Estudios en la región indican que las temperaturas mínimas ya no son tan bajas y que además ocurren con menos frecuencia. Entonces, ¿cómo afecta esto a Uruguay? ¿Hay un cambio en la frecuencia de heladas? ¿Cuántas ocurren por año?
Estudios en la región indican que las temperaturas mínimas ya no son tan bajas y que además ocurren con menos frecuencia. Entonces, ¿cómo afecta esto a Uruguay? ¿Hay un cambio en la frecuencia de heladas? ¿Cuántas ocurren por año?
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLos investigadores comenzaron a hacerse preguntas, algunas de las cuales ahora tienen respuesta. El trabajo titulado “Estudio climatológico y regionalización de heladas meteorológicas en Uruguay” fue realizado por Santiago de Mello bajo la tutoría de la docente Madeleine Renom y es resultado del trabajo de fin de carrera de la Licenciatura de Ciencias de la Atmósfera de Facultad de Ciencias e Ingeniería de la Universidad de la República (Udelar).
El primer paso fue analizar qué ha ocurrido con estas temperaturas mínimas con registros de hasta 100 años para atrás. “Encontramos que la década de 1940 había sido más cálida que las primeras y luego disminuyó hacia 1960 y 1970. De ahí en adelante hubo un aumento en las temperaturas mínimas medias anuales. Vimos un patrón, había fluctuaciones”, dijo De Mello a Búsqueda. Esos datos fueron solo el punto de partida.
Las heladas y sus repercusiones económicas eran abordadas por la prensa, pero “se encontró poco desde el punto de vista meteorológico” en publicaciones científicas, comentó De Mello. Hay algunas sobre el efecto de las heladas en los cultivos, pero desde el enfoque “climatológico” hasta ahora no había nada publicado.
“Es un evento que siempre ha pasado y que ha impactado económicamente al Uruguay, al agro, sin embargo no había nada” publicado en revistas arbitradas, dijo a Búsqueda Madeleine Renom, doctora en Ciencias de la Atmósfera y profesora adjunta del Departamento de Ciencias de la Atmósfera del Instituto de Física de la Facultad de Ciencias de la Udelar. Era necesario saber cómo está parado Uruguay en ese aspecto, comentó.
Las heladas blancas ocurren cuando el vapor de agua se deposita sobre la superficie de las plantas y forma una capa de hielo blanco. En la helada negra, la temperatura desciende por debajo de los cero grados Celsius y no se forma hielo superficial sino que se congela el agua en el interior de las células de la planta. Esta no es la única clasificación.
La helada por radiación ocurre cuando hay cielos muy claros y vientos calmos. Durante la noche el suelo se enfría y se produce la helada por pérdida de energía, disminuye la temperatura sobre el suelo seco. Sobre la capa fría del suelo hay una de aire a mayor temperatura encima, que se encuentra estable.
Este tipo de helada se podría combatir. “Hay que romper la inversión del frío abajo y caliente arriba y mezclarlo. Hay aparatos y distintas técnicas para tomar el frío de abajo y hacerlo ascender y que el calor baje”, comentó Renom. Soluciones similares para combatir la neblina son las que provee la empresa de Rafael Guarga, ingeniero y ex rector de la Udelar. “Otra gente quema cubiertas para calentar y romper la inversión”, agregó Renom.
Las heladas por advección no se pueden combatir. Se producen por una masa de aire frío polar que ingresa con viento. “Tendrías que cerrar una ventana que no existe”, comentó Renom. El tercer tipo de heladas es la mixta, que combina las dos anteriores.
La investigadora indicó que el interés por conocer más sobre las heladas, y ahora comenzar a estudiar para discriminarlas, ver su frecuencia y poder pronosticar qué tipo de heladas son las que afectan a Uruguay, tiene una importancia para los productores, las empresas de seguros y el Estado.
Además “hay muchas definiciones” de helada, comentó De Mello. “Las heladas meteorológicas —estudiadas por los investigadores— son los eventos de temperatura iguales o inferiores a cero grado ‘al abrigo’ meteorológico”, es decir, tomado en una garita estandarizada por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en todos los puntos de toma de datos, explicó De Mello. El termómetro se coloca a 1,5 metros sobre el nivel del suelo.
De todos modos, abajo en el suelo y sobre el cultivo las temperaturas pueden llegar a ser “mucho menores”: unos cuatro o cinco grados de diferencia entre el registro “al abrigo” y el suelo, por ejemplo, comparó Renom. Por eso ahora De Mello ha empezado a estudiar registros menores de dos grados “al abrigo”, porque sobre el suelo pueden estar ocurriendo heladas también.
El período de heladas —marcado cada año por la primera helada y la última que ocurre— se encuentra generalmente entre los meses de abril y octubre. En promedio ocurren entre seis y siete heladas. Las temperaturas promedio de heladas registradas ‘al abrigo meteorológico’ se ubican en los -1,1 grados Celsius (ºC).
