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Si bien el corazón de las asambleas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) son las reuniones de sus gobernadores, en paralelo se suceden los seminarios —este año todos virtuales— sobre diversas temáticas relacionadas con la economía, las presentaciones de informes regionales o global, así como espacios específicos de exposición para algunos pocos países. Como Angola, Indonesia y Marruecos, esta vez Uruguay tuvo esa oportunidad.
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Aunque ya hubo varios foros antes y habrá otros después de esta semana, el lunes 12 se inició formalmente la reunión semestral de estos organismos con sede en la capital estadounidense. Uruguay tuvo ese día un protagonismo poco habitual para el país con una charla desde Montevideo a cargo de la ministra de Economía —y gobernadora ante el FMI— Azucena Arbeleche. Con el director para el Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, oficiando de entrevistador desde Washington D.C., ella repasó las medidas tomadas para contener el contagio de Covid-19 y al mismo tiempo mantener encendidos los motores de la economía, sin perder de vista la “agenda” de mediano plazo. En varias de sus intervenciones, el funcionario del Fondo fue deslizando comentarios de elogio a la estrategia seguida por la administración de Luis Lacalle Pou.
Sentada con la bandera uruguaya a su derecha y hablando en inglés, Arbeleche repitió que ya antes del 13 de marzo, cuando se declaró la emergencia sanitaria ante el Covid-19, había niveles altos de inflación y déficit fiscal. El nuevo gobierno asumió en un “contexto un poco complejo”, afirmó.
“No fue una decisión fácil” optar por el distanciamiento social voluntario en lugar de la cuarentena obligatoria, reconoció Arbeleche. Contó que se creó el Fondo Solidario Covid-19 para recaudar dinero y financiar parte de la mitigación del impacto de la crisis sanitaria y económica, resaltó el trabajo coordinado junto con la comunidad científica, además del “muy fuerte liderazgo del presidente” Lacalle Pou.
Werner respaldó diciendo que Uruguay muestra “resultados muy impresionantes”, antes de preguntarle cómo cambiaron los planes ante la pandemia. Arbeleche aclaró que se alteraron las prioridades, pero no los objetivos. “Nuestra agenda sigue presente”, enfatizó, y dijo que lo importante en la primera fase de la crisis fue que “no se paralizaran los motores de la economía”. También evitar que los problemas de falta de ingresos temporal para las empresas y familias se convirtiera en algo más estructural, en insolvencias.
Sobre la agenda de “reformas estructurales”, la ministra aseguró que ya se dieron algunos pasos a través de la Ley de Urgente Consideración y del proyecto de Presupuesto quinquenal. En ese sentido, se refirió a la “nueva institucionalidad fiscal” propuesta, que debería ayudar a mejorar el resultado de las cuentas públicas y a implementar una política fiscal contracíclica, además de recuperar una “credibilidad” que —dijo— se perdió en la admistración pasada.
Werner se expresó “interesado” en esos cambios institucionales y le preguntó qué motores visualiza para que Uruguay pueda acelerar su crecimiento potencial. Arbeleche mencionó como otra reforma en curso la de una política monetaria con “mejor comunicación, más transparente” y que no tenga “muchos objetivos al mismo tiempo”; también los cambios en la gobernanza de las empresas públicas. Y la reforma de la seguridad social para darle sostenibilidad.
La ministra destacó, además, la importancia de promover la inversión, y las recientes modificaciones al régimen de promoción y para la obtención de la residencia fiscal, para que “familias e inversores extranjeros vengan a Uruguay”.
Tras la respuesta, el director para Occidente del FMI alabó al gobierno diciendo que lleva adelante una “agenda impresionante” y “agresiva”.
Ante la pregunta sobre cuál es la estrategia de Uruguay en la dimensión medioambiental, Arbeleche respondió, primero, señalando los buenos “fundamentos institucionales” del país, lo que “no es nuevo”, y recordó el investment grade que posee el país y el hecho de ser una de las 22 democracias plenas del mundo, entre otros datos. Luego ratificó la importancia del cuidado del medioambiente, de preservar los recursos naturales para las futuras generaciones, y en ese marco la reciente creación de un ministerio sectorial.
Al llegar a una casi cronometrada media hora, Arbeleche comentó que varios indicadores están mostrando una recuperación de la economía —venta de autos, recaudación de impuestos, demanda de combustibles—, mencionó los desafíos en términos de investigación e innovación para el país a futuro, así como el propósito de mejorar la equidad de género. “Estos deasfíos no son nuevos. Al final, estamos comprometidos con los uruguayos en darles una mejor calidad de vida, con más libertad”.
Werner cerró agradeciendo el mensaje “muy claro” de la ministra.
El “Gran Bloqueo”. Esta asamblea del FMI y el BM viene teniendo lugar en momentos en que algunos países —sobre todo europeos— enfrentan una segunda ola de contagios de Covid-19, lo que obliga a volver atrás en los desconfinamientos. En América Latina la situación es disímil (ver recuadro). Gran parte de las charlas giraron en torno a la temática del coronavirus, el presente y las incertidumbres que plantea a futuro.
El Fondo actualizó sus proyecciones económicas. Para Uruguay, espera una contracción de la actividad de 4,5% este año que no llegaría a revertirse en 2021 (–4,3%), con niveles de desempleo que no bajarán de 9%. Sería un desempeño no tan malo comparado con el promedio de América Latina y el Caribe, cuyo Producto Bruto Interno caería 8,1% en 2020 y repuntaría un 3,6% el siguiente año.
En su informe Panorama Económico Mundial indicó que datos recientes sugieren que muchas economías han comenzado a recuperarse a un ritmo más rápido de lo previsto después del levantamiento de lo que llamó el “Gran Bloqueo”. Y agregó que ahora está proyectando una recesión “profunda” en 2020, aunque menos severa que lo esperado en junio: el PBI global se contraería 4,4%, aunque rebotaría 5,2% en 2021. La revisión está justificada en que las grandes economías avanzadas tuvieron desempeños no tan negativos en el segundo trimestre, un retorno del crecimiento más fuerte de lo esperado en China, así como signos de una recuperación más rápida en el tercer trimestre. “Los resultados hubieran sido mucho más débiles de no haber habido una respuesta de política fiscal y monetaria considerable rápida y sin precedentes y respuestas regulatorias que mantuvieron el ingreso disponible para los hogares, protegieron el flujo de efectivo para las empresas y apoyaron la provisión de crédito”. Colectivamente, según el FMI, estas acciones evitaron hasta ahora una repetición de la catástrofe financiera de 2008-2009. Pero “es probable que el ascenso sea largo, desigual e incierto. De hecho, en comparación con nuestra previsión de junio, las perspectivas han empeorado significativamente en algunos mercados emergentes y economías en desarrollo donde los contagios están aumentando rápidamente”.
La crisis por el Covid-19 dio lugar a otras reflexiones y previsiones en el marco de la asamblea.