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Una cancha presentada en excelentes condiciones, un muy buen nivel de juego que incluyó un récord y hasta un hoyo en uno, con un marco de público impresionante como hacía años no se daba y un desempate entre tres golfistas igualados tras los 72 hoyos fueron los aspectos más resaltables del Roberto De Vicenzo Invitational, Copa Nec, torneo perteneciente al PGA Tour Latinoamérica, disputado la semana pasada en el campo de juego del Club de Golf del Uruguay.
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Finalmente, en el segundo hoyo del desempate y con un birdie formidable, el mejicano José de Jesús Rodríguez se quedó con el título al vencer al norteamericano Timothy O’Neal en una definición apasionante. Al hacer bogey en el primer hoyo del playoff había quedado por el camino el argentino Sebastián Saavedra. Los tres habían igualado la primera posición con un excelente acumulado de 271 golpes, 17 bajo el par de la cancha, luego de las cuatro vueltas.
El certamen, que tenía un bolsa de U$S 150.000 dólares en premios, es uno de los quince torneos oficiales que comprende la nueva gira para la actual temporada y que se jugarán en nueve países de Latinoamérica. Confirmada la designación del Club de Golf del Uruguay como sede de una de las competencias de este año, la impresionante maquinaria organizativa del PGA Tour de los Estados Unidos, desembarcó con todo su peso en la institución de Punta Carretas.
Luego de cinco meses de reuniones, visitas, manuales y exigencias para el evento, durante la disputa del torneo pudo comprobarse el alto grado de profesionalismo de las nueve personas del staff del PGA Tour Latinoamérica, que por espacio de diez días trabajaron en nuestro país. Desde el ensogado de los tees y greens para ordenar el tráfico del público, la colocación de carteles en lugares estratégicos del campo, grandes tableros que servirían para conocer los resultados al instante, fueron marcando que se trataría de un evento jamás visto en el golf de nuestro país.
El campeonato significó además el retorno del golf profesional internacional al Club de Golf, luego de más de quince años sin competencias rentadas.
La competencia
Con la participación de 142 golfistas buscando su momento de gloria, el certamen comenzó con las primeras luces del jueves 25, un día otoñal realmente espectacular. Promediando la mañana los oficiales de reglas ya especulaban con que algunos grupos no podrían terminar la vuelta y en ese sentido comenzaron a barajar distintas opciones. Finalmente, confirmando sus previsiones algunos threesomes tuvieron que dejar de jugar por falta de luz. El enorme tablero ubicado en la zona del puttinggreen, cita obligada y punto de reunión para todos los aficionados presentes, mostraba al argentino Alan Wagner en la vanguardia como resultado de una excelente tarjeta de 64 golpes.
Muy temprano en la mañana al día siguiente, se completó la primera ronda con los grupos que habían abandonado, aunque por el ritmo de juego que se había dado en la ronda inicial se presumía que el mismo inconveniente se daría también en la segunda vuelta. Y así ocurrió, con la complicación que hubo que esperar al día siguiente para poder realizar el corte clasificatorio. Pese a ello, el viernes 26 de abril quedará registrado en la mejor historia del Club de Golf del Uruguay, ya que en esa jornada el norteamericano Timothy O’Neal hizo 63 golpes igualando el récord de cancha que tenía desde noviembre de 1994 su compatriota Ron Wuensche.
Vale destacar que el clima en esas dos primeras jornadas se unió a la fiesta y no hubo nada de viento, elemento que en general complica el accionar de los golfistas en el trazado de Punta Carretas tan próximo a la costa del Río de la Plata.
En la mañana del sábado 27 finalmente se pudo realizar el corte clasificatorio, el cual quedó establecido en 140 golpes, lo que determinó que solo 57 jugadores quedaran en competencia para afrontar las dos últimas vueltas. Vale destacar aquí la muy buena actuación de Juan Ignacio Lizarralde, el único golfista uruguayo en pasar el corte con un muy buen acumulado de 139 golpes para los 36 hoyos.
Con otra muy buena tarjeta de 67 golpes en la tercera vuelta el norteamericano O’Neal confirmó su liderazgo, en una jornada donde la menor cantidad de golfistas en la cancha les dio a los organizadores y al público un respiro en cuanto a los horarios de juego. Con un acumulado de 199 golpes para los 54 hoyos, O’Neal sacó tres de ventaja sobre sus perseguidores: el colombiano Marcelo Rozo y los argentinos Emilio Domínguez y Sebastián Saavedra.
