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    Moreira, la épica de la derrota y la decisión de ir por la reelección

    La estrategia del intendente de Colonia es demostrar que los audios que lo involucran fueron editados; su defensa manejó que tienen unas “64 alteraciones”

    “¡Vamos a hacer un pasillo para que pueda pasar!”, grita uno en medio del caos, de los empujones y los forcejeos de gente apurada por alcanzarlo aunque sea con sus dedos estirados. Al intendente de Colonia, Carlos Moreira, lo zarandean, lo despeinan, lo quieren tocar, darle un abrazo, pedirle una foto. Es lunes por la noche. Apenas pasaron 48 horas del escándalo de los audios filtrados que explotó en el mediodía del viernes 18 y que tiene como protagonista a este veterano dirigente blanco al que ahora están celebrando como a un mártir en la explanada de la Intendencia. Hay militantes a los que poco les importa la voz nítida de Moreira sugiriendo a una mujer la renovación de una pasantía a cambio de favores sexuales.

    “¡Arriba Carlitos! ¡A no bajar los brazos!”, le gritan. “Este pueblo está contigo en esta noche histórica. Vamos a darle un abrazo interminable al líder político más importante en la historia del departamento”, dice un locutor con voz muy engolada mientras el intendente de 73 años, tres veces electo como jefe comunal y ahora algo sacudido y mareado por este envión colectivo, intenta caminar por el túnel improvisado de personas decididas a bañarlo de calor popular.

    “Carlitos, ¿una foto con el nene?”, pide uno de los militantes en plena euforia, entre las cámaras de televisión que apuntan la situación, entre los carteles en alto con el nombre de Moreira. El intendente se detiene y posa con el niño que le ponen al lado. Sonrisas. Click. Y sigue viaje un poco confundido, palmeado, rodeado por dirigentes cercanos y por uno de sus hijos que repite: “Gracias, gracias, gracias”.

    “Vino más gente acá a verte a vos que al acto de la fórmula”, le comenta otro de los que lo paran para saludarlo. “Vamos, vamos que tiene que descansar un poco”, tratan de apurarle el tranco al caudillo local que hace unas horas nomás tuvo que renunciar al Partido Nacional y a su postulación como senador. Pero que está ahí viviendo una “noche histórica”.

    De fondo continúa sonando la voz del locutor que no cesa en su afán de pedirle a la gente que le siga mostrando su apoyo. Y también se escucha la música y letra de una sola canción: “Aparicio, Aparicio, te estoy buscando, dónde estás general de poncho blanco”. La épica blanca, la celebración de la derrota, en su máximo esplendor.

    Control de daños

    La bomba explotó como suelen explotar las bombas: de manera sorpresiva y dejando un tendal. La fórmula blanca –Luis Lacalle Pou y Beatriz Argimón– estaban en plena gira por el interior del Uruguay cuando se enteraron de que había unos audios que comprometían al intendente de Colonia. También estaba con ellos el senador Jorge Larrañaga, líder de Alianza Nacional, el sector de Moreira. No era cualquier dirigente el involucrado en esta trama de la que se empezaban a conocer detalles en un viernes particularmente intenso para los nacionalistas. Moreira fue dos veces manejado por Lacalle Pou como su posible compañero de fórmula. Era también un hombre de extrema confianza de Larrañaga.

    Pero a nueve días de las elecciones hubo que actuar rápido y sin mirar antecedentes ni simpatías personales. Mientras Moreira se preparaba para dar una conferencia de prensa –y algunos dirigentes cercanos trataban de operar para que no haga declaraciones en caliente– se empezaba a cocinar su desvinculación del sector y del partido. La Comisión de ética falló rápidamente con una condena de censura. Sus integrantes consideraron “inaceptable la sugerencia” del intendente de “considerar la modificación de una resolución administrativa ya tomada de no renovar más pasantías, por una vía distinta de la debida”. Fue todo rápido. No hubo mucho tiempo para una defensa. El viernes de noche ya se sabía que la suerte de Moreira estaba echada. “Fue una decisión humana y políticamente dolorosa pero era lo que había que hacer a la luz de los hechos. Fue un control de daños”, dijo a Búsqueda una fuente de Alianza.

    Lo que vendría después sería la tarea de juntar las piezas tras la explosión y tratar de descifrar de dónde vino el ataque. Con las horas se supo –o más bien se tiene la certeza– de que se trató de fuego amigo. Hay varios actores involucrados en esta trama compleja de líos internos que se arrastran desde años: la edila María José García (la mujer que aparece en los audios y con la que Moreira mantuvo una relación), su actual pareja, el exdirector de Turismo de Colonia, Andrés Sobrero, que tenía pretensión de encabezar la diputación en el sector, el elegido por Moreira para ocupar ese lugar, Mario Colman, y el dirigente rival de Moreira en Colonia, Ricardo Planchón. Tras la divulgación de los audios, y mientras la Justicia investiga el caso, tanto García como Sobrero renunciaron al sector liderado por Planchón.

    “Tenemos indicios de dónde viene todo esto y que haya personas que renunciaron a la lista corrobora lo que pensamos”, dijo Colman a Búsqueda. Pero enfatizó: “Esto lo tiene que laudar la Justicia. Mientras tanto lo que pido es que haya unión en el departamento y que pensemos en ganar las elecciones”.

    Adulterados

    El martes 22, después de declarar en Fiscalía, Moreira pareció cambiar su discurso inicial. Desde el principio negó contundentemente haber consumado la renovación de una pasantía a cambio de sexo, aunque, algo aturdido por el impacto de la noticia, admitió que la conversación había existido y que formaba parte de un intercambio en confianza entre dos personas que mantuvieron una relación sentimental.

    Con el correr de las horas, Moreira se puso más combativo. Y su estrategia ahora apunta a demostrar que los audios fueron editados y adulterados para generar una conversación que no existió. “Hay pruebas periciales que muestran que los audios tienen 64 modificaciones”, dijo a Búsqueda una fuente de su entorno. Envalentonado por esa situación, Moreira anunció que tiene la intención de volver a presentarse como candidato por el Partido Nacional a la Intendencia de Colonia cuando la Justicia demuestre su “inocencia”.