El conejito de Duracell

Lo más presente que tenían es el viaje a Catar, donde estuvo reuniéndose con empresarios, hablando de negocios, con el emir, hablando de visas y acercamientos, visitando estadios y seguramente dando una vuelta en camello por las dunas, aunque esas imágenes no las vimos. Uno de los hijos recordó que justo antes de irse había estado en la reinauguración de la Plaza de Toros del Real de San Carlos en Colonia, y otro recordaba que, unos días antes, había estado en la reapertura del histórico estadio Centenario dominando la pelota en el nuevo césped.

Así siguieron, acumulando recuerdos con las fechas dudosas, pero seguros de que lo habían visto ahí.

Así surgieron la inauguración del centro Pymes de Salto, y en la misma ocasión la asistencia al primer encuentro de fútbol inclusivo. Y desde la ceremonia de conmemoración de la batalla de Sarandí Grande en Florida, pasando por el centésimo trigésimo aniversario de Montes, en Canelones, hasta las visitas a Bolsonaro y a Alberto Fernández, al que le llevó de regalo una botella de vino y el proyecto que incentiva a los niños a leer y escribir.

Fortunato se sentó frente a la tele, bastante cansado ya, pensando cómo hace este fenómeno para que las pilas no se le gasten nunca. “Es joven, claro —pensó para sus adentros—, pero conozco muchos de la edad de él, o más jóvenes, que no le podrían seguir el ritmo”.

El informativista arrancó con las imágenes de Catar, los árabes de túnicas blancas, las firmas de documentos, las caravanas de limusinas negras, y al pobre Fortu se le iban cerrando los ojos.

—El presidente sorpresivamente decidió no regresar directamente a Montevideo, sino que hará dos escalas no programadas —dijo el locutor de la tele—. Lacalle Pou irá primero a Bruselas, para analizar con las autoridades de la Unión Europea los alcances de la tensión entre Europa y Rusia por las políticas de Lukashenko en Bielorrusia y por la amenaza de Rusia en la frontera de Ucrania, luego de lo cual se dirigirá a Washington, para conversar con el presidente Biden sobre este espinoso tema, ocasión en la que ofrecerá la mediación de Uruguay para atenuar las tensiones existentes, incluyendo la posibilidad de viajar a Moscú para reunirse con Putin, si fuera necesario.

—Esto es impensado –se decía a sí mismo Fortunato sin llegar a tomar conciencia de si estaba escuchando o soñando.

—Durante la visita a Washington —prosiguió la tele—, el presidente aprovechará para reunirse con el secretario Almagro en la OEA, de manera de ver en qué medida Uruguay puede cooperar con las presiones sobre Nicaragua, pendientes a que Ortega libere a los presos políticos y acepte un cambio radical en su opresiva política contra la oposición. No se descarta asimismo que el presidente haga otra escala no prevista en Miami para reunirse con representantes del grupo Cuba Libre, que apoya desde los EE.UU. la actividad de los opositores cubanos perseguidos por el gobierno castrista en la isla.

Si bien es un secreto, ha trascendido que en el vuelo de regreso habrá una escala no agendada en Venezuela, en un aeropuerto no revelado por razones de seguridad, donde mantendrá un encuentro con Juan Guaidó de una duración máxima de 30 minutos, que es el tiempo que demoran los radares de Maduro en detectar aeronaves no autorizadas en cielo venezolano. Allí le transmitirá al presidente paralelo todo su apoyo y se analizarán las vías de cooperación de Uruguay con la oposición pacífica tendiente a la celebración de elecciones libres en la patria de Bolívar.

Fortunato ya dormía, por lo que no se enteró de cómo seguía en realidad aquel informativo que él estaba soñando. Para él, las informaciones de su mente seguían brotando. Sobrevolando Paraguay, el mandatario mantuvo un diálogo telefónico con Alejandro Domínguez, el presidente de Conmebol, a quien le recomendó un sistema de sorteo de las copas Sudamericana y Libertadores que evitara el vergonzoso sistema aplicado por la Champions Ligue europea, ofreciendo sin cargo los servicios de la Dirección de Loterías y Quinielas del Uruguay, un ejemplo de probidad y seriedad profesionales.

El informativista que soñaba Fortunato terminó dando una noticia diferente. El locutor dijo que, una vez llegado al Uruguay, el presidente espera poder reunirse con el nuevo presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala. Los reiterados conflictos sindicales, paros, huelgas y ocupaciones merecerían un enfoque conjunto. La reunión, dijo el informativo, se había solicitado con 10 días de anticipación. Pero el máximo dirigente sindical uruguayo no ha dado aún respuesta a este planteo, ya que, se informó, no tiene ningún día disponible para en encuentro, según se dijo, “por problemas de agenda”. Fortunato se despertó gritando:

—¡Vieja, vení a ver esto!, a Lacalle lo reciben el emir de Catar, Úrsula von der Leyen, Biden, Almagro, Guaidó y ahora el Turco Abdala dice que no puede recibirlo ¡porque tiene problemas de agenda!

—Venite a seguir durmiendo en la cama, Fortunato —dijo la sufrida esposa—, me parece que esta noche bebiste demasiado…