Como elementos en común, el pasado guerrillero de Mujica y su experiencia en el periplo de las armas a las urnas y la voluntad de buscar un camino rápido de salida a la lucha armada que las FARC protagonizan hace más de medio siglo. Como escenario el barrio “El Laguito” de La Habana, en donde se concentran los visitantes de gobiernos extranjeros en la capital de Cuba. Primero en el living de la casa conocida como “la mansión” y después en el comedor de la “casa 15”. Como resultado nada en concreto. Por ahora.
De hecho, el primer encuentro fue de acercamiento y de presentación de los intereses comunes, pero en el segundo ya se discutieron acciones específicas a tomar para poder avanzar en un acuerdo de paz, dijeron a Búsqueda fuentes políticas.
Entre esas dos conversaciones, Mujica mantuvo a fines de setiembre una reunión en Nueva York con Santos, en la que el presidente colombiano le solicitó que tenga un rol protagónico —“mucho más activo, preponderante”— en las negociaciones con las FARC y le manifestó su “confianza”.
Así fue que Mujica volvió a sentarse el 30 de enero a la mesa con los guerrilleros para buscar la forma de “avanzar más rápido”. Los representantes de las FARC transmitieron al presidente que tienen reparos sobre lo referido a la “Justicia”, ya que evalúan que algunos pueden ser procesados con prisión por sus acciones políticas luego de firmada la paz, relataron los informantes.
La Justicia colombiana les genera reparos y no quieren poner un punto final antes de asegurarse que no serán sentenciados por motivos políticos. Santos dijo en más de una oportunidad que no habrá “amnistía” para los delitos comunes cometidos por las FARC, pero que está dispuesto a hacer algunas concesiones en base a la “justicia transnacional”.
La salida que se le ocurrió a Mujica es buscar algún organismo internacional que se encargue de juzgar a los integrantes de las FARC luego de firmada la paz y que les dé “garantías”, aseguraron allegados a la negociación.
Una de las posibilidades que se manejan en el intercambio entre el gobierno uruguayo y las FARC es recurrir a la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), aunque esa asociación no cuenta con ningún organismo jurisdiccional. Las otras alternativas pueden ser pedir ayuda a Noruega, que ya participa como garante en las negociaciones de paz y ha intervenido en la solución judicial a otros conflictos internacionales, o a la Corte Internacional de La Haya, que también ha participado en la resolución de controversias similares.
Llegar a un consenso en ese aspecto puede “agilizar” las negociaciones que se iniciaron hace más de un año entre el gobierno colombiano y las FARC para lograr un acuerdo de paz. De momento, de los seis puntos que forman la agenda ya han logrado ponerse de acuerdo en el tema agrario y la futura participación política.
“Más cerca”.
Antes de partir a La Habana para participar de una cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que se celebró el 28 y 29 de enero, Mujica informó a Búsqueda que se quedaría “unos días más” en la capital cubana para hablar con representantes del gobierno colombiano y de las FARC. “Quiero seguir ayudando nuevamente y en concreto para que se acelere el proceso de negociación y sientan el aliento moral de que la causa en que están metidos merece sin duda alguna todo el respaldo”, dijo.
Las principales agencias de noticias y medios de comunicación de Colombia y la región se hicieron eco del anuncio del presidente uruguayo y la noticia generó revuelo político en ese país, que tendrá elecciones nacionales el próximo mayo, en las que Santos pretende ser reelecto.
El ex presidente Álvaro Uribe, uno de los principales opositores a Santos y al proceso de paz, criticó la participación de Mujica en las conversaciones. Entonces, los dos mandatarios optaron por no reunirse en público, pero mantuvieron contactos informales en privado en forma personal y a través de sus representantes.
Santos, que antes fue ministro de Defensa de Uribe y desde ese cargo combatió a las FARC, dijo durante la reunión de la Celac, que “ojalá en la próxima cumbre en Costa Rica se pueda decir que el conflicto armado en Colombia ha terminado”.
“Seguiremos trabajando duro para que así sea”, afirmó ante el plenario, donde agradeció el apoyo del bloque al diálogo de paz.
Mujica aplaudió con efusividad a Santos y al otro día se reunió con la delegación de las FARC, integrada entre otros por Luciano Marín Arango (alias ‘Iván Márquez’) y Seusis Pausivas Hernández (alias ‘Jesús Santrich’), dos dirigentes de la guerrilla que ya se habían juntado con el presidente uruguayo en julio del año pasado.
Mujica informó a “Subrayado” de Canal 10 ese mismo jueves 30, que había mantenido contactos con los guerrilleros colombianos, y el lunes 3 el portavoz de las FARC “Pablo Catatumbo”, alias de Jorge Torres Victoria, confirmó desde la Habana que “hubo un encuentro” con Mujica, sin especificar detalles de cuándo se produjo la reunión ni de qué temas se hablaron.
La difusión generó una vez más una ola de artículos de las agencias de noticias, diarios de Colombia, regionales y hasta de Europa, como “El País” de Madrid y todos ellos recordaron las últimas declaraciones del presidente uruguayo a favor de colaborar con el proceso de paz.
Una vez más, Uribe manifestó su disgusto. “El presidente Mujica debería saber que las FARC son terroristas”, dijo. “Reunirse con un jefe de Estado, con la aprobación tácita del presidente Juan Manuel Santos, era el propósito de las FARC desde hace más de una década”, agregó.
Al otro día, la revista colombiana “Semana” —una de las más importantes de ese país— publicó un informe periodístico en el que sostiene que integrantes del Ejército espían a los delegados del gobierno y de las FARC que están a cargo de las negociaciones de un acuerdo de paz. Santos resolvió remover a dos generales con responsabilidades en el área de Inteligencia.
“Esto, más que una tranca, es un incentivo para seguir avanzando”, dijo ayer miércoles a Búsqueda un allegado a Mujica, que recordó que el apoyo del presidente uruguayo al proceso de paz se inició desde que asumió Santos.
En efecto, Mujica había expresado preocupación por el conflicto en Colombia cuando asistió a la toma de mando de Santos en agosto de 2010. Si bien dijo que “no hay que meterse en casa ajena”, manifestó su disposición a “contribuir a la paz y al encuentro de los pueblos latinoamericanos”.
También habló del asunto cuando se entrevistó con el papa Francisco, el 1º de junio último, en Ciudad del Vaticano. “Yo no tengo nada con Santos; lo que tengo son concordancias políticas en el sentido de que no le veo a este largo conflicto otra cosa que una salida por la vía de la negociación política. Mi deber es ayudar en todo lo posible”, le transmitió al líder de la Iglesia Católica (Búsqueda, Nº 1.716).
Luego, el gobierno colombiano hizo gestos en favor de un involucramiento del jefe de Estado uruguayo en el proceso de paz.
“El presidente Mujica tiene mucho por decir en este campo, tenemos mucho que aprender en todo el tema de reconciliación”, afirmó la ministra de Relaciones Exteriores de ese país, María Ángela Holguín, de visita oficial en Montevideo a fines de junio pasado.
A siete meses de esa visita, Mujica ya se reunió dos veces con los negociadores de las FARC y tuvo un encuentro formal y varios informales con Santos. Todavía falta saber cuáles serán los resultados.
Contratapa
2014-02-06T00:00:00
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