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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáCon el Dr. Lacalle Pou no se puede repetir el error que cometieron no pocos dirigentes del Frente Amplio en 2019: no se puede subestimar su inteligencia, a esta altura probada en varias oportunidades pasadas y presentes.
Como parte de esa inteligencia, si algo más es, es lo que se llama un “hábil declarante”. Esta expresión, en mi infancia fraybentina, aludía a una condición bipolar: podía servir para hablar bien de una persona (“¡Este es una luz, sabe cómo explicarse o defenderse!”) y también podía utilizarse para lo contrario (“¡Este es un peligro, tiene una capacidad para escurrirse y dar vuelta las cosas!”). Lo mejor es no prejuzgar y dejar que quienes nos leen saquen sus propias conclusiones.
Según lo informado públicamente, en la reunión del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) del pasado 29, Lacalle Pou, fiel a su estilo frontal y por momentos mañoso, dijo unas cuantas cosas, algunas de las cuales cumplen su buscada función de revolver el avispero. Así –interrumpido varias veces por los aplausos de una audiencia mayoritariamente integrada por empresarios, es decir “los malla oro”– Luis manifestó que al dejar su mandato querría ser recordado como “querido por muchos (y) respetado por todos”.
Después, al parecer sin que se le moviera un músculo de su cara, al referirse al tema que nos ocupa no dudó en afirmar: “Los que hoy plantean el plebiscito no aportaron una idea [durante la discusión del proyecto de reforma previsional]. El Uruguay debe saber qué pretenden hacer si la ciudadanía les da la posibilidad de ser gobierno; no es plebiscito sí o no, esa es la fácil, yo quiero que les digan a las nuevas generaciones qué harán con la reforma de la seguridad social que con coraje aprobó este gobierno”.
Luego de leer estas declaraciones uno no puede menos que reflexionar sobre unos cuantos aspectos, dado que el mentor de las mismas es la figura política más importante del país en el actual período de gobierno. Ciertamente, es innegable que hay un sector de nuestros compatriotas que lo quiere, y un número importante de ellos y ellas que lo respetan. Como lo hemos señalado en otros temas: están en todo su derecho. El mismo derecho que tengo yo al hablar en voz alta con los lectores de Búsqueda.
El deseo, legítimo, genuino y muy humano de Luis, presenta algunas dificultades. En verdad, las primeras preguntas debemos hacérselas nosotros a él. ¿Por qué la reforma que le prometió al país en octubre de 2019 terminó siendo tan distante y en sentido contrario con lo que finalmente se aprobó por la coalición que encabeza? ¿Por qué les cambió las reglas de juego, perjudicándolos, a quienes les dijo que en ningún momento se las iba a cambiar? ¿Estaba siendo un hábil declarante para obtener votos y llegar al gobierno casi a cualquier precio? ¿Estaba mintiendo acaso?
Por otra parte, hablando de la reforma previsional es necesario reiterar una y mil veces que el pasado 15 de enero de 2020 –es decir, a las pocas semanas del inicio del trabajo del llamado Comité de Expertos en Seguridad Social– una delegación de la Asociación de Trabajadores de Seguridad Social planteó verbalmente y dejó por escrito su “propuesta alternativa”, producto de más de tres años de estudios de su comisión especializada en este importante problema. Dicha propuesta, de más de 20 páginas, aún puede verse “colgada” en la página web del CESS que da cuenta de sus actividades.
Entonces: o bien el señor presidente nunca se enteró de las principales iniciativas que se presentaban en el CESS,1 o si se enteró el pasado 29 mintió “a sabiendas” o de manera contumaz –lo que sería terrible–. Cualquiera de las dos opciones no son buenas para nadie.
Sin embargo, es probable que la explicación pueda venir por otro lado. En primer lugar, lo que busca es una rotunda e injusta negación del trabajo realizado por la ATSS, ninguneándola como suele hacer con cualquier posición, idea o postura que sea distinta a las que él defiende y sostiene. La lógica “si no estás conmigo estás contra mí”, en el Dr. Lacalle Pou suele transformarse cotidianamente en “si no están de acuerdo conmigo están en contra del país y del pueblo uruguayo”. (Esta lógica también es usada por algunos miembros de la oposición y muestran –en mi modesta opinión– una por lo menos tendencia a un cambio político y cultural importante que, de confirmarse, mucho daño nos podría causar como sociedad).
Ciertamente esa lógica le ha dado muy buenos resultados en varias oportunidades, pero eso no quita que uno tiene todo el derecho de decirle, sencillamente, no, no es así como deben funcionar las cosas en un país seriamente comprometido en proyectarse como sociedad más humana, más solidaria, más justa y verdaderamente democrática.
En segundo lugar, es evidente que vuelve a poner en la misma bolsa a la ATSS y el PIT-CNT con el Frente Amplio buscando que operen reflejos “anti-PIT-CNT dentro de las y los frenteamplistas”, o “anti-FA dentro de los trabajadores y trabajadoras”. En tal sentido, nuevamente aquí hay que hacer algunas puntualizaciones importantes. Entre ellas no podemos olvidar que también hubo sectores del FA que no le dieron bolilla alguna a la Propuesta Alternativa de ATSS y que quien estuvo omiso en presentar una propuesta diferente fue el FA como tal, y no quienes promovemos el plebiscito.
Resumiendo, entonces, en la más pura verdad, a los promotores del plebiscito no nos han dejado otra opción que defendernos, y la recolección de firmas es el único camino que se nos ha dejado para que las opiniones mayoritariamente contrarias a la reforma dentro de las trabajadoras y trabajadores encuentren un modo de expresarse libremente. Tan es así que la reforma constitucional que pretendemos plebiscitar se limita solamente a tres aspectos esenciales del régimen previsional vigente desde 1995: 1) el necesario aumento de las pasividades mínimas; 2) el freno a un eterno aumento de la edad jubilatoria (sin perjuicio de permitir cómo debe ser que cada uno y cada una trabaje hasta la edad que lo desee), y 3) la eliminación de las AFAP, cuya existencia es el gran tumor maligno que provocó buena parte de la verdadera crisis del sistema.2
En fin, por ahora y volviendo casi al principio: los conceptos de ignorancia y contumacia solo tienen como palabras seis o siete letras de diferencia. Pero en ambos casos creo que estarán de acuerdo conmigo en que no se trata de buenos atributos para que una persona sea querida y/o respetada. Con su innegable inteligencia, seguramente Luis lo sabe –aunque uno no logre llegar a comprender por qué no actúa en consecuencia.
Adolfo Bertoni
Expresidente de ATSS
CI 3.289.304-5
Notas:
1 Como dice no haberse enterado de tantas cosas que hacían Astesiano o Penadés o Bustillo o su alter ego Lafluff.
2 En estos días también salió a hablar de manera bastante furibunda contra el plebiscito el economista Munyo del CERES. En mi anterior carta a Búsqueda se responden por anticipado algunos de sus cuestionamientos. Digo ahora simplemente que jamás lo escuché ni a él ni al CERES cuestionar en su momento la estafa que se les hizo a la gran mayoría de “los cincuentones”, ni cuestionar ahora las pasividades de hambre que siguen cobrando alrededor de doscientos mil compatriotas, sin ir más lejos. (Probablemente, estamos corriendo el riesgo de transformarnos en una sociedad donde demasiados tienen “patente de corso” para decir cualquier cosa cuándo y cómo les convenga). El plebiscito sobre la reforma constitucional II