La helada más intensa ocurrió en junio de 1967. Melo registró -11ºC y los demás puntos entre -5ºC y -6ºC. Melo y Mercedes presentan particularidades, mayor frecuencia de heladas y temperaturas más bajas que el resto. Los períodos de heladas consecutivas más largos ocurren en los meses de junio, julio y primeros días de agosto, con máximos de ocho días, como las de Melo y Mercedes, y de siete en Paso de los Toros.
Para realizar el trabajo tomaron datos desde 1950 hasta 2009, con series de temperaturas mínimas registradas. Renom aclaró que el país no cuenta con un registro continuo histórico. “Nos encantaría”, dijo, pero las estaciones automáticas son escasas y los registros muestran intervalos de varios años sin generar información. La docente indicó que sería necesario contar con una “red más densa” para estudiar el fenómeno al detalle en todo el país, pero “no hay” información. De todos modos se hizo un profundo estudio sobre la falta de datos, revisaron errores y utilizaron los intervalos más confiables. Tomaron datos de temperaturas mínimas diarias de once estaciones meteorológicas de Uruguay, diez de la Dirección Nacional de Meteorología (ahora Instituto Uruguayo de Meteorología, Inumet) y la otra del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA).
Las heladas generalizadas que ocurren en ocho o más estaciones a la vez tuvieron picos en la década de 1950, de 1970 y luego un aumento en 1990. También hubo algunas en 2009 y 2008. “Están dentro de la variabilidad que puede ser decadal. Tenemos que averiguar por qué se da”, dijo Renom. El equipo busca oportunidades para comenzar a trabajar con académicos del hemisferio sur, por ejemplo de Australia, porque podría existir un vínculo con lo que ocurre en las latitudes subpolares.
El estudio probó que el período de heladas cambió. “Vimos una disminución en el período de heladas del orden de los cinco días por década, de reducción. Además, el período se movió y se estaría reduciendo y a la vez corriendo siete días hacia agosto”, informó De Mello.
“En abril y mayo ya en los últimos 15 años casi no hubo eventos. Setiembre muestra tendencias negativas en ocurrencia de heladas más fuertes”, agregó Renom. Esta situación coincide en el otoño con un aumento de las temperaturas mínimas.
“Durante marzo, abril y mayo se ve una disminución en los eventos de noches frías. Genera un calentamiento nocturno durante el otoño y se ve reflejado en el impacto de las heladas”, dijo Renom. Impacta en el período de ocurrencia pero su número no disminuye.
“Esto se ve en los meses de invierno, en junio, julio y agosto. Se achicaron los períodos; las heladas no son menos sino que se concentran en un período más corto”, informó la investigadora. En junio observaron eventos intensos de heladas durante los primeros 15 días.
El estudio permitió comprobar que existen diferencias dentro del territorio. Las estaciones ubicadas más al sur —La Estanzuela en Colonia, Prado en Montevideo, Aeropuerto de Carrasco y Rocha— tienen un período de heladas más corto.
“El agua tiene mucha inercia térmica y estaría suavizando esa amplitud”, comentó De Mello.
Los investigadores profundizarán en el estudio de las primeras heladas intensas de junio, que pueden tener un gran impacto para el agro. Las plantas se adaptan al frío. ¿Pero qué ocurre si las temperaturas durante abril y mayo son más altas de lo normal? ¿Logra adaptarse? ¿Cuál es el impacto de la primera helada intensa? ¿Cuántas horas estuvo bajo esas condiciones de frío? Para este trabajo es necesaria la colaboración con Facultad de Agronomía, comentó Renom.
El evento de la helada en la investigación realizada se determina por la temperatura. “No estamos viendo la circulación todavía”, comentó Renom. “La helada depende mucho de la condición local”, del aire, si es una zona baja o no, si está cerca de un curso de agua, entre otros factores, mencionó. Las temperaturas mínimas en invierno están “afectadas” por la condición del lugar. Distinto es el caso de las temperaturas máximas en verano, ocurren en un espacio mucho más grande, amplio.
Renom recordó cuando la Udelar fue consultada por las heladas de 2011, que produjeron grandes pérdidas en el país. En Salto “el mismo cultivo” tuvo impactos diferentes, dependiendo de si se encontraba en una parte alta o baja. “En la parte baja mató todo el árbol”, porque “las temperaturas pueden alcanzar valores muy bajos en diferencias de metros de altura”. Por eso ahora los investigadores proponen comenzar a trabajar con estos otros aspectos también.
¿Cuál es la circulación atmosférica asociada a las heladas consecutivas? Esto ocupa también a De Mello. Los investigadores trabajarán además con información satelital y ampliarán además, el estudio, con datos del Inumet y de INIA entre 2009 y 2014.