Para los empresarios del sector fabril este será un año “duro” en el que se arrastrarán problemas de competitividad y rentabilidad, dijo a Búsqueda el presidente de la Cámara de Industrias (CIU), Javier Carrau.
Para los empresarios del sector fabril este será un año “duro” en el que se arrastrarán problemas de competitividad y rentabilidad, dijo a Búsqueda el presidente de la Cámara de Industrias (CIU), Javier Carrau.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá“Hay empresas industriales que hoy se dedican a importar, están haciendo más dinero y están mucho más tranquilas que antes”, señaló.
Preocupado por el impacto de la devaluación de Argentina en el mercado interno, dijo que apoya el planteo de los fabricantes de alimentos de pedir al gobierno que “ponga un techo a las importaciones” de ese rubro.
A continuación, una síntesis de la entrevista.
—Según los datos que se conocen hasta ahora, la industria habría cerrado con un pobre desempeño en 2013, con freno en la inversión y un tercio de su capacidad instalada sin utilizar. ¿Ese panorama cambiará este año?
—Pienso que no va a mejorar con relación al último año, que fue de estancamiento. Años atrás, cuando lo advertíamos, nos decían que todo crecía, pero había sectores que no aumentaban, que se estaban achicando y empresas que estaban desapareciendo.
Este año va a ser un año duro. Dada la situación que tenemos con nuestros grandes vecinos hoy, si nos mantenemos sería un objetivo logrado.
Es un año muy especial, eleccionario, pero también con una situación de pérdida de competitividad igual o peor que en agosto, cuando las cámaras señalamos el problema en un evento con técnicos de todos los partidos y con un espíritu de discutir el tema y buscarle salidas, algo que fue mal interpretado.
Esto se viene arrastrando con una caída importante del valor del dólar y una suba de costos en el mercado interno. No vemos que vaya a cambiar ahora. En Brasil el precio del dólar subió 15%, en Argentina tuvimos la devaluación hace 15 días que se suma a las medidas en contra de Uruguay con relación al puerto y las declaraciones juradas anticipadas de importación.
—Algunos empresarios advirtieron la semana pasada en “El Observador” que se espera una avalancha de productos argentinos por ese salto cambiario en Argentina. ¿Qué dice usted?
—La devaluación de Argentina nos está preocupando, basta entrar a los supermercados y ver la cantidad de productos argentinos que tenemos. Los alimentos son uno de los sectores más afectados. A nivel de la cámara del sector, que participa en la CIU, plantean que se ponga un techo a las importaciones de alimentos. Es uno de los temas que queremos conversar con el gobierno. No pedimos medidas espejo, nos interesa el Mercosur, pero lo que no podemos es perder el mercado interno.
En el fondo se les está diciendo: “Vendieron tanto, promediemos los últimos tres años que ya es mucho, pero por lo menos evitamos que sea el doble de lo que vendieron el año pasado”. Porque si eso sucediera la industria nacional tendría que bajar las cortinas, con todo lo que significa a nivel de mano de obra.
—¿El empresariado hizo los deberes en estos años de bonanza para no depender del apoyo estatal?
—Ha hecho. Lo que pasa es que estamos dentro de un marco y quizás tengamos algunos apoyos, pero también tenemos los costos más altos de la región, y tenemos que competir con la región y adentro de nuestro pequeño país. Entonces, cuando pagamos la energía y los combustibles más caros de América Latina estamos devolviendo parte de lo que nos da el Estado por otro lado.
El costo es muy elevado y no es competitivo.
El propio presidente Mujica, en marzo de 2010, dijo: “Tenemos que agregar valor”. Y hoy las empresas que están con más inconvenientes son las que agregan valor.
Ser competitivos hoy, en muchos casos implica sustituir personal, mecanizar, importar maquinaria, porque los costos energéticos no los podemos cambiar; cuando uno invierte y crece no es para ganar menos sino para generar más riqueza.
—¿Con un tipo de cambio más alto mejorarían la rentabilidad?
—Hoy vemos que Uruguay ha renovado su parque automotor, las motos que eran 50.000 hoy son 500.000, los televisores, los electrodomésticos, aires acondicionados. Evidentemente, el confort de la población ha mejorado, también los resultados de los importadores, que generan mucho menos trabajo que lo que producen y, además, arriesgan menos. Hay empresas industriales que hoy se dedican a importar, están haciendo más dinero y están mucho más tranquilas que antes.
—¿Cuál es el camino: aferrarse a la máquina o soltarla?
—Tenemos que seguir dialogando con el gobierno explicándole que hay un sector industrial que genera mano de obra, que cuando se habla de bajos niveles de salarios, el 99% no están en la industria sino en otros sectores.
Que hay costos del gobierno que también hay que reducir porque cuando hay necesidades la forma más simple de obtener recursos es aumentar las tarifas, como pasó el 1º de enero, en un momento que era para mantenerlas. En el último período los empleados públicos se acrecentaron en 40.000, eso lo estamos pagando todos.
—¿Hay margen para aumentar la productividad?
—Es un tema tabú porque el PIT-CNT trata de no llegar a medirla, pero en las empresas que lo hacen y tienen buena productividad los salarios se vuelven racionales.
Amerita que se premie la productividad y no premiar la asistencia o el presentismo; tenemos que generalizarlo en el sector. Hay que buscar ligar salarios a resultados y que parte de ese resultado se distribuya a todos los que participan del proceso productivo industrial, haciendo una evaluación. No repartir por partes iguales a todos, porque no todos son responsables, no todos se esfuerzan y preocupan por igual.
Siempre criticamos a los empleados públicos que toman mate y comen bizcochos, y a fin de mes el salario es igual que para aquellos que trabajan…