario, Juan Miguel Petit, denunció ante el Juzgado de Crimen Organizado de 1º Turno que en la cárcel de Canelones ocurren “hechos con apariencia delictiva” que involucran a funcionarios policiales y reclusos.
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Según consta en la denuncia a la que accedió Búsqueda, existen indicios de que los funcionarios facilitaban el ingreso y en algunos casos eran ellos mismos quienes entraban drogas a la prisión, que luego se comercializan entre los reclusos.
En la cárcel de Canelones conviven cerca de 1.300 presos. Allí hubo un motín que involucró a 200 reclusos el 15 de febrero, mientras el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, era interpelado en el Parlamento.
Meses atrás durante las recorridas que hizo Petit, tanto reclusos como funcionarios advertían que ingresaba droga y que se comercializaba en la prisión. Hubo acusaciones cruzadas sobre quién era el responsable, sin embargo, los mecanismos y los lugares coincidían en las versiones de ambos. Por eso, Petit resolvió en noviembre llevar el caso ante Crimen Organizado.
Fuentes judiciales informaron que en estos meses ya han ido a declarar tanto funcionarios como reclusos por esta causa.
Consultado por Búsqueda, Petit dijo que en el año y medio de gestión que lleva presentó ocho denuncias penales. “Son actuaciones reservadas que están en la Justicia y sobre las que no puedo dar detalles. Sí le puedo decir que todas refirieron a situaciones puntuales de la gestión penitenciaria por fuera de las pautas de la línea de mando”, señaló.
Aclaró que “una denuncia judicial no es una conclusión final o una verdad absoluta sino, al menos en estos casos, un pedido de que con otras herramientas, las de la Justicia, se investigue una situación que tiene apariencia, al menos, de irregularidad o anomalía”. Y por último, destacó que varias de las denuncias que presentó también fueron trasladadas a la Justicia por el Instituto Nacional de Rehabilitación.
Balas de goma y orina.
Durante las recorridas Petit se topa con pedidos y también relatos de los presos de todo tipo. Uno de ellos llamó la atención del comisionado y decidió llevarlo a la Justicia penal. Se trata de un recluso del módulo 8 del Comcar, quien dijo que un policía le disparó cuatro balas de goma, según consta en la denuncia a la que accedió Búsqueda.
Era la hora de estudio y el recluso pedía ser sacado de su celda para ir a clase. El guardia demoró en abrir la puerta y el apuro del preso terminó con un intercambio de insultos entre ambos que luego pasó a golpes de puño. El guardia, molesto por la situación, llevó al recluso a un lugar cercano a la entrada del módulo, llamado en la jerga carcelaria “locutorio”, y le disparó en represalia por el enfrentamiento.
Sin embargo, el acta labrada por el guardia dice que su decisión de balear al preso fue para evitar que se peleara con otro recluso. El argumento es “de difícil asidero” para el comisionado ya que, según la denuncia, “es inusual que internos que están encerrados casi todo el día se encontraran casualmente en el cubículo”. Y se plantea varias preguntas: “¿Cómo habrían llegado hasta allí? ¿Quién fue el responsable de abrirles las celdas?”
Tampoco se le pidió al preso baleado que dijera con qué otro preso se estaba pelando. Y la mayor sospecha es que si el objetivo del policía era evitar que se peleara, “parece raro que uno solo de ellos haya terminado lesionado y nada menos que con cuatro proyectiles de goma”.
Otra de las denuncias advierte sobre malos tratos en Cárcel Central. Golpes de puño, patadas, cachetazos y que le caminen por encima de su cuerpo son algunas de las acusaciones que un preso dice haber sufrido por parte de dos guardias, según la denuncia presentada ante el Juzgado de Primera Instancia en lo Penal de 20º Turno.
El hecho ocurrió en julio del año pasado. Luego de las agresiones físicas los guardias obligaron al recluso a tomar orina de una botella que otro preso le alcanzó a los funcionarios policiales, según consta en la denuncia. Y le dijeron que “todos los días iba a ser igual”. Rato después, el preso intentó suicidarse ahorcándose, pero fue rescatado a tiempo.
