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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáOtra vez más, seguimos sin despertar ni dejar hacer. Ya pasó medio siglo y la Universidad sigue en las mismas condiciones de declive en sus funciones y resultados. No es necesario rasgarse las vestiduras y decir que la culpa es de...
No, ¡la culpa es nuestra! Por permitir que hayamos llegado como estamos. Damos vergüenza a la población, al pueblo que mantiene ese sistema que todos sabemos que no funciona, reina y no produce.
Referirse de esta manera no es bien vista en los corrillos universitarios/partidarios.
Allí, las palabras “cambio” y “revolución” se intrincan sin rumbo ni resultado alguno. Sólo se mantienen personajes que hablan la jerga de dicho ambiente. Su finalidad consiste en subsistir en la huella de quienes nada les importa, porque “no es a mí a quien le toca”, u otros moldes, para no cambiar el destino que ellos creen conocer. Allí, quienes no concuerdan son despreciados y catalogados con los viejos y herrumbrados eslóganes.
¿Dónde está el país en el cual los profesionales uruguayos eran conocidos en el mundo y ahora son sólo noticia esporádica?
Por lo tanto, vamos como rebaño de ovejas a “nuevas elecciones universitarias” sabiendo que todo va a seguir igual. Por favor, ¡conciencia! Miremos a qué estado hemos llegado, permitido en todos los niveles imaginables de nuestro país.
¿Qué hay que hacer? Cambiar el sistema instaurado. No funciona; no da nada. Miremos al futuro, no el pasado. Pensemos para adelante: crecer, trabajar para ser mejores y no seguir en lo mismo, no denostar a quienes no aceptan esta situación como único resultado de seguir sin hacer nada. Dejemos de decir “¡qué horrible!, ¡qué dice ese!, ¡quién se cree!”. En su lugar, pensar, hacer, ayudar a los que vienen con lo que nos resta.
Carlos Sarroca
CI 1.790.459-8
Médico