El largo proceso electoral había terminado y en la Universidad Católica del Uruguay (UCU) sabían que la victoria de Luis Lacalle Pou traería cambios internos. No era solo una cuestión de afinidad de las futuras autoridades con la enseñanza privada, sino que, junto a la formación y un título de abogado, la institución le ofreció al ahora presidente electo la oportunidad de construir una task force propia que lo acompañó en la campaña electoral y que, en algunos casos, desembarcará en el gobierno nacional.
Los nombramientos de la primera línea del Poder Ejecutivo confirmaron esa proyección. Uno de los más cercanos a Lacalle Pou es Rodrigo Ferrés, un amigo y compañero de estudios que se convirtió en docente de Derecho Administrativo en esa universidad privada, que será el prosecretario de la Presidencia. Además, el próximo gabinete tendrá tres ministros que hoy tienen relación de dependencia con la UCU. Pablo da Silveira (Educación) es director del Programa de Gobierno de la Educación y docente, Omar Paganini (Industria) es el director de la Business School y Pablo Mieres (Trabajo) es docente y fue decano.
Al igual que Lacalle Pou, su ministra de Vivienda, Irene Moreira, y su vicecanciller Carolina Ache son doctoras en Derecho egresadas de la UCU.
Rebelde con custodia
Cuando fue estudiante tenía al mismo tiempo que cargar con el peso de ser el hijo del presidente y experimentar desde adentro las acusaciones de corrupción, que su padre llamó la “embestida baguala”.
En esa época, Lacalle Pou era “un rebelde” que vivía junto a su familia en la residencia presidencial de Suárez y, según reconoció en un libro al periodista Esteban Leonís, consumía marihuana y cocaína en forma regular, aunque pudo zafar de convertirse en adicto gracias a un “ángel de la guarda”.
Además de ese “ángel” que no lo salvó de caer preso en un clásico y ser apaleado, el hijo del presidente se tuvo que acostumbrar a una guardia de pistola en la cintura y hasta en ocasiones a asistir a clase con custodia en un auto de Presidencia, sobre todo cuando la extradición de tres etarras exiliados de Uruguay a España puso las cosas más tensas.
Cuando en marzo regrese a Suárez, ahora como número uno, y desembarque en la Torre Ejecutiva, Lacalle Pou se convertirá en el primer presidente egresado de una universidad privada, un lugar donde como alumno no destacó de forma especial, ni tampoco construyó vínculos fuertes con los jesuitas que gestionan desde el primer día este centro de estudios.
Cuando en marzo regrese a Suárez, ahora como número uno, y desembarque en la Torre Ejecutiva, Lacalle Pou se convertirá en el primer presidente egresado de una universidad privada, un lugar donde como alumno no destacó de forma especial, ni tampoco construyó vínculos fuertes con los jesuitas.
En la década de 1990 la Católica contaba con un plantel de reconocidos profesionales del Derecho como Juan Carlos Peirano Facio (Financiero), Jorge Peirano Facio (Civil), Enrique Tarigo (Procesal), Eduardo Jiménez de Aréchaga (Internacional Público), Didier Opertti (Internacional Privado), Amadeo Otatti (Penal), Héctor Gross Espiel (Derechos Humanos), y su decano fundador fue Augusto Durán Martínez, también prosecretario en el gobierno de Luis Lacalle Herrera.
La secretaria docente y profesora de Derecho Administrativo fue Mariella Saettone, quien dijo a Búsqueda que el hijo del presidente, si bien tenía un carácter más temperamental que su hermana mayor Pilar, que también estudió en la UCU, era “un alumno más” que, al menos dentro del aula y en el campus, no destacaba por la indisciplina, en un ambiente de estudio donde todos “estaban muy contenidos”.
El discurso construido en torno a la carrera política del bisnieto de Luis Alberto de Herrera apunta a que se produjo una decisión sorpresiva.
Poco antes de conseguir el título que jamás usó, Lacalle Pou confesó a Ferrés —en una noche de campo con cordero y vino de caja— que había decidido emprender el camino de sus antepasados, a pesar de que antes juró no ser político ni abogado, como admitió en el programa De Cerca, al periodista y filósofo Facundo Ponce de León, también director de departamento en la UCU.
Consultado por Búsqueda, Ponce de León se preguntó si se está ante una fuerte presencia de la Católica en este gobierno o más bien eso queda ahora más resaltado por la ausencia o magra presencia en los anteriores.
Liberalismo al mango
Aunque Ribeiro es una destacada historiadora, el peso intelectual más contundente en el nuevo gobierno lo tiene el filósofo Da Silveira, que militó en el Partido Demócrata Cristiano, se doctoró en Lovaina (Bélgica) y cuya reflexión liberal en los temas de la educación es al mismo tiempo temida y respetada desde la izquierda.
En la última edición de Brecha, el politólogo Gabriel Delacoste sostuvo que da Silveira “abona la idea común en la derecha y en la cultura de masas uruguaya: que la izquierda es instrumental, censora, estúpida, disciplinada y gris” en alusión a la interpretación que el futuro ministro hizo del pensamiento del italiano Antonio Gramsci.
El autor, sin embargo, reconoce que a pesar de “leer a Gramsci de una manera sorpresivamente tergiversada y superficial” se trata de un “intelectual de elite como hay pocos en Uruguay”, aunque se mueve “en tiendas católicas y liberales”.
En efecto, el nuevo “primer ministro” de Lacalle Pou fue formado por los jesuitas en el Colegio Seminario, estudió filosofía en la Universidad de la República y luego hizo su doctorado en la Católica de Lovaina, además de trabajar durante años en el Centro Latinoamericano de Economía Humana (Claeh) y ser analista de Equipos Consultores.
El exdecano de Humanidades de la Universidad estatal Álvaro Rico, por ejemplo, en ciertos temas está en las antípodas de Da Silveira, pero respeta el papel que juega la UCU en las tres áreas clásicas, algo que no era así hasta hace unos años entre la mayoría de los miembros de la universidad estatal.
“Tiene una concepción propia, formada de la educación; es uno de los pocos ministerios donde se sabe que va a haber una política, y además de ser un militante del Partido Nacional tiene el respaldo total del presidente”, dijo Rico a Búsqueda.
El otro peso pesado del nuevo gobierno que proviene de la UCU es Paganini, un experto en cuestiones de energía que fue puesto al frente del último proyecto de la Católica dirigido al mundo empresarial, la UCU Business School, que busca recuperar prestigio porque, sobre todo desde la aparición de la Universidad de Montevideo y la Universidad ORT, un proceso que tomó fuerza en el segundo gobierno de Julio Sanguinetti, con Mieres como director de Educación, la Católica quedó relegada como formadora de las elites.
En buena medida debido al peso de la escuela de negocios, la Universidad de Montevideo está mejor ranqueada al menos desde hace cinco años según calificadora internacional QS World University Ranking.
El historiador y cura jesuita Julio Fernández Techera, que desde 2016 es rector de la UCU, dijo a Búsqueda que “la universidad es nueva, porque tiene apenas 35 años, pero siempre tuvo gente en todos los gobiernos democráticos con base en el principio cristiano de servir”. Admitió, sin embargo, que el hecho de que Lacalle Pou será el primer presidente egresado es algo nuevo, motivo de orgullo y al mismo tiempo representa un desafío además de una sangría de académicos.
Recuadro de la nota
? El pasaje de “una universidad que no fuera comunista” a centro educativo plural con aval del Vaticano