A continuación, un resumen de la entrevista que Nopitsch mantuvo con Búsqueda.
—Están por llegar a los dos años de gestión ¿Qué evaluación hace?
—Nosotros arrancamos un primer año difícil en materia económica, y esto no es pasar cuentas al gobierno anterior. Pero cuando llega un nuevo gobierno quiere concretar sus aspiraciones. Y había dificultades serias, con gastos importantes de funcionamiento. Después nos encontramos con problemas estructurales serios en el transporte y la caída de Raincoop. Fue un tema traumático, porque el transporte necesita una serie de transformaciones, y la caída de Raincoop pasó a ser el tema prioritario. Después, las nuevas prestaciones: Uber, que al final lo resolvimos, pero que también fue un tema muy traumático. El cuarto punto difícil fue la situación de limpieza, sobre todo la falta de equipamiento y de camiones. Con eso convivimos prácticamente un año, en el que tuvimos que sobrevivir tratando de hacer la limpieza de la ciudad, que es algo muy básico. Estas cosas nos llevaron parte de la atención y ahí fue que se tomaron alguna decisiones, que fueron, por ejemplo, hacer un ajuste muy importante en materia presupuestal, que se traduce en el superávit que presentamos en 2017 y que es una voluntad clara de ordenamiento económico. Y las otras cosas las venimos solucionando. Ahora por suerte tenemos la cantidad suficiente de camiones y contenedores, y pudimos resolver un poco estos temas de movilidad que fueron traumáticos.
—¿Están conformes con la limpieza de la ciudad en este momento?
—No. Lo que digo es que hoy, por suerte, tenemos el equipamiento para levantar la basura. La noticia en los diarios hoy no pasa por la limpieza. Nosotros necesitamos 30 camiones para levantar los 11.600 contenedores que tenemos en la calle, y hoy tenemos una disponibilidad de 36. Tenemos los necesarios para poder trabajar en dos turnos, pero no es suficiente. Por eso empezamos ahora la campaña de difusión y educativa que hubiera sido una bofetada a los vecinos de Montevideo si la hubiéramos largado antes. Tenemos que necesariamente cambiar hábitos de la población de Montevideo, porque esto no es solamente un problema de gestión de la Intendencia, sino también de compromisos de los vecinos. Y hay que apuntar, también, hacia otros horizontes: abordar el tema de clasificación en el origen, resolver los aspectos sociales que hay detrás de los recolectores de basura. Hay que buscar también soluciones nuevas en relación al sitio de disposición final. Estamos enterrando basura en Felipe Cardoso, con un panorama de uso de cuatro o cinco años como máximo. Tenemos que ver qué alternativa nos planteamos para delante. Y este es uno de los seis ejes centrales de nuestro programa de gobierno: tener una ciudad sustentable.
—Una de las áreas más complicadas dentro de la Intendencia parece ser la División Limpieza, donde ya van por el quinto director. ¿Qué es lo que sucede?
—Se dieron varios cambios, y creo que eso también responde a la preocupación del intendente en buscar alternativas a un tema que es central para nosotros. En algunos casos fue por asuntos personales, por opciones de trabajo en otros lados. Ahora estamos con un nuevo director general y encaminados...
—¿Pero por qué cree que es tan difícil dar con la persona adecuada?¿Es un hierro caliente dentro de la administración?
—Es que se dieron distintas circunstancias, y sí, es un hierro caliente. Yo estuve en esa área y creo conocerla bastante. Desde el punto de vista de la gestión, si a mí me preguntás, Limpieza es para una persona joven que esté full time, las 24 horas, porque siempre surgen urgencias. Ahora estamos en una situación mucho mejor, pero la situación anterior de necesitar 30 camiones y tener 8, era muy desgastante, muy límite.
—Otro de los temas claves de la Intendencia, y que como usted señalaba le generó mucho problemas, es el del transporte. ¿Qué diganóstico hace de la situación?
