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El Masters de Augusta es evidentemente un torneo especial. Será por su majestuosa cancha, por la gran cantidad de tradiciones que luego de casi ocho décadas son reconocidas como normas, por los 200 países que ven en directo la definición. Vaya uno a saber, pero la realidad, edición tras edición, muestra que este campeonato tiene una “magia” propia.
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Queda la sensación una vez que el último golfista emboca el último putter, que los 18 hoyos del Augusta National parecen poco. Por el cambio de líderes, por tiros realmente fantásticos, por errores poco creíbles, por las ovaciones y los lamentos del numeroso público y hasta por la forma en que se da la definición, en el aire queda flotando esa sensación.
Una vez más, todo ello ocurrió en el Masters de Augusta, en la tardecita del domingo 14 cuando ya casi no se veía por la falta de luz, y el nerviosismo de los organizadores hacía suponer que la definición recién llegaría al día siguiente.
Tras una extenuante jornada, sobre el green del hoyo 10 con las últimas luces del dia, se confundían en un abrazo dos gladiadores. Nadie se movía, todos buscaban en su quietud perpetuar ese momento único y mágico que el australiano Adam Scott y el argentino Ángel Cabrera habían brindado en la dilucidación del Masters.
Ambos habían empatado el primer lugar tras los 72 hoyos con un score de 279 golpes, nueve bajo el par de la cancha, por lo cual fue necesario recurrir a un playoff —decimosexto en el historial del certamen — para conocer al ganador.
Los dos golfistas llegaron de manera diferente a dicha posición: Scott embocando un putt para birdie en el último hoyo desde cinco metros en bajada y Cabrera luego de observar lo que ocurría en el grupo de adelante sabiendo que tenía que hacer tres golpes en el 18 para forzar un desempate.
Conscientes de que la gloria estaba reservada para uno solo de ellos, salieron a desempatar jugando primero el hoyo 18, donde ambos hicieron par. Quedaba muy poca luz y fueron rápidamente al tee del 10 para continuar con la definición. Luego de dos buenas salidas, Scott y Cabrera colocaron la pelota en el green con su segundo tiro. Primero jugaría Cabrera y por esas cosas que tiene el golf su pelota quedó colgada en el borde del hoyo. Era el turno del australiano, quien magistralmente asesorado por su caddie Steve Williams — el ex de Tiger Woods — embocó desde cuatro metros para soltar un festejo sentido, prolongado.
Atrás quedaban años de frustraciones, amarguras y numerosos segundos puestos, especialmente el del British Open del año pasado, cuando hizo cuatro bogeys en los últimos cuatro hoyos para perder por un solo golpe con el sudafricano Ernie Els.
Scott ganaba a los 32 años el primer Major de su carrera, convirtiéndose además en el primer australiano en ganar el Masters de Augusta en sus 77 años de historia. “Es maravilloso que el destino haya querido que sea yo el primer australiano en ganar en Augusta”, confesó el ganador luego de la premiación, en la que el campeón saliente Bubba Watson le colocó el tradicional saco verde, símbolo de victoria en Augusta. “Australia es un país de grandes deportistas. El golf es un deporte muy popular y ha tenido grandes golfistas”, declaró. “Greg Norman ha sido una fuente de inspiración para todos nosotros”, remarcó. “El me ha dedicado mucho tiempo, inspiración y confianza, una buena parte de esta victoria le pertenece a él” añadió Scott.
Las leyendas.
El jueves 11 dio comienzo la edición 77ª del Masters de Augusta, un campeonato caracterizado por sus tradiciones, costumbres y reglas propias, al cual solamente se accede por una invitación cursada por el Comité Organizador. A las 8 de la mañana de ese día, ante una verdadera multitud que rodeaba el tee del hoyo uno del Augusta National, Arnold Palmer, Jack Nicklaus y Gary Player, cumplían con una tradición que comenzó en 1963. Estas tres leyendas vivientes del golf pegaron un drive simbólico, en el inicio formal a la competencia. Al final de la jornada el español Sergio García y el australiano Marc Leishman compartían la punta con 66 golpes.
Un senior destacado.
Para sorpresa, el norteamericano Fred Couples de 53 años, que ganó el Masters dos décadas atrás, cumplía otra brillante actuación y con un acumulado de 139 golpes quedó el viernes 12 a solo un golpe detrás del nuevo líder, el australiano Jason Day. El corte clasificatorio de esa jornada fue en 146 golpes, quedando 61 jugadores en competencia. En otro hecho a destacar, el joven chino de apenas 14 años Tianlang Guan — multado con un golpe por juego lento en esa vuelta— pasaba el corte.
Penalidad y controversia.
En la segunda ronda, Tiger Woods en el hoyo 15 con su tercer tiro le pegó al asta de la bandera y la pelota recorrió todo el green para finalmente caer en el hazard de agua. Ante el asombro del propio Tiger y de todos los que observaron la situación, el número uno del mundo decidió volver al sitio donde ejecutó el tiro original y volvió a jugar con la penalidad correspondiente. Hasta ahí todo normal, pero en la entrevista con la televisión después de terminada la vuelta, Woods confesó que caminó “unas yardas más atrás” del lugar original temiendo que le ocurriera lo mismo. Ese comentario fue determinante para que se observaran las filmaciones correspondientes y se comprobara que Tiger jugó desde un lugar equivocado. En la mañana del sábado 13, cuando el incidente era comentado el Comité del Campeonato analizò con Tiger la situación. Finalmente se le agregaron dos golpes de multa cuando en realidad lo que correspondía era la descalificación por entregar una tarjeta con golpes de menos. La televisión contenta, Woods jugaría el fin de semana.
Los enormes tableros mostraban al final del día al norteamericano Brandt Snedeker y al argentino Ángel Cabrera, en una actuación formidable hizo cinco birdies en los últimos seis hoyos, como líderes de la competencia a falta de una vuelta.
Reñida definición.
Con ocho jugadores separados por solamente tres golpes se jugó la ronda definitoria bajo una persistente lluvia, el domingo 14. Con los nervios lógicos de toda definición y más aún en una cancha como la de Augusta, tras los primeros nueve hoyos
Cabrera era el puntero con dos golpes de ventaja sobre los australianos Day y Scott. Sin embargo, dos bogeys del cordobés en los hoyos 10 y 13 llevaron a un nuevo cambio en la vanguardia ante el delirio del público presente. Pareció que el torneo era para Day, quien con un birdie en el hoyo 15 puso el score de menos 9 en lo más alto del tablero. Pero Augusta es Augusta y dos bogeys del australiano en el 16 y en el 17 le quitaron la posibilidad de su primer saco verde. Quedaban en la cancha los dos últimos grupos, y el torneo era un mano a mano si no pasaba una catástrofe entre Scott y Cabrera. El australiano con una ronda perfecta de 69 y sin ningún bogey en su tarjeta, algo difícil de concebir en Augusta, fue el primero en terminar. Cabrera mostrando su gran clase hizo dos birdies en los últimos tres hoyos para forzar un desempate.
Clasificación.
Las primeras diez ubicaciones de la edición 77ª del Masters de Augusta jugado en el Augusta National Golf Club del 11 al 14 de abril fueron las siguientes:
— Adam Scott (Australia), Ángel Cabrera (Argentina) 279 golpes
— Jason Day (Australia) 281
— Tiger Woods (EE.UU.) 283, Marc Leishman (Australia) 283