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Es una de las actrices francesas de mayor prestigio internacional. Trabajó bajo las órdenes de Alain Resnais (Mi tío de América), Claude Lelouch (Los unos y los otros) y Bertrand Tavernier (Que la fiesta comience), entre otros. En la década de 1990, a los 40 años, de forma paralela a su labor como actriz, Nicole Garcia decidió pasar al otro lado de la cámara e inició su carrera como realizadora. Tras títulos como Los caminos del corazón, El hijo preferido y Place Vendôme, en 2002 estrenó la que quizás sea su mejor obra —y también la más oscura—, El adversario. Basada en la homónima novela de no ficción de Emmanuel Carrère, la película recrea el siniestro periplo de Jean-Claude Romand, quien mató a toda su familia (a su esposa y a sus hijos, a sus padres y a su perro) cuando sintió que estaba a punto de revelarse una realidad que mantuvo oculta a sus allegados durante 18 años. El de Romand es el caso retorcidamente más oscuro y extremo dentro de una filmografía habitada por personajes de sentimientos y estados mentales intensos y cuestionables, personajes que se sienten incomprendidos, desorientados, y que la misma directora define como seres que desean y buscan mantenerse erguidos, en equilibrio, a pesar de experimentar el derrumbe por dentro. El noveno largometraje de Garcia como directora —que no actúa donde dirige— es un melodrama de corte clásico, un relato de amor, de locura y de muerte. Y el de Gabrielle, su protagonista, constituye un caso arquetípico dentro del cine de la realizadora francesa. Aunque, a diferencia de Romand, su naturaleza es luminosa, a pesar de la oscura tormenta que se agita en su mente.
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Ambientada a mediados del siglo XX, Un momento de amor transcurre a lo largo de 20 años en la vida de Gabrielle (interpretada por la ganadora del Oscar Marion Cotillard), una mujer que busca un estado, una especie de vivencia real y trascendente que ni su familia ni muchas personas que conoce alcanzan a comprender del todo; puede sonar terriblemente cursi, pero Gabrielle necesita amor. Busca, a través de la exploración de la sexualidad, una experiencia elevada, que podría definirse como espiritual, y por la que quienes la rodean perciben como actos de una endemoniada impureza, cuando no el producto delirante de una mente enferma.
Aturdida, inquieta e inestable, es obligada a casarse con José (Alex Brendemühl, protagonista de Wakolda), a pesar de que ella no lo quiere. José es un español exiliado de la Guerra Civil, un hombre bienintencionado que trabaja temporalmente para su familia y se encargará de convertir a esa loca en una “mujer respetable”. Y así, con el deseo enjaulado, Gabrielle pasa de la jaula de la familia a la jaula del matrimonio. Hasta que la enfermedad llega para curarla. Gabrielle es trasladada a Suiza, a un establecimiento de hidroterapia, para tratar sus endiabladamente dolorosos cálculos renales, su “mal de piedras”, como anuncia el título original del largometraje. Y es durante la estancia en este spa donde conoce a Andre Sauvage, teniente del ejército francés, herido y dolorido, de quien se enamora de ese modo que deseaba enamorarse. Así se forma un extraño triángulo, aunque Un momento de amor también se introduce en otros asuntos, que van más allá del miedo y el deseo, asuntos como las dificultades para expresar sentimientos, para conectarse y entender al otro.
El largometraje, adaptación de Mal di pietre, novela de la prestigiosa autora italiana Milena Agus, que se publicó originalmente en 2006, por momentos llega a pasarse con la melaza. Se guarda un truquito para el final que, por su resolución, puede parecer un poco tramposo, opción rápidamente desestimable, dado que la escurridiza mente de Gabrielle es parte de esta historia. Un momento de amor formó parte de la competencia oficial del último Festival de Cannes y recibió ocho nominaciones a los premios César, el equivalente francés de los Oscars de Hollywood. La dirección de arte ofrece un realismo puntilloso, donde se nota que los objetos y los escenarios del pasado también tuvieron pasado. Brendemühl no la tiene fácil con un personaje introspectivo, firme y en cierto modo dulce y dócil a la vez. Y si había una actriz en Francia para encarnar a la vibrante, sensual y enjaulada Gabrielle, esa es Cotillard. La intérprete ganadora del Oscar en 2008 por La Vie en Rose, expresa con todo el cuerpo la alienación, la energía y la perplejidad de un personaje de singular complejidad, una criatura entre endemoniada y angelical, que vive en un constante pelea interior.
Un momento de amor(Mal de Pierres). Francia, Bélgica, Canadá, 2016. Dirección: Nicole Garcia. Guion: Jacques Fieschi y Nicole Garcia, a partir de la novela de Milena Agus. Con Marion Cotillard, Louis Garrel, Alex Brendemühl, Brigitte Roüan y Victoire Du Bois. Duración: 120 minutos.