Los tableros mostraban a esa altura del campeonato a nueve jugadores separados por tan solo cuatro golpes a falta de una ronda. Pero además de las posiciones, los comentarios se referían a si finalmente el récord del maestro De Vicenzo para los 72 hoyos de 272 golpes logrado en 1949 sería quebrado. Tal es el afecto y el reconocimiento que despierta la figura de De Vicenzo en nuestro país, que muchos de los presentes pedían que llegara el típico viento de la zona para la última vuelta para dificultar el rendimiento de los jugadores y proteger así su marca.
Un gran campeón
El sábado 27 los miembros del Comité estaban sumamente preocupados por los pronósticos del tiempo para la ronda final, que eran consultados cada tres horas a la central del PGA Tour en Estados Unidos. “Por la forma en que nos trataron, por los voluntarios, por la cancha, este torneo merece tener un campeón mañana y nosotros haremos todo lo posible para que ello suceda”, manifestó el norteamericano Matt Delaney, el director de la competencia”, en una de las tantas reuniones que se llevaron a cabo con los directivos del club anfitrión.
Inconveniente no menor era que la mayoría de los jugadores tenía previsto viajar el lunes 29 a Colombia, cita del próximo evento, por lo cual de no poder jugarse la última vuelta, el torneo quedaría reducido a 54 hoyos. Finalmente se optó por salir muy temprano en la mañana del domingo 28, desde los tees de los hoyos 1 y 10 en forma simultánea, previendo eventuales suspensiones del juego.
A pesar de los pronósticos del tiempo y de lo temprano de las salidas, el público se fue acercando y en un número realmente importante llegó a la cancha, dándole un marco acorde al evento que se desarrollaba.
En cualquier circuito, ganar un torneo se ha transformado en algo realmente difícil, dado el alto nivel de juego que se observa. Promediando los primeros nueve hoyos de la ronda final, O’Neal mantenía los tres golpes de ventaja con los cuales salió a jugar. Sin embargo, dos bogeys del puntero le abrieron la puerta a una cantidad de jugadores que esperaban precisamente algún tropiezo del líder. Y así se llegó a la definición. Con los tableros cambiando permanentemente los números gracias a una conexión online que permitía tener al instante los resultados hoyo por hoyo.
Entre tantas emociones y con el torneo totalmente abierto para varios golfistas también hubo tiempo para otra ovación con el hoyo en uno logrado por el argentino Miguel Rodríguez, con un hierro cinco en el hoyo 17.
Más atrás, jugando en el antepenúltimo grupo el mexicano Rodríguez con un birdie espectacular en el último hoyo colocó el score de 271 en lo más alto. Inmediatamente el comentario corrió por los fairways de Punta Carretas trasladándole toda la presión al último threesome, donde O’Neal y Saavedra llegaron igualados al capítulo final. Ambos tiraron para birdie, lo cual les hubiera dado el título sin prolongaciones. Pero fallaron los dos y ante el entusiasmo del público se anunció que habría un triple desempate a “muerte súbita” para conocer al ganador. Al mejor estilo de los grandes circuitos, los jugadores y sus caddies fueron llevados al tee del hoyo 18 en carritos eléctricos desde donde comenzaría la definición.
Allí hicieron par O’Neal y Rodríguez, mientras que Saavedra hacía tres putts terminando con bogey y se despedía del título.
A esa altura el público no daba crédito a lo que estaba ocurriendo: otro desempate, pero esta vez sería en el corto par cuatro del hoyo 8. Salió primero el mexicano y con un drive espectacular recorrió las 325 yardas que tiene el hoyo de largo para poner la pelota en el green con un solo golpe ante el delirio del público. Llegó el turno del norteamericano, quien terminó en el bunker de la izquierda. Desde allí una mala sacada, la pelota que rueda por todo el green para caer detrás del mismo y dejarle todas las posibilidades a Rodríguez quien con dos putts pudo finalmente celebrar el ansiado título. Varios de sus compatriotas que alternan en el tour corrieron para abrazarlo.
En la ceremonia de premios, tras recibir la copa en manos de la ministra de Turismo y Deportes, Liliam Kechichian, el mexicano mostró su gran alegría por un triunfo que le permite de ahora en más jugar todos los torneos del PGA Tour Latinoamérica sin clasificaciones previas por el lapso de un año.