—Montevideo ha cambiado radicalmente. El crecimiento económico ha llevado a un aumento de venta de vehículos. La movilidad de Montevideo es otra y ahí tenemos que darle más eficiencia al transporte público, que además está en una crisis estructural, porque al tiempo que crece la venta de vehículos, baja la venta de boletos de forma sistemática. Y no se le puede seguir cargando al boleto ese problema. No puede seguir subiendo. Por eso estamos tomando medidas para que no suba el boleto o para que suba lo menos posible, y que a su vez mejoren los servicios: eso va por el lado de reestructurar líneas y apostar al sistema STM (Sistema de Transporte de Metropolitano), que nos permita tener un sistema de transporte más ágil y poder planificar en base a cómo se moviliza la gente. Estamos haciendo una encuesta de destino para saber donde suben los usuarios.
Todo esto tiene dificultades serias, porque aparte de la dificultades económicas, el transporte también es complejo en su estructura: hay cuatro compañías de transporte, una mayoritaria que es Cutcsa. Y a su vez, todos tienen partes sociales en el tema. Y no hay duda de que nosotros vamos hacia un sistema en un proceso en el que en seis años tienen que desaparecer los guardas y tienen que ser guardas conductores. Es un tema complejo, y es complejo porque, por ejemplo, cuando uno habla de Cutcsa, habla de una sociedad anónima que tiene cerca de 4.000 socios. Es casi como una cooperativa y está vinculada a la historia del transporte público de Montevideo. Entonces tenemos que ir acordando cómo ir haciendo los cambios. Y además que no son cambios que están solamente vinculados al mercado, porque con el transporte público uno tiene que llegar a todos los barrios y eso implica un déficit, pero hay que llegar. El objetivo nuestro es el usuario de Montevideo, pero, sin desmedro de eso, tenemos que tener en cuenta a todos los actores.
—¿El rol de Cutcsa, que concentra la mayor parte del mercado, es parte de la complejidad de cambiar el sistema?
—Y sí. Cuando uno negocia con Cutcsa, esta a su vez va a negociar con una asamblea con 4.000 socios; es decir, no es como una empresa privada en la que uno negocia con el dueño.
—Pero no se puede planificar el transporte a partir de los intereses de una empresa...
—No, por eso decía que nuestra prioridad es el usuario y la movilidad de la gente. Después, en función de eso trataremos de mitigar todas las consecuencias que implican mejorar la movilidad.
—El presidente de Cutcsa, Juan Salgado, es también asesor y amigo del presidente Tabaré Vázquez, por lo que evidentemente tiene un peso político. ¿Eso no complejiza todavía más las negociaciones?
—Uno no puede valorar sobre la simpatía o la antipatía que el presidente de Cutcsa le pueda despertar, porque Cutcsa es mucho más que Juan Salgado. Es mucho más compleja su estructura, y Juan Salgado no es un rey, es un presidente de esa asamblea que tiene que acompañar este proceso. Es tan complejo como la negociación con el resto de las cooperativas, y es complejo porque algunas de las decisiones tienden a cambiar radicalmente lo que hoy se viene haciendo.
—Pero negociar con Salgado es negociar con el asesor de Vázquez...
—Pero Salgado y la gente del transporte no son irracionales. Ellos entienden y saben que el transporte se puede mantener en la medida que el boleto no suba y la gente lo use. Por lo tanto en esto somos socios, todos tenemos que buscar una alternativa que nos permita buscar una solución.
—Mencionaba que parte de esa solución es la eliminación de los guardas. ¿Cómo se implementará?
—Serán seis años vinculados a bajar 1.700 puestos de trabajo. Hay que hacerlo gradual, y entra en juego la edad jubilatoria de la gente. Eso es parte de lo que estamos negociando en un consejo consultivo que lleva adelante con mucha prestancia (el director de Movilidad) Pablo Inthamoussou y todo el equipo de la Intendencia (en conjunto con representantes de las empresas y los usuarios).
—Ustedes dijeron que hasta enero el boleto no subiría, ¿eso se mantiene?
—Sí. Y estamos trabajando para ver cómo podemos mitigar al máximo el tema de la suba del boleto.
—¿Entonces en enero podría subir?
—Estamos estudiándolo y trabajando con las compañías para que no suba...
—¿Con la situación actual cuánto subiría?
—Disparatadamente. Si se toma en cuenta la paramétrica y la inflación, debería de pasar a valer cuatro pesos más en enero, lo que nos parece inviable, por eso estamos trabajando para que eso no sea así.