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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáAniversario del Instituto Nacional de Vitivinicultura; vida o muerte del vino uruguayo. A lo largo del corriente año se ha destacado por distintos medios —campaña publicitaria incluida— los 25 años del Inavi. Por haber sido partícipe directo de las gestiones que llevaron a su creación, su nacimiento y posteriormente integrante de su conducción desde el 23 de junio de 1988 hasta el 26 de enero de 2007, diversos actores de la sociedad me han consultado si es correcto que en 2013 se celebren 25 años del Instituto.
Por tanto, trataré de exponer objetiva y públicamente las diferentes fechas y acontecimientos que tienen que ver al respecto.
Desde 1982 —alentado por un proceso de reconversión vitivinícola iniciado por el Grupo CREA Viticultores a partir de 1976— se venía hablando en el país de una nueva organización para la vitivinicultura uruguaya que representaba por entonces miles de viticultores y bodegueros con sus respectivas familias y por ende era un sector económica y socialmente muy importante.
Un primer proyecto estuvo a punto de aprobarse por el Consejo de Estado del gobierno militar, pero la gestión de varios vitivinicultores logró que dicho proyecto naufragara (nunca tan válida ésta afirmación porque fue en una embarcación de pesca que se convenció a una de las máximas autoridades de aquel proceso de archivar aquel proyecto).
A partir de la instalación del nuevo gobierno democrático el 1º de marzo de 1985, diversos actores del sector vitivinícola formulan diferentes proyectos de ley. Es así que durante 1987, ante la diversidad de propuestas que había recibido el MGAP, su subsecretario, el Cr. Ricardo Lombardo, promueve la creación del Plan Honorario Vitivinícola que funcionaría bajo la órbita de dicha cartera de Estado y que se financiaría con un nuevo impuesto que pagarían los vinos. Dicha propuesta es incluida en el proyecto de ley de Rendición de Cuentas enviado por el Poder Ejecutivo al Parlamento.
Tomado conocimiento por parte de todas las gremiales vitivinícolas —en un hecho histórico— resuelven reunirse y unirse adoptando una posición común. Con dicha propuesta comparecen ante la Comisión de Hacienda de la Cámara de Senadores y promueven la creación de un Instituto de Vitivinicultura.
En esa comisión juegan un papel preponderante los senadores Jorge Batlle (colorado), Alberto Zumarán (blanco), Guillermo García Costa (blanco) y Francisco Rodríguez Camusso (Frente Amplio), quienes adoptan la iniciativa y redactan los artículos que crearían el Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi).
El 10 de noviembre de 1987 se aprueba la ley 15.903 y, tal cual establece el “Artículo 141. Créase el Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi) como persona jurídica de derecho público no estatal, con domicilio en la ciudad de Las Piedras, para la ejecución de la política vitivinícola nacional”.
Nació por tanto en ese momento el Instituto. Este acontecimiento se celebró con una multitudinaria asamblea realizada en la Sociedad Criolla de la Ciudad de Las Piedras.
El pasado domingo 10 de noviembre el Inavi cumplió 26 años de su creación y por tanto de vida.
Otras fechas importantes en la historia del Inavi son el 23 de junio de 1988 cuando se constituye el primer Consejo de Administración del Instituto, presidido por Ángel Mutio (MGAP) e integrado por Luis Plouvier (MEyF), José Argencio (MIEyM), Gerardo Alegresa (CB del U), Adalberto Villanueva (ONV), José Orrico (Fucrea), Juan Mazzuchelli y Álvaro Grasso (C de V), y Francisco Zunino (Menacovi). A partir del 1º de julio de ese año el Inavi asume funciones ejecutivas haciéndose cargo del control de la vitivinicultura en un convenio con la Dirección de Contralor Legal del MGAP y luego de sesionar en algunas reuniones en la sede central del Ministerio, pasa a trabajar en su primera sede ubicada en la Dirección de Fomento Cooperativo en la calle Rincón en la ciudad de Montevideo hasta comienzos de diciembre de ese año.
Es en ese período —julio de 1988— que se contratan los primeros funcionarios del Inavi en el área contable, legal y administrativa.
