Los tiburones son muy variados, los hay con numerosos dientes afilados y otros que carecen de esa herramienta. Algunos son costeros, otros oceánicos, unos pueden medir varios metros, mientras otros no llegarán nunca a tales dimensiones. Además, algunos como el tiburón azul, frecuentes en aguas oceánicas mar adentro en Uruguay, son muy productivos, paren cada 9 o 10 meses de 40 a 60 crías; mientras, el tiburón sarda, que puede ser visto próximo a las costas de Rocha, tiene dos o tres crías cada par de años y su tiempo de gestación es de más de un año.
En Uruguay el trabajo con tiburones tiene su trayectoria en investigación y en aplicación de medidas de conservación. De hecho, la Dinara prepara el lanzamiento de un nuevo Plan de Acción Nacional para la Conservación de Condrictios (peces cartilaginosos entre los que se encuentran los tiburones y también las rayas) en pesquerías de Uruguay, por recomendación de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO por sus siglas en inglés). El documento que se lanzará en agosto, y al que accedió Búsqueda, expresa “preocupación sobre la sustentabilidad de las pesquerías de condrictios como consecuencia del incremento de las capturas”.
A pesar de las recomendaciones, el plan es voluntario y hasta el momento son pocos los países que han elaborado ese tipo de estrategias. Algunos no han considerado las sugerencias “ni han propuesto acciones suficientes ni adecuadas para comenzar un manejo precautorio y sustentable de las pesquerías de tiburones”, según informes internacionales de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. En América del Sur, los países que han elaborado y aprobado sus planes de acción son Chile, Ecuador, Uruguay (con una primera versión en 2008), Argentina y Colombia.
Azul.
El tiburón azul es abundante en aguas uruguayas. No se encuentra cerca de la costa, lo que sí ocurre con especies como el cazón y el gatuzo. El azul se encuentra aguas adentro, es numeroso y de gran interés para la pesca mundial; pese a que en Uruguay no tiene un gran mercado, su carne sí se vende en Brasil en grandes cantidades. Por eso los investigadores decidieron averiguar en dónde pasan su tiempo los que atraviesan aguas uruguayas, a qué profundidades y hacia dónde van. A 13 tiburones se les colocaron dos tipos de dispositivos que transmiten ondas de radio cuando se encuentran en la superficie y son captados por satélite.
La investigación realizada con “telemetría satelital” es “novedosa” para la región del Atlántico Sur, dijo a Búsqueda Andrés Domingo, subdirector de Dinara y responsable del Laboratorio de Recursos Pelágicos. Uruguay fue pionero en este trabajo, que está terminando su etapa de análisis en tiburones.
Unos dispositivos se colocaron sobre la aleta del tiburón y otros sobre el lomo y rastrearon la actividad de los tiburones durante meses. Se pensaba que el tiburón azul asomaba poco su aleta a la superficie. Sin embargo, el monitoreo permitió demostrar que, al menos en los casos estudiados, esto no es así. Los tiburones azules emergían a la superficie, aunque muchas especies de tiburones no emergen porque “no necesitan hacerlo”, dijo a Búsqueda Philip Miller, colaborador de Dinara e integrante del Centro de Investigación y Conservación Marina.
Ese tiburón oceánico vive en la columna de agua, generalmente en los primeros cientos de metros. Se han observado inmersiones de hasta 800 y 1.000 metros.
Durante los meses en que fueron monitoreados, algunos tiburones recorrieron hasta 50 kilómetros por día, un número alto. Una hembra adulta nadó 3.700 kilómetros en 71 días, por ejemplo. El trabajo fue realizado con el apoyo de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos).
Dinara ahora está en proceso de adquirir sus propios transmisores, que pretende comenzar a utilizar en la próxima primavera o verano y colocarlos en tiburones, en viajes del buque de investigación de Dinara, el Aldebarán.
El Plan de Acción detalla una lista de “necesidades de investigación”, entre las que incluye desarrollar estudios sobre la biología, edad, crecimiento, alimentación y genética poblacional. Algunas iniciativas ya están en curso.
Dinara cuenta con nueva información sobre la edad y crecimiento del tiburón azul (Prionace glauca) en el Atlántico Suroccidental.
Según la investigación finalizada este año —que registró tiburones azules de hasta 17 años de edad— su “longevidad teórica” es de entre 27 y 34 años. Además, la madurez sexual de estos tiburones se afianza entre los 7 y 8 años para machos y hembras. Estos datos surgen del trabajo de Federico Mas, en el marco de la tesis de Maestría de Pedeciba y la Subárea de Ecología y Evolución que se llevó a cabo en el Laboratorio de Recursos Pelágicos de Dinara.
