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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEn virtud de reciente información publicada acerca de la visita de un representante de la Iglesia católica, el obispo Alberto Sanguinetti, a escuelas del departamento de Canelones, es que me dirijo a Uds. y por su intermedio, al Ministerio de Educación y Cultura, al Consejo Directivo Central de la ANEP y al Consejo de Educación Inicial y Primaria, con el objeto de recibir respuestas a una serie de interrogantes que tanto mi persona como otros padres de hijos de la escuela laica nos hacemos.
He elegido para mis hijos la educación laica, porque en ella está mi filosofía de vida, porque considero la mejor opción para la construcción de individuos libres, porque quiero que ellos gocen de absoluta libertad de conciencia, porque quiero que se eduquen en la tolerancia y en el respeto ante la diversidad, porque quiero que ellos sean quienes funden sus propias concepciones metafísicas.
Orgullosa de las reformas constitucionales que dieron paso a un Estado laico, “que no sostiene religión alguna”… como lo expresa el art. 5 de la Constitución de la República Oriental del Uruguay, hoy me siento profundamente decepcionada de las acciones que se están llevando a cabo, violando asombrosamente y descaradamente toda normativa vigente, todo fundamento jurídico y cometiendo aberrantes inconstitucionalidades.
Parece ser que habida cuenta de la pérdida de adeptos que sufre la Iglesia católica, ha fijado sus estrategias en abusar y menospreciar la inteligencia popular, para intentar tergiversar conceptos como el de laicidad, sustituyéndolo por el de una laicidad positiva y fundamentándose en la necesidad del relacionamiento con el Estado uruguayo.
— ¿Desde cuando existe una laicidad positiva y una negativa? ¿Desde cuándo el concepto de laicidad fomenta los fenómenos religiosos?
Desde el momento en que el Estado se define como laico, lo religioso es totalmente ajeno a sus fines, y no puede sostener el fomento ni a favor ni en contra de ninguna concepción religiosa.
Esto es lo que expresa nuestra Carta Magna, no se sostiene, ni se ayuda, ni se apoya a ninguna religión. Lo que no puede confundirse con libertