Uno de los parámetros utilizados en la agricultura para estimar la evolución que tendrán algunos cultivos es conocer los datos del volumen de semillas comercializadas en el mercado local.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáDebido a la caída de los precios de los granos, principalmente de la soja, que es el cultivo que ocupa la mayor superficie agrícola en Uruguay, algunos productores decidieron reducir el área a plantar, lo que incide en la cantidad de semillas que emplean en esa actividad.
Esa situación “se nota y mucho, lamentablemente, en la producción de semillas de soja, que bajó cerca de 30% en 2015, en comparación con años anteriores, dijo a Campo el presidente del Instituto Nacional de Semillas(Inase), Pedro Queheille. Señaló que en la importación de otros materiales también hubo una caída, que luego se observó en el área plantada de sorgo y de maíz.
A partir de la información que registra el Inase, según dijo, es posible confirmar una tendencia a una menor plantación de granos este año, lo que no implica necesariamente una baja en la producción porque eso depende también en gran medida del rendimiento en kilos por hectárea que obtienen los productores. Aunque en algunos casos, como el trigo, operadores agrícolas advierten una disminución en el área a sembrar en 2016 por la baja del precio y las dificultades de comercialización (ver Campo Nº 63).
El Inase es un instituto de Derecho Público no estatal, creado por ley en 1997, tiene entre sus objetivos el fomentar la producción y el uso de la mejor semilla con identidad y calidad superior comprobada, estimulando el desarrollo de la industria semillerista nacional, apoyar la obtención y el uso de nuevos materiales fitogenéticos nacionales así como el de aquellos de origen extranjero que se adecuen a las condiciones del país. Otros de sus propósitos son el proteger las creaciones y descubrimientos fitogenéticos, otorgando los títulos de propiedad que correspondan, el impulso de las exportaciones de semillas y la fiscalización de la normativa legal en el área.
El Inase tiene previsto que para la producción de forraje se eliminarán las semillas de la clase comercial y quedarán en el mercado solamente las certificadas.
A la actual obligatoriedad de certificación de calidad que rige para la comercialización de algunas semillas forrajeras como raigrás, dactylis y bromus, ese instituto decidió que esa exigencia también alcance a la venta de avena, a partir del 1º de enero de 2017 y a la festuca, a partir de enero de 2019.
Eso permitirá planificar la producción de semillas de acuerdo con las áreas que los productores prevén plantar, justificó su titular. Contó que “antes un productor tenía un raigrás que lo había plantado como forraje para el ganado pero si el año venía bien en lo climático, con abundantes lluvias y el pasto empezaba a sobrar, entonces el productor dejaba semillar ese raigrás, lo cosechaba y luego lo vendía como semilla comercial”.
Eso “trajo aparejado una serie de problemas, que fueron detectados por el Inase, en cuanto a la puerza física de la semilla comercializada y, a veces, había malezas prohibidas en las semillas que se vendían o también aparecían semillas de otros cultivos mezcladas”, explicó. Aclaró que en esos casos no se trataba de “un semillero que se había sembrado para cosechar como semilla, el origen era otro”.
Con el avance de la certificación, el Inase pretende no solo abordar asuntos vinculados al mercado interno sino también impulsar la exportación de semillas forrajeras certificadas. “Hoy se está exportando mucha semilla comercial, que no se puede vender en Uruguay pero sí en otros países que aceptan ese tipo de producto, en la medida en que tenga la calidad exigida por esos mercados”, señaló.
Y comentó que la corriente exportadora de semilla comercial hacia Brasil “es importante”, específicamente de raigrás, a cargo de varias empresas y algunos productores individuales. Hace unos años ese producto fue exportado a Norteamérica.
“Lo que pretendemos es que la semilla de calidad certificada de raigrás, que es producida actualmente en el agro local, se pueda exportar a mercados a los que hoy no tiene acceso, como Europa, EEUU, entre otros”, enfatizó Queheille, al repasar uno de los objetivos del Inase.
El Inase se financia con ingresos generados por servicios prestados a los productores semilleristas y en menor parte, por aportes del Estado, que representan un 18% del presupuesto. La tarifa de los servicios que brinda ese instituto es fijada por la junta directiva del mismo, que actualmente analiza la posibilidad de ajustarla por el Índice de Precios al Consumo (IPC).
“Todos los años hay un ajuste, ya hubo uno en enero y tal vez a mediados de año pueda haber otro”, adelantó el presidente de ese organismo.