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En Uruguay, cuando un alumno termina de cursar Primaria tiene dos posibilidades principales donde continuar su trayectoria educativa: el Ciclo Básico de Secundaria, dependiente del Consejo de Educación Secundaria (CES), y el Ciclo Básico Tecnológico, dependiente del Consejo de Educación Técnico Profesional (UTU).
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Existen sin embargo otros cursos, tanto en Secundaria como en UTU, nacidos a comienzos del siglo XXI con la idea de que no todos los alumnos son iguales y que la educación pública necesita atenderlos según su edad, condición laboral, contexto socioeconómico y capacidad de aprendizaje. Con ese enfoque de inclusión educativa la UTU creó en 2007 la Formación Profesional Básica (FPB), dirigida a jóvenes mayores de 15 años que hayan finalizado Primaria.
Similar al caso de los liceos nocturnos en Secundaria, la UTU generó el FPB con el objetivo en una población de estudiantes que ya hubiera abandonado el sistema educativo o tuviera pocas posibilidades de éxito en su Ciclo Básico Tecnológico o en el Ciclo Básico de Secundaria.
La idea funcionó, al punto que siete años después el Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) ha manifestado su posición favorable de ampliar el alcance del curso: no solo para los mayores de 15 años que abandonaron el sistema, sino para los alumnos que egresan de Primaria sin rezago y con la edad esperada.
Aunque la decisión del Codicen todavía no se ha formalizado, el tema ya fue discutido a partir de un memo enviado en julio al órgano por Robert Silva, uno de sus integrantes. 'Se estima oportuno desarrollar acciones para ampliar la modalidad FPB, extendiéndola a otros subsistemas y permitiendo que los jóvenes puedan asistir a la misma desde los 12 años”, sostiene el documento de Silva al cual accedió Búsqueda. “Podría generar nuevas posibilidades de inserción para jóvenes que por distintas circunstancias no encuentran en la formación tradicional del ciclo básico general o tecnológico, los caminos para su continuidad educativa', agrega.
La FPB, gran apuesta de UTU para la inclusión educativa, para 2014 ya representaba más de un tercio de la matrícula de su Ciclo Básico Tecnológico. Según datos de 2016, tiene actualmente 11.790 matriculados: 3.324 en Montevideo y 8.466 en el interior.
El curso intenta hacer más amigable el aprendizaje para los alumnos al vincular educación con trabajo, mezclando las asignaturas que componen el Ciclo Básico de Secundaria y el Tecnológico con una importante carga horaria en un taller que el estudiante elige: carpintería, gastronomía, electricidad, panadería, belleza, vestimenta, robótica, deporte, audiovisual, vivero, refrigeración o música, entre otros.
Dura tres años y es organizado por trayectos y módulos en lugar de por asignaturas, con el trabajo en taller concentrando más del 60% de la carga horaria total. Los estudiantes que lo terminan acreditan el ciclo básico y pueden continuar sus estudios de bachillerato tanto en la UTU como en un liceo, pero además reciben una certificación como “Operario práctico en un sector de actividad” que les permite un mayor acceso al mercado laboral.
En su “Informe sobre el estado de la educación en Uruguay 2014”, el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) sostiene que la Formación Profesional Básica “opera como una modalidad específica para los alumnos que no han logrado avanzar de manera adecuada en las opciones establecidas de ciclo básico o para aquellos estudiantes egresados de la educación primaria con extraedad cuyos padres o maestros evalúan con bajas probabilidades de avanzar exitosamente en el tronco principal de la educación media básica”. En tal sentido, sostiene que es de “características flexibles” y “parece operar como una modalidad ‘colectora’ de otros trayectos”.