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Daniel Peña dice que tiene la casilla del celular saturada de mensajes. Que no para de recibir llamados de “gente que quiere ponerse a trabajar y militar” con él. “Estoy sorprendido”, dice. “En cinco días me pasó lo que nunca en 20 años de política”. El miércoles 21, Peña anunció que abandonaba el Partido Nacional para sumarse a las filas del empresario Edgardo Novick. La noticia generó un pequeño revuelo en los blancos, que se enteraron de repente que además de contar con ex dirigentes colorados, el líder del Partido de la Concertación también puede llevarse a nacionalistas. Novick abrió un hueco en el único partido, al menos por ahora, que tiene aspiraciones ciertas de desplazar al Frente Amplio para llegar al gobierno. Si había dirigentes blancos que lo miraban desde lejos y sin alarma, ahora empezaron a prestarle un poco más de atención. “La preocupación es cierta pero tiene que ver con que no se conoce a ciencia cierta su techo y lo más central: no está claro qué quiere, con quién, ni cómo”, dijo a Búsqueda una fuente del Partido Nacional. El empresario que asomó públicamente a la política hace poco más de un año como candidato independiente a la Intendencia de Montevideo ya tiene sentados en el Parlamento a un senador y dos diputados. ¿Hasta dónde puede llegar? ¿Hay espacio en la política uruguaya para un candidato sin partido y sin estructura?
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Para el politólogo Adolfo Garcé son preguntas difíciles de contestar. “Tengo buenas razones para pensar cosas distintas. Por ejemplo: tengo buenas razones para pensar que le va a resultar muy difícil crecer y transformarse en algo; construir un partido, un partido importante, con cinco o seis senadores. Y por otro lado tengo algunas razones para pensar que sí puede haber un espacio”.
Garcé recordó que la política uruguaya se ha caracterizado por tener partidos “extraordinariamente fuertes, arraigados, con líderes políticos potentes, sofisticados”. Dijo que en Uruguay, a diferencia de otros países de la región, “no nacen y mueren partidos”, que por lo general no hay lugar para “improvisados” ni “electorados volátiles”.
Juan Carlos Doyenart, director de la encuestadora Interconsult, descartó que el empresario tenga vuelo electoral sin una estructura fuerte que lo sostenga. “Va a tener que armarse un partido si quiere competir en las próximas elecciones. No puede competir por la Concertación y descartó ser candidato del Partido Colorado. Todo parece indicar que va a armar su propio partido. Parte de 200.000 votos, que no es poco, pero que los obtuvo dentro de la Concertación. Tampoco se sabe lo que pasará afuera”.
Aun en este contexto, Garcé tiene argumentos para no subestimar a una figura emergente como la de Novick. Explicó que hay en la sociedad uruguaya un clima general de “desconfianza en los partidos”, de “malestar con la democracia” y de “falta de entusiasmo cívico”. Y ahí es cuando aparecen los outsiders. “El Frente Amplio no entusiasma mucho, la oposición no entusiasma mucho, la democracia no entusiasma mucho —menos del 20% de la gente confía en los partidos políticos. En un clima donde los partidos no emocionan, aparece un outsider que logra seducir a la gente”, insistió.
Todo esto, dijo, está alimentado por partidos tradicionales que “cometen errores”. La gran bandera de Novick, el discurso que repite hasta el hartazgo, es que la oposición debe unirse para sacar al Frente Amplio del poder. “Si los partidos tradicionales estuvieran realmente forjando una alternativa visible, si estuvieran cooperando mucho más, no habría espacio para ese discurso. Si dieran señales de ser capaces de cooperar entre sí, le quitarían esa bandera a Novick”, apuntó Garcé. Pero esto no ocurre. Para el politólogo los partidos de la oposición son el “colmo de la dispersión”. “No son capaces de coordinar cómo pararse frente al gobierno por el tema de la seguridad. Cada partido tuvo su estrategia. Hasta entre los sectores hubo desacuerdos. En el colmo de la dispersión, Novick lucra. Si los colorados y blancos siguen dispersos y compitiendo entre sí, Novick va a tener más chance de crecer”.
Este miércoles la empresa Interconsult divulgó una última encuesta, realizada entre 800 personas durante el pasado fin de semana, en la que ubica al empresario como la “sorpresa”. Aún sin tener un partido político que lo respalde, 9% de los consultados lo elige entre sus simpatías partidarias. Y cuando al entrevistado se le solicita que nombre las dos o tres personas más destacadas en el ámbito político actual, Novick recoge 17% y se ubica en un cuarto lugar detrás del presidente Tabaré Vázquez (40%), el senador blanco Luis Lacalle Pou (34%) y el ex presidente José Mujica (33%).
El otro Mujica.
Los politólogos se atajan un poco cuando van a hacer la comparación. Pero la terminan haciendo. Uno de los consultados para este informe, que prefirió el anonimato, dijo que Novick “es una especie de Mujica de la derecha”. Según Doyenart, el empresario tiene un “estilo populista y se anima a decir cosas en términos más claros y hasta agresivos de lo que es la tradición de nuestros políticos”. Y entonces “tiene cosas” de Mujica, “sobre todo en el estilo de hablar”. Para Garcé, algunas de las razones que explican el ascenso de Novick “son parecidas a las que hacen que Mujica sea un rockstar en el mundo”. Argumentó que al igual que el ex presidente “también es visto como un outsider, como alguien que no está en la política para llenarse los bolsillos. Un tipo espontáneo que dice lo que piensa”.
Quizás por esa razón, Novick elige ubicarse exactamente en la vereda contraria a Mujica, a quien usa como blanco predilecto para descargar sus críticas. A él responsabiliza de todos los males del gobierno frenteamplista: de la inseguridad, de los problemas en la educación, de la falta de valores. Novick le sigue hablando a Mujica como si aún fuera el presidente.
El link con otras figuras internacionales, como la del presidente argentino Mauricio Macri o la del candidato presidencial estadounidense, Donald Trump, se ha vuelto obvio. Se trata de personas con billeteras abultadas. Garcé dice que esto puede jugar a favor del discurso del empresario. “Estoy en la política, pero no me interesa el dinero. Un millonario en política le puede dar cierta tranquilidad al votante: este hombre no vino a robar. Hay fenómenos que van más allá de Uruguay. Así como el desgaste de la izquierda uruguaya es inseparable del desgaste de la izquierda regional, la aparición de figuras como Novick es inseparable de otros procesos que se ven en otras partes”.
Insider.
Si bien Novick se presenta como un empresario ajeno a la política, conoce bastante sus entretelones. En el año 1999 trabajó como asesor de Jorge Batlle en la campaña que lo llevó a la presidencia. Diez años después, precisamente por noviembre de 2009, la figura del empresario se empezó a ver en el entorno de Luis Alberto Lacalle Herrera, que en ese entonces competía por la presidencia contra Mujica. Fuentes blancas señalaron que Novick apareció en el comando de campaña del ex presidente blanco puntualmente para trabajar en la estrategia para intentar ganar el balotaje. Uno de los informantes recordó que, por ejemplo, Novick estuvo entre los que participaron en la elaboración de un polémico spot de campaña que vinculaba a ex líderes tupamaros con un arsenal descubierto en la casa de un particular, el contador Saúl Feldman, justo en los días previos a las elecciones. La publicidad fue denunciada en su momento por el Frente Amplio.