Y la respuesta, por extraño que sea, fueron aplausos. Los hermanos Fidel y Raúl Castro lo ubicaron en el centro de sus agendas, fue homenajeado en cuanto acto público hubo, la televisión oficial se refirió a su vida como épica y centró la atención de los pocos medios de comunicación que hay en la isla caribeña. Hasta la periodista cubana Yoani Sánchez, famosa opositora al régimen, habló bien de “Pepe” Mujica, aunque advirtiendo que las cosas que dijo no se las permiten a muchos cubanos.
Eso genera el presidente uruguayo en el exterior por estos tiempos. Entrevistas con todas las cadenas internacionales, fotos con transeúntes, gritos de aprobación. “Parece una estrella de rock”, lo definió un turista chileno de menos de diez años en una plaza de La Habana.
Así lo ven y él ha intentado adoptar durante los últimos meses una postura de “mediador internacional” con el objetivo de aprovechar esa coyuntura. Lo hizo con el papa Francisco al plantearle cuestiones del movimiento guerrillero vasco ETA, lo está haciendo con Colombia al mediar entre el gobierno de ese país y las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (ver nota en página 1) y lo piensa hacer entre Estados Unidos y Cuba. Una reunión con el Papa y otra con Fidel Castro y una próxima con Barack Obama antes que termine el año son una muestra de ese nuevo rol que busca asumir basado en su popularidad internacional.
“Gestiones”.
“Uruguay, por su tamaño, puede hacer cosas que otros no pueden”, opina Mujica y cree que este es el momento de aprovecharlo.
En Cuba estuvo desde el miércoles 24 al sábado 27 en visita oficial y allí convivió con casi todos los presidentes representantes del la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA). Más allá de ese contexto, no cambió su discurso habitual en defensa de un “capitalismo en serio” pero fue recibido con los brazos abiertos. Su condición de ex guerrillero lo ayuda, evalúa.
Raúl Castro lo puso a su costado izquierdo en todos los actos públicos de festejo del 60º aniversario del Asalto al Cuartel Moncada, hecho que se considera como inicio de la revolución cubana, y se refirió a él como “un viejo guerrillero tupamaro que pasó 14 años en prisión”. Con él entró al teatro de Santiago de Cuba para la gala de honor previa al acto, con él se sentó durante la celebración y con él realizó una ofrenda floral al caudillo cubano José Martí. Ni Maduro, ni Morales ni el nicaragüense Daniel Ortega estuvieron tan cerca de Castro.
Pero, más allá de los discursos, el presidente uruguayo se puso en concreto como tarea a partir de la visita a la isla tratar de acercarla a Estados Unidos y acordó con Morales colaborar con Bolivia para que pueda producir más arroz en su territorio.
El sábado 27, horas antes de partir hacia Montevideo, Mujica recibió a Búsqueda en “la mansión”, una casa señorial de estilo florentino ubicada al lado del barrio El Laguito, el complejo de viviendas lujosas que Cuba utiliza para recibir a los visitantes.
Impresionado por las columnas de mármol, los mosaicos —algunos de oro— y los tres millones de dólares que costó reconstruir esa casa de principios del siglo pasado confiscada a un empresario tabacalero norteamericano, el presidente uruguayo se refirió junto a su esposa, la senadora Lucía Topolansky, a lo que puede ofrecer Uruguay a Cuba.
Recordó que La Habana formó a “casi 400 médicos” uruguayos y que, en retribución, “hay que hacer un esfuerzo de ayudarlos en la cuestión lechera porque tienen un problema ahí”.
Agregó que en pocos meses va a tener una reunión con Obama en la Casa Blanca y que “hay que pensar que en algún momento la cosa va a tener que virar” entre Estados Unidos y Cuba.
“Yo algo le voy a decir (a Obama). Algo me llevo. Eso se tiene que distender”, opinó el presidente. Cuba para él es “un mercado de turismo brutal” por su “antigüedad y belleza” y eso lo tendría que estar aprovechando mucho más su vecino del norte.
“Sí, naturalmente que voy a hacer gestiones. El asunto de Colombia y todo esto de Estados Unidos para mí es la misma actitud. No es un problema de decirlo en un discurso, es en lo que creo”, agregó.
Topolansky acotó que los cubanos adoptaron “una medida de mayor flexibilidad con respecto al pasaporte” y los viajes de los norteamericanos a la isla. “Ellos están esperando qué va a hacer Estados Unidos, si va a dar permiso para venir libremente a Cuba. Ese sería el primer paso. Hay determinadas cosas para hacer pero Obama tiene alrededor muchos fachos también”, opinó.
La vaca africana.
“Gracias Cuba, gracias por tu dignidad” fue la primera reflexión que hizo Mujica sobre ese país en La Habana. Lo escribió el miércoles 24 en el libro de visitas del mausoleo a José Martí en la Plaza de la Revolución.
Pero, al día siguiente, al realizar una ofrenda floral en un monumento a José Artigas en el Parque de la Fraternidad, empezó a dejar en claro sus matices con el modelo cubano.
“En el transcurso de los años nos vamos llenando de arrugas, de canas, de fracasos, de derrotas y de aprendizajes porque los hombres aprenden mucho más de la adversidad que de las victorias”, dijo. El movimiento guerrillero que integró Mujica fue derrotado y sus integrantes permanecieron presos por más de una década. Eso no fue lo que ocurrió en Cuba, en donde los guerrilleros triunfaron y están en el poder desde 1959.
“La criatura humana lucha por descubrir y se equivoca mucho pero aprende. Hay que tener el coraje de volver a empezar”, agregó con tono de recomendación.
Horas más tarde, al hablar ante un centenar de personas en la Embajada de Uruguay en La Habana, defendió el modelo económico que rige en Uruguay y lo justificó mediante ejemplos concretos.
“Muchos de nosotros nos envejecimos soñando que el progreso político de nuestras sociedades estaba más al alcance y la vida nos fue enseñando cuánto cuesta la responsabilidad de la gestión en economía”, dijo.
“¡Que difícil es sustituir ese tipo de cosas! La historia lo muestra”, enfatizó sin hacer referencia a ningún país concreto.
También reflexionó sobre la situación actual de América Latina. “Nunca los latinoamericanos hemos estado tan cerca y con gobiernos muy distintos. Los gobiernos que podríamos catalogar de derecha no tienen ningún empacho de juntarse con los otros gobiernos, concordar, sacar decisiones comunes y lograr, por ejemplo, que los gobiernos europeos pidan disculpas por lo de Evo. Yo no me acuerdo nunca que los gobiernos europeos hayan pedido disculpas por nada”, dijo.
“No es poca cosa lo que se ha logrado y hago votos por que se pueda sostener y mantener. Porque antes los gobiernos estábamos para un lado o para el otro y ni nos mirábamos”, agregó.
Luego se refirió a la importancia de la “apertura” y de la “derrota”, dos conceptos que no abundan ni en los discursos públicos ni en los medios de comunicación cubanos. “Los latinoamericanos estamos mucho más abiertos. Tal vez los de izquierda necesitamos muchas más derrotas para ser menos sectarios”, opinó.
Mujica defendió además el modelo económico que se aplica en Uruguay recurriendo a dos animales: una gallina y una vaca. “La diferencia entre un gobierno de izquierda y uno de derecha es el interés en aumentar el gasto social. Pero no puede inventar los recursos económicos ni matar a la gallina de los huevos de oro”, aseguró.
“Vivimos en una sociedad capitalista y el motor de la economía es la ganancia. Cuando nosotros agarrábamos el gobierno teníamos un 11% o 12% de inversión. Nos peleábamos con Haití por el último puesto en materia de inversión. Hoy tenemos el 22% y nos permitió bajar la desocupación. ¿Quién invierte? No invierte el Espíritu Santo. El que invierte quiere ganar. Entonces no le podemos meter la mano en el bolsillo porque se asusta y no invierte y después recaudamos menos”, agregó.
Luego llegó el turno del ejemplo de la vaca. “Esto es una brutal contradicción. Es lo que tenían los africanos, que aprendieron que a una vaca lechera no se la mata para comer. Hay que tener la paciencia de alimentarla y ordeñarla todos los días. Porque si uno la ordeña con el chorrito, a la larga da mucha más comida que la que tiene en el cuerpo. Si nosotros los corremos a los tipos, no invierten, nos pagan menos impuestos y después tenemos menos recursos”.
Ante la sorpresa de parte de su auditorio, Mujica respondió: “La gente a veces no lo entiende y te dice: ‘la están haciendo toda’. Sí, la hacen. La hacen sí. Pero nosotros nos tenemos que mover en esos márgenes”.
A las siete de la mañana del viernes 26 fue el acto oficial en Santiago de Cuba en recuerdo del Asalto al Cuartel Moncada. Mujica fue el segundo presidente en hablar y volvió a referirse a la importancia de los fracasos, de aprender de la derrota y de aceptar lo diverso.
“Estamos aprendiendo de nosotros mismos, del camino, del dolor, del fracaso, de volverse a levantar. De mil veces empezar de nuevo porque los cambios sociales no están a la vuelta de la esquina”, enfatizó.
“Solo es posible el mundo si respeta lo diverso. Si nos acostumbramos a entender que el mundo es diversidad y respeto y tolerancia”, dijo en otra parte de su discurso.
Al finalizar, se refirió a las “chambonadas” de su pasado y realizó una recomendación a futuro. “Hoy somos viejos, arrugados, canosos, llenos de reumatismo y de nostalgias y recuerdos y nos reímos de nosotros mismos, las chambonadas que hemos cometido pero chambonadas sin precio, por una causa. Porque estamos convencidos que el hombre tiene capacidad para construir un mundo mejor. Es posible que el hombre salga de la prehistoria y saldrá el día que los cuarteles sean escuelas y universidades”, enfatizó.
A la mañana del otro día, horas antes de abandonar La Habana, aprovechó una visita a la Planta del Grupo Empresarial Bio Cuba Farma, para dejar un mensaje político. “La política no tiene un laboratorio de experimentación. Tiene la propia sociedad y por eso después paga los costos que ahora está pagando”, reflexionó y emprendió el regreso a Montevideo.
Contratapa
2013-08-01T00:00:00
2013-08-01T00:00:00