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Con la puesta en marcha de un nuevo Código del Proceso Penal (CPP) el 1º de noviembre, los fiscales asumieron parte de las tareas que antes realizaban los jueces: ahora son ellos quienes reciben los reportes de la Policía y se encargan de investigar los hechos. Esta nueva distribución cambió en forma considerable las cargas de trabajo entre fiscales y jueces. Mientras en los juzgados el ritmo es más bien tranquilo y el funcionamiento del código recibe elogios, en las fiscalías el ambiente es de “desesperación”.
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No es solo el incremento de trabajo: los fiscales sostienen que el régimen laboral, tal como fue organizado, es “extenuante”. Afirman que no dan abasto si no se aumenta la cantidad de personal y reclaman mejoras “urgentes” en el sistema informático, que no ha parado de darles dolores de cabeza. En el interior del país, la situación es aun más complicada, aseguran. Al haber menos fiscales, deben ocuparse de varias materias a la vez —el sistema penal nuevo y el antiguo, los asuntos de Aduanas, Familia, Violencia Doméstica, Faltas—, lo que dificulta más responder a las demandas crecientes del nuevo proceso.
La situación puso en pie de guerra a la Asociación de Fiscales desde el primer día en que se puso en marcha el código y las protestas no han hecho más que aumentar. Los fiscales del interior se sumaron al reclamo con una carta que recogió 120 firmas y que en siete páginas detalla las dificultades que han enfrentado en las primeras semanas.
Aunque la Fiscalía General dijo que está dispuesta a contemplar las demandas y mantuvo reuniones con representantes del gremio, la propuesta que presentó con modificaciones en la distribución de turnos en Montevideo recibió solo un voto a favor y 59 en contra. La negociación se trasladó al Ministerio de Trabajo.
“Nuestra carga de trabajo se ha cuadriplicado, quintuplicado, sextuplicado”, afirmó el fiscal Gustavo Zubía, vicepresidente de la asociación, el pasado jueves 7 en la Comisión de Asuntos Laborales de la Cámara de Senadores. “Estamos ante una situación de alarma roja”, aseguró. Desde el interior la asociación recibió “planteos de desesperación frente a lo que representan las nuevas cargas del Código del Proceso Penal”, añadió.
Zubía aclaró que la asociación es “ferviente partícipe” del nuevo código, y que los desacuerdos son con la “forma de instrumentación” del trabajo por parte de la Fiscalía General.
“Venimos acá a pedir socorro”, dijo la fiscal adjunta Dorita Abuchalja, ante los legisladores. La fiscal adscripta Mariela Suárez aseguró que la situación “sobrepasa las condiciones laborales y se transforma en un problema de seguridad para la ciudadanía”.
En la misiva que los fiscales del interior hicieron llegar a la Fiscalía General, divulgada por el portal Caras y Caretas, se detalla un régimen de turnos “extenuante” y jornadas de trabajo “extensas” que en muchos casos superan las 16 horas.
El fiscal de Maldonado Rodrigo Morosoli, uno de los firmantes, dijo a Búsqueda que la carta se envió con un espíritu “propositivo”, ya que apoyan el nuevo modelo acusatorio. “Reconocemos las dificultades lógicas de implementación, y las señalamos para que se corrijan”, explicó. “Pero estamos embanderados con la reforma”, agregó.
Cronograma.
Hasta ahora, las propuestas de la Fiscalía General para ajustar la organización de las sedes fueron rechazadas por el gremio. Sin embargo, Zubía dijo en el Parlamento que durante la negociación en el Ministerio de Trabajo la Fiscalía presentó algunas alternativas “parciales” que la asociación no “vería con malos ojos aceptar”. Pero eso, no obstante, si primero la Fiscalía reconoce “que ha existido una implementación muy defectuosa, que está indebidamente gravando” los derechos de los fiscales y “atentando contra el funcionamiento del sistema”.
Esta semana la asociación envió una propuesta al Ministerio de Trabajo y a la Fiscalía en la que plantea un cronograma con plazos para que se solucionen los problemas, dijeron a Búsqueda fuentes del gremio. La asociación reclama modificaciones en tres áreas: las fiscalías que funcionan con el sistema penal viejo —que continúan las investigaciones iniciadas con el código anterior—, las que trabajan con el nuevo modelo y las sedes del interior.
