Dos más dos son cuatro, les guste o no les guste.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl presidente y el gobierno, en particular el ministro Bonomi, están haciendo un gran esfuerzo para combatir la inseguridad, y la gente desinformada no les cree, y piensa que las declaraciones de los jerarcas son pura politiquería autocomplaciente.
Y cuando digo “la gente”, incluyo a todo el mundo. Por ejemplo, al dueño del quiosco de San Luis, que recibió al elenco gubernamental en el cabildo abierto del lunes pasado con una pancarta colgada del techito de su modesto local, que decía “Sr. Presidente, abrimos hace un mes y ya nos robaron”, o a los dueños del comercio vecino al quiosco, que plantaron un pasacalle frente a su local que decía “Bonomi, somos uno más para su estadística. Tanto esfuerzo, tanto sacrificio, y nos vaciaron el local”. (Tomado de la crónica de “El Observador”).
Y también incluyo al desinformado presidente de la Suprema Corte de Justicia, el doctor Jorge Chediak, quien en un reciente reportaje publicado en “El País” dijo que “no se trata de sensación de inseguridad, hay una situación importante de baja de la seguridad, que es relativa en relación a la región. Montevideo tiene una situación preocupante. Fuimos entrando lentamente en esta situación”.
Damos por sentado que estas declaraciones tremendistas del máximo jerarca del Poder Judicial se deben en realidad al resentimiento que le ha generado a este Poder del Estado el haber sido ignorado por el Presupuesto Nacional, en el cual no se le asignó ni un solo peso al Poder Judicial por primera vez en la historia. El hombre está caliente, y no entiende además que no hay plata para andarla tirando en la administración de justicia, cuando hay tantas necesidades insatisfechas en el Estado (como la de tapar el agujero negro de Ancap, por ejemplo) que son claramente prioritarias.
Por suerte, a pesar de estos testimonios injustamente negativos y antipatrióticos, están las cifras, esas que nunca nos dejan mentir.
El primero en brindarlas, en ocasión de este nuevo orgasmo de cercanías que organizó el gobierno el lunes pasado en uno de los dos resorts de relax de don Taba (a saber, San Luis y Anchorena) fue el ministro Bonomi, pero desafortunadamente no quedó muy claro lo que dijo, por lo que, por suerte, el presidente aclaró y complementó más adelante las declaraciones del secretario de Estado.
Es que don Bicho Bonomi se cortó recientemente el pelo, pero no así la barba, que cada vez está más tupida, y se le engancha en el labio superior, razón por la cual las declaraciones grabadas que les transcribo a continuación no les resultaron claras ni a los asistentes ni a la prensa que cubría el acto.
Bonomi dijo que “los porcentmmff de las rapimmnf y de los hurtmmmnn han bajadmmmff, todo lo cual se debe al éxmmmnnff del plan que estamos ejecutnnmmggf, lo cual se agrega a la disminnmmfff de los homicmmnnff, notoriammmnn mennnggf que en épocmmff anteriommmff”
Acto seguido tomó la palabra el presidente Vázquez, y explicitó los datos que maneja el gobierno en este tema.
—Las cifras, vecinos y vecinas —arrancó el primer mandatario —deben ser tomadas en la perspectiva de su concreción real, comparándolas con las que existían anteriormente, cuando los gobernantes eran otros, y no pertenecían a nuestra fuerza política —prosiguió. Tomemos un ejemplo —dijo entonces. La zona del Cerro es constantemente señalada como peligrosa, y a veces catalogada como “zona roja”. En lo que va del año, se han registrado en esa zona 17 homicidios. Pues bien, el 28 de noviembre de 1870, en plena Revolución de las Lanzas, se produjo la toma de la Fortaleza del Cerro, en el curso de la cual murieron 238 personas. Un simple cálculo, vecinos y vecinas —prosiguió el Dr. Vázquez —, revela que de 238 muertos en un solo día, a 17 en un trimestre, los homicidios en esa zona cayeron verticalmente en un porcentaje casi obsceno, que me exime de mayores comentarios.
—La prensa —prosiguió el presidente —, que siempre está buscando hechos negativos para desprestigiar al gobierno y ningunear la importancia del turismo en nuestro país, comentó reiteradamente en esta temporada la recurrencia de hurtos y rapiñas ocurridas en los balnearios del Este, en particular en Punta del Este. El Ministerio del Interior —prosiguió —, contabilizó 138 episodios de hurtos a turistas, 36 de ellos solamente en la Playa Mansa de nuestro principal balneario. Pues bien —continuó el presidente—, apenas unos años antes, en la misma temporada estival, el 2 de febrero de 1516, Juan Díaz de Solís, el primer visitante europeo al Río de la Plata, desembarcó en la Playa Mansa con 200 de sus tripulantes. Los residentes de nuestras costas los atacaron, los golpearon, y les robaron todas sus pertenencias, armas, uniformes, monedas de oro, dejándolos literalmente en cueros. ¿Qué son 36 hurtos en el verano pasado en Playa Mansa, cuando a los primeros visitantes europeos de la historia los esquilmamos sin piedad? —se preguntó. La delincuencia ha disminuido exponencialmente, vecinos, vecinas, vamos bien, cada vez mejor —afirmó.
Y todavía le quedaba otro comentario importante.
—A los que se quejan de muertes por balas perdidas en enfrentamientos entre narcos en Casavalle o Marconi —dijo con énfasis— les recordamos las oportunas declaraciones hace un tiempo del licenciado Jorge Vázquez, y las cito textualmente: “Si usted no está vinculado a la delincuencia, al narcotráfico, y carece de problemas familiares importantes, tenga la seguridad de que nadie lo va a matar” —eso dijo. Y así son las cosas. En algo andarían esos que estaban tomando mate en el jardín y los mató una bala perdida. Que revisen sus antecedentes —enfatizó, van a ver cómo alguna chanchada habrían hecho en la vida. Todo lo cual, en base a esta información, da cero, sí, cero muertes inocentes por balas perdidas —concluyó.
Así, que, queridos lectores, duerman tranquilos, que este país (al menos el del presidente) es un país seguro, y en paz. Aunque sea la paz de los sepulcros.