N° 1944 - 16 al 22 de Noviembre de 2017
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáBúsqueda cumple cuarenta y cinco años de siembra liberal en un ambiente hostil a tales ideas. Durante todos estos años ha tenido siempre una pluma punzante, información objetiva, argumentos irrefutables y la fuerza de los hechos de su lado. Sin embargo, el liberalismo no solo no ha permeado en el Estado ni en el sistema político (salvo honradas excepciones), sino que tampoco lo ha hecho entre los empresarios, los académicos o las mentes de los comunes uruguayos.
¿Por qué es así? ¿Por qué es más fácil comprar la promesa de esa mágica crema adelgazante que la realidad de ir al gimnasio? ¿Por qué compramos la promesa del paraíso en el cielo y le huimos a las realidades terrenales? ¿Qué nos lleva a creer en que sí tenemos petróleo, que andaremos en un Tren de los Pueblos Libres y surcaremos los mares partiendo de un puerto de aguas profundas, cuando sabemos que jamás los construirán?
Una respuesta la da David Goleman, famoso profesor de Harvard, en su libro Mentiras Vitales, Verdades Simples: La Psicología del Autoengaño, donde afirma que “una mentira vital enmascara una verdad que es demasiado amenazadora, peligrosa o dolorosa para ser expresada en voz alta”.
En una nota del The New York Times se dice que “el trabajo de los científicos explica cómo y por qué las personas se mienten a sí mismas… (y que) la evidencia científica parece indicar que, así como los individuos y las familias se engañan a sí mismos, también lo hacen los grupos más grandes de personas e incluso sociedades enteras”.
Empresas tabacaleras inescrupulosas llegaron a contratar médicos que recomendaban fumar a la población entera. Empresas petroleras inescrupulosas han frenado el avance de los motores eléctricos para poder seguir lucrando con su negocio. También se han aprovechado de esta situación varias sectas y religiones, amantes y seductores, vendedores de ilusiones y, cuando no, políticos inescrupulosos.
Continúa el artículo de NYT diciendo que “las raíces del autoengaño parecen radicar en la capacidad de la mente para disipar la ansiedad, distorsionando la realidad”. Es decir, negamos o distorsionamos la realidad para adecuarla a nuestras creencias.
La sociedad capitalista y democrática requiere de individuos autónomos, racionales y capaces de tomar decisiones en busca de su propia felicidad, asumiendo las ventajas de sus aciertos y el peso de sus errores. Es una carga muy dura para la mayoría de los mortales. De hecho, en encuestas realizadas hace años por Juan Carlos Doyenart de Interconsult, mostraban que el 75% de los uruguayos no se hacían responsables de sus propios fracasos. La culpa era “ajena”.
De ahí que las soluciones “grupales” sean más llevaderas que las “individuales”. El “grupo” pasa a tener preeminencia sobre el individuo. Y “cuando el pensamiento grupal está en funcionamiento, los miembros del grupo (buscan) preservar una acogedora unanimidad. La lealtad al grupo requiere que nadie plantee preguntas embarazosas, ni ataque los argumentos débiles, ni contrarreste el pensamiento torpe con hechos concretos”.
Este “pensamiento grupal” es nefasto. Impide que se cuestione lo “políticamente correcto” y se aísle al cuestionador como una manada aparta a un miembro no deseado.
En esto pecan las empresas que quieren imponer sus estándares de belleza, de moda, de alimentación, de estilos de vida o de bienes a consumir. Pero sobre todo lo hacen ciertos grupos políticos que quieren implantar más que una ideología dominante, un pensamiento colectivista dominante: “el relato”.
Ante estos intentos, deberían ser muchos los que alcen las banderas de la libertad individual, la libre competencia y la reducción del peso del Estado como la mejor manera de fomentar el consumo, la calidad de vida y la capacidad de realización personal. Sin embargo, la mentira sigue teniendo compradores que pagan con las monedas de la ignorancia, elevando las ambiciones desmedidas de los manipuladores.
Por tales motivos, la obra de Búsqueda recién comienza y nunca terminará. Porque la mentira y los mentirosos siempre nos estarán acechando.