Dentro de la Zona Económica Exclusiva de Uruguay, las edades de los tiburones capturados variaron según las estaciones. Los juveniles y subadultos predominaron en otoño e invierno y los adultos en primavera y verano. “Estos resultados confirman la hipótesis de segregación espacio temporal” de los tiburones en relación a sus edades.
Escasos.
Domingo participa de la evaluación sobre la información disponible hasta el momento sobre este tiburón, que se está realizando para la región del Atlántico. Uruguay cuenta con datos valiosos para aportar, sobre todo de los tomados por el Programa de Observadores, técnicos que desde arriba de los barcos de pesca registran todos los detalles del tiburón, peso, longitud, especie, sexo y otros.
“Uruguay es reconocido” por la calidad de los datos que aporta, aseguró Miller. De todos modos, la información sobre los tiburones en el mundo es escasa y hay más en el norte que en el sur. Conocerlos no es tarea sencilla. Las estadísticas de población son grandes estimaciones y de los hábitos, recorridos y sitios de reproducción la información es limitada, aseguró Miller. Los datos son necesarios para tomar decisiones sobre prohibición de pesca o cuotas.
Por otra parte, existe una “gran deficiencia” en la información sobre tiburones capturados. El conocimiento está concentrado en pocas especies de interés comercial, mientras que de los demás no se conocen datos, explicó Domingo. El Plan de Acción propone trabajar con la industria para mejorar estos registros.
“Generar conocimiento sobre especies de tiburones” es un tema reciente si se lo compara con otras especies como el atún, y la información sobre tiburones “es poca” aún, opinó Miller.
Este año Uruguay comenzó a participar de un nuevo proyecto de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (Cicaa), integrado también por Japón, España, Portugal, Estados Unidos y China-Taipei. Investigarán al tiburón moro (Isurus oxyrinchus) en todo el Atlántico y el Mediterráneo. El valor comercial del tiburón moro es alto. Mientras que la tonelada de tiburón azul cuesta entre 900 y 1.000 dólares, la de moro se paga entre 3.000 y 4.000 dólares al barco de pesca.
Uruguay también participa de trabajos de genética con Brasil, Venezuela y Estados Unidos sobre la especie merlin, recientemente identificada como una especie en sí misma.
“Después de años de capturar a los tiburones para comerlos, ahora se está generando información gracias a nuevas tecnologías de genética, telemetría y otras. Tenemos muchas más fuentes de información”, destacó Miller.
“Los tiburones integran el grupo de especies de peces más antiguos evolutivamente. Tienen más de 300 millones de años. Más allá de que se los considere especies vulnerables y algunos tengan pocas crías, tienen una muy alta capacidad de supervivencia. He capturado tiburones con cuatro anzuelos en la boca, habían sido pescados cuatro veces por lo menos. Son sumamente resistentes”, recordó Domingo.
Prohibidos.
Hay algunas especies cuya captura está prohibida por normativas uruguayas, algo excepcional para la región. Mediante un decreto de 2013, Uruguay prohibió la explotación de la especie de tiburón pinocho (Lamna nasus).
“Hay países que solo adoptan algunas recomendaciones. Uruguay da un pasito más”, comentó Miller.
Otras especies están prohibidas en aguas uruguayas por recomendación de Cicaa. Son, por ejemplo, el tiburón martillo, el tiburón loco u oceánico, el tiburón marrón o jaquetón y azotado. La Dinara evalúa la posibilidad de ampliar la prohibición en Uruguay de la “captura, retención a bordo, transbordo, almacenaje y comercialización” de otras especies de tiburones. Deben analizar primero “el efecto que causaría sobre las pesquerías”, detalla.
El plan, que según Domingo es “más maduro, acotado y realista” que su primera versión de 2008, deja planteada la necesidad de acompañar estas medidas con un “marco jurídico correspondiente y de control”. Además, en pesquerías deportivas proponen fomentar la pesca con liberación.
“No existe actividad humana en la tierra o en el mar que no afecte en mayor o menor grado a las poblaciones naturales. No obstante es responsabilidad de quienes hacemos investigación pesquera realizar propuestas para minimizar y mitigar los efectos lo máximo posible. Esto se logra con acciones claras y firmes que intervengan a diferentes niveles en la actividad pesquera”, señaló Daniel Gilardoni, director de Dinara, en el documento que se publicará en agosto.