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Garantizar la presencia en los espacios publicitarios de los medios de comunicación, competir por un lugar destacado en la cartelería urbana, solventar traslados y actos políticos en todos los puntos del país, alquilar locales para abrir sedes partidarias, imprimir miles y miles de listas, de banderas, de pasacalles. Todo esto tiene su costo, sale plata. Los principales partidos políticos estiman gastar, por lo menos y entre todos, unos U$S 15 millones para financiar la campaña electoral que empezó a principios de año con las elecciones internas y terminará en octubre o en noviembre si hay un balotaje.
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Si bien en el primer tramo de la campaña ya se consumieron varios millones, la inversión fuerte está reservada para lo que se viene. La estrategia delineada por el oficialismo es fiel reflejo de esto. El comando de campaña de Tabaré Vázquez está trabajando en conjunto con el Frente Amplio para armar el presupuesto electoral. Fuentes de la coalición de izquierda dijeron a Búsqueda que “como mínimo invertirán unos cinco millones de dólares” solo para las elecciones nacionales. A pesar de tener definido el monto, aún no han resuelto cómo repartirán el dinero. Lo que se maneja hasta el momento es que sea 50% para el Frente Amplio (FA) —que incluye el fondo institucional del partido político y lo destinado para la formula— y el otro 50% será repartido entre los sectores. Los U$S 5 millones son el piso, ya que además cada sector político diseñará una propuesta propia de acuerdo al dinero que manejan.
Para las elecciones internas, el Frente Amplio resolvió dividir el presupuesto en partes iguales para cada candidato (Constanza Moreira y Vázquez) en un 40% para cada uno, y reservó un 10% para la campaña institucional del partido. Sin embargo, en esa oportunidad el ex presidente desistió de utilizar esos fondos (U$S 30.000) y los donó al Frente Amplio para que sean gastados en la actual campaña electoral. El candidato argumentó en su momento que la campaña más importante para la coalición de izquierda es la que empezó después del 1º de junio, porque en octubre es cuando se juegan la posibilidad de continuar en el gobierno con mayoría parlamentaria.
El viernes 6 de junio, la Comisión Nacional de Propaganda del FA resolvió contratar a Claudio Invernizi como jefe y coordinador de la campaña publicitaria de las elecciones. El publicista fue la persona elegida por Vázquez para encargarse del área publicitaria para su campaña de las elecciones internas, y es uno de los integrantes del comando electoral del ex presidente. Con esta decisión se intenta “centralizar y universalizar” la campaña en los medios del oficialismo, explicaron a Búsqueda fuentes frenteamplistas.
A diferencia de lo que ocurre en el FA, el Partido Nacional está obligado a desembolsar fuertes sumas de dinero desde las elecciones internas, que aparecen siempre como las competitivas del abanico partidario. Entre los sectores liderados por Jorge Larrañaga y Luis Lacalle Pou se invirtieron en total unos U$S 3 millones solo para la primera instancia que terminó el 1º de junio.
El jefe de campaña de Lacalle Pou, Nicolás Martínez, dijo a Búsqueda que todavía no definió el presupuesto a gastar para el próximo tramo. Fuentes del comando nacionalista señalaron sin embargo, que lo que Lacalle Pou tenía estimado invertir en total —sumando las internas y hasta un eventual balotaje— son unos U$S 4,7 millones.
En el Partido Colorado una estimación primaria del ciclo electoral de 2014 (interna de junio y nacionales de octubre) indica que el gasto estará por encima de los U$S 5 millones. Si bien desde Vamos Uruguay no se dieron los últimos números, solo por avisos publicitarios en televisión, radio e Internet, el gasto fue de U$S 350.000. En este número no se tienen en cuenta los gastos de producción de los avisos, ni lo referido a la infraestructura y giras.
El financiamiento de la campaña pasa por el pago de los votos, la realización de cenas para recaudar y donaciones empresariales, señalaron fuentes coloradas a Búsqueda. El candidato Pedro Bordaberry fue consultado en abril por el periodista Daniel Castro sobre la posibilidad de aceptar que empresarios “cuestionados o polémicos” —como el empresario argentino Juan Carlos López Mena, propietario de Buquebus— aportaran a su campaña. “A López Mena lo he criticado mucho. No me parece lo mejor. Creo que hay gente que no entiende cómo es la cosa. Hace un año y pico me vino a ver un empresario y me empezó a hablar de una ley de la que yo estaba en contra y me recordó que me hizo un aporte en la campaña; y él estaba a favor de la ley. Le dije: ‘mire si usted pensó que haciendo un aporte estaba comprando algo que no estaba a la venta, ya le hago el cheque y se lo devuelvo’”, respondió el candidato colorado.
El Partido Independiente (PI) prevé gastar en total aproximadamente cerca de U$S 1 millón entre las campañas para las elecciones internas y las nacionales.
En la primera etapa, que terminó el 1º de junio, el PI gastó un poco menos del 10% (unos 80.000 dólares), entre cartelería en la vía pública, alquiler de locales partidarios en el interior del país, muy poco de televisión, las listas y su distribución y algunas giras por el interior. El candidato Pablo Mieres dijo a Búsqueda que el grueso se invertirá en esta segunda etapa y aclaró que 2/3 del presupuesto corresponde al dinero de los votos —que se calcula en base a los votos que tuvieran en las elecciones pasadas— y 1/3 de donaciones y colaboraciones. “Para no arriesgar más allá de lo debido nos endeudamos con respecto a los votos de 2009. Eso nos da unos 600.000 dólares de ingresos por votos y unos 300.000 corresponden a donaciones”, explicó.
En las elecciones pasadas, el oficialismo tuvo más ingresos para financiar su campaña que toda la oposición sumada y su principal fuente fue la contribución del Estado, debido a la cantidad de votos obtenidos. La fórmula presidencial del FA recibió tras las elecciones de octubre del 2009, unos U$S 4.200.000 mientras que el Partido Nacional y el Partido Colorado, sumados, consiguieron unos tres millones por concepto de votos.
El Frente Amplio tiene la ventaja además, de que todos los dirigentes que ocupan cargos de confianza en el gobierno y todos los legisladores oficialistas deben aportar parte de su salario a la coalición de izquierda y, en algunos casos, también a las arcas del sector que integran.
