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“Obreros y estudiantes, unidos y adelante” era la leyenda del cartel de más de catorce metros de largo que formó parte del acto de la central única de trabajadores, PIT-CNT, en el primer acto después del golpe de Estado, en 1983. Allí estaban reflejadas las “bases” y las “armas” con las que la izquierda uruguaya pelearía por llegar al gobierno: unir las fuerzas de sus dirigentes con los sindicatos y la Universidad de la República (Udelar).
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Sin embargo, esta vieja consigna ya no retumba en los cánticos de las movilizaciones políticas del Frente Amplio, el PIT-CNT y mucho menos de los estudiantes. Es que tanto para integrantes de la fuerza política como para las autoridades de la Universidad “el divorcio” entre ambas organizaciones es cada vez más pronunciado.
Este escenario de “fricción” entre el partido de gobierno y la Udelar se incrementó en los últimos años. En primer lugar por diferencias en las partidas presupuestales de los diferentes proyectos de Rendición de Cuentas. En segundo lugar porque el oficialismo ha impulsado la creación de dos nuevas universidades públicas; una ya aprobada en el Parlamento para dictar carreras técnicas e innovadoras en el interior del país, la Universidad Tecnológica (UTEC), y la segunda para dar carácter universitario a la formación docente, la Universidad de la Educación, que será aprobada en la Cámara de Diputados el 1º de octubre gracias a un acuerdo entre la bancada del Frente Amplio y el Partido Colorado.
Las autoridades de la Udelar han establecido reparos a la creación de estas dos nuevas instituciones. Aseguran que no han tenido en cuenta sus sugerencias para ambos proyectos y consideran que es una especie de “competencia”, ya que las nuevas carreras podrían haber sido incorporadas dentro del marco de la Udelar. El tema fue discutido el 5 de julio en la Mesa Política del Frente Amplio, que recibió a los representantes de todos los órdenes de la Udelar (rector, decanos, docentes, egresados, funcionarios y estudiantes) en el marco de la discusión de la última ley de Rendición de Cuentas. Según consta en el acta, los representantes de la Udelar manifestaron su preocupación por el “alejamiento de la fuerza política” y la “falta de ámbitos para articular estrategia educativa y mirada a largo plazo sobre el proceso de transformaciones que se está dando en el país”.
A su vez el 20 de agosto, en la sesión del Consejo Directivo Central (CDC) de la Udelar, el rector Rodrigo Arocena enfatizó su disconformidad con la postura de algunos dirigentes del Frente Amplio respecto a los objetivos de la Universidad de la Educación.
“¿Se quiere tan solo darles títulos universitarios a los docentes o se busca realmente ofrecerles formación universitaria? Dar títulos universitarios es relativamente sencillo y puede dar muchas satisfacciones a corto plazo. Pero claramente no es el problema. El problema es cómo formar a los docentes a nivel universitario. Buena parte de las consideraciones que vienen del sistema político no tienen esto en cuenta”, afirmó. El rector añadió que en 2012 “el sistema partidario entendió que la creación de las instituciones pasaba a ser esencialmente una tarea que tenía que hacer por sí”, cuando debiera ser el resultado de un amplio proceso de consulta, y para eso “ignorar a los actores de la educación no parece por cierto el camino más indicado”.
En la misma sesión Ariel Castro, consejero por el orden docente, remarcó lo “vacío del discurso” político. “¿Qué espacio hay para discutir estos temas? Estamos en un país que se tomó dos años de idas y venidas para discutir la legalización de la marihuana pero se plantea tomar menos de un mes para discutir la formación docente. Hay una concepción de que estos temas, que son de una importante trascendencia a largo plazo, se resuelven con cuatro líderes políticos que se juntan y arman un documentito fácil de leer”, señaló.
“Celos de hermana”.
El diputado socialista Roque Arregui, quien presidió la Comisión de Educación de la Cámara de Representantes donde se trabajaron los dos proyectos, aclaró que las autoridades de la Udelar fueron consultadas en todo momento y que sus opiniones fueron tenidas en cuenta.
“Les hemos pedido opinión, lo que no significa que tengamos que hacer lo que ellos dicen. Pero consultados fueron, no pueden decir lo contrario”, aclaró el parlamentario en conversación con Búsqueda.
Arregui remarcó que al Frente Amplio “le interesa mucho” tener una relación “fluida” con la Udelar aunque “es claro” que no son la misma organización.
“El partido de gobierno tiene un mandato de la ciudadanía en su conjunto y no de una sola institución. Es una institución muy importante para la vida cultural y social del país. Hay que gobernar en conjunto para toda la sociedad”, indicó.
Arregui remarcó que en los temas presupuestales y de proyectos vinculados con la educación siempre se los ha tenido en cuenta. “Lo que sí no puede hacer el Frente y su bancada es que lo que propone la Udelar tiene que ser todo compartido y todo tiene que ser escrito. No es el organismo que debe decidir la política educativa”, subrayó.
En el mismo sentido opinó otro de los legisladores oficialistas que trabajó en los dos proyectos de ley, José Carlos Mahía, para quien “el paso del tiempo va a ir acomodando los zapallos en la carreta” sobre la relación entre el oficialismo y la Udelar. El legislador dijo a Búsqueda que la oposición de las autoridades de la Udelar a las nuevas instituciones “es más una cuestión de celos de hermana, que de otra cosa”.
Destacó que el gobierno de José Mujica inició su período con una universidad y lo va a terminar con tres. “Eso es un paso muy grande en mejorar la educación. Es un paso verdaderamente transformador”, afirmó. Además aclaró que el viejo slogan —“obreros y estudiantes, unidos y adelante”— sigue presente, más allá de que hoy la realidad es diferente. “Tenemos que verlo en una perspectiva de siglo XXI. Y acá el Frente Amplio cuando entra a gobernar ve más allá de sus clásicos acuerdos históricos y la sociedad en su conjunto no organizada pesa a la hora de tomar decisiones”, explicó.
Cogobernados.
Al igual que la Udelar, las dos nuevas universidades tienen la característica de ser cogobernadas, es decir, dirigidas además de por un rectorado por los órdenes estudiantiles y docentes, entre otros. Esto fue lo que llevó a blancos y colorados a oponerse a su creación. Sin embargo los blancos prestaron sus votos para el caso de la UTEC, y ahora lo harán los colorados con la Universidad de la Educación, que necesita mayoría especial.
El diputado nacionalista Rodolfo Caram opina que permitir el cogobierno supone “darle mucho poder a los sindicatos de la educación, que han paralizado el sector en cada conflicto salarial”. En referencia a este tema, Mahía reconoció que “siempre es un riesgo” que el poder recaiga sobre un sindicato que ha planteado un fuerte conflicto en los últimos tiempos pero la apuesta es “a largo plazo” y no se puede “juzgar las definiciones de una institución por cuestiones coyunturales”.