El 12 de diciembre de 1988 y por un muy breve lapso se radica el Inavi en la sede del Centro de Viticultores del Uruguay en Las Piedras.
En enero de 1989 se traslada al local arrendado en la calle Dr. Pouey 463 de la ciudad de Las Piedras, inaugurándose la sede —que actualmente sigue ocupando el Instituto— en abril de ese año, estando presente el presidente de la República, Dr. Julio María Sanguinetti.
Todas las etapas reseñadas fueron importantes para consolidar al Inavi. Por eso es menester respetar y homenajear a los gremialistas de la vitivinicultura —verdaderos visionarios— que promovieron la creación de aquel Instituto en 1987. A los legisladores de la época que en una verdadera lección cívica dieron vida al Instituto votando su creación por unanimidad. A los miles de viticultores, bodegueros, técnicos y proveedores que desbordaron la Sociedad Criolla de Las Piedras en noviembre de 1987 para con su presencia respaldar al nuevo Instituto. A sus primeros funcionarios que durante mucho tiempo fueron ejemplo de trabajo y dedicación.
Que la vitivinicultura está desde hace algunos años en una etapa muy difícil no es novedad; sus números actuales así lo marcan. Cae el consumo, crecen los vinos extranjeros en el mercado, disminuyen las bodegas elaboradoras y desaparecen cientos de viticultores. Para colmo, se ha propuesto una ley de regulación de las bebidas alcohólicas —que, de aprobarse incluyendo al vino— será el golpe de gracia para el sector.
Por todo ello, creo que en estas fechas el mejor homenaje para tanta gente que lo merece, es aportar ideas y posibles soluciones a la problemática actual de la vitivinicultura. De ahí la confección de un proyecto de ley que contribuye a ubicar al vino uruguayo en el lugar que le corresponde e igualando la normativa dictada por países como España desde 2003 y Argentina en julio pasado. Este aporte está ya en poder de algunos legisladores —lo he entregado también en Inavi — para su estudio, esperando que 26 años después de la creación del Instituto se dé otro paso —enorme como aquel— en defensa del trabajo de los vitivinicultores uruguayos, aprobándolo, ya que de no modificarse la situación actual se los condenará a su inexorable desaparición.
A continuación transcribo el texto (no incluyendo por motivos de espacio la exposición de motivos).
Proyecto de Ley
Artículo 1º. Declárase al vino uruguayo bebida nacional.
Artículo 2º. El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca en conjunto con la gremiales vitivinícolas a través del Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi) serán los encargados de establecer un plan estratégico para la consolidación y desarrollo de la vitivinicultura uruguaya. El mismo deberá contemplar:
a. La difusión de las bondades del consumo moderado del vino uruguayo.
b. Dar a conocer las características culturales de la producción, elaboración y consumo del vino uruguayo y sus tradiciones.
c. Promover un logo para el vino uruguayo como bebida nacional de tal forma que deba ser incorporado en las etiquetas de los envases que contengan vinos nacionales.
d. Impulsar el desarrollo de la economía vitivinícola.
e. Determinar que en todos los eventos oficiales, tanto del gobierno nacional como de los gobiernos departamentales —sean en nuestro territorio o en el exterior— deberá contarse con vinos uruguayos.
f. Toda otra medida tendiente a cumplir con los objetivos de la presente ley.
Artículo 3º. Con el fin de destinar recursos para la promoción del vino uruguayo como bebida nacional, se establece que a partir de la vigencia de la presente ley el valor de la tasa de control y promoción vitivinícola establecido por la ley 17.458 de fecha 8 de marzo de 2002 será de $ 26 por litro para todos los envases de hasta un litro de capacidad. Reajustándose la misma de acuerdo a la normativa vigente.
Artículo 4º. Exclúyase al vino uruguayo de cualquier norma legal o reglamentaria —vigente o que se proyecte de futuro— que regule el consumo, circulación o comercialización de bebidas alcohólicas. Rigiendo en la materia en forma exclusiva, la normativa vitivinícola específica vigente o que se dicte en el futuro.
Francisco Zunino Torterola
CI 3.427.819-6
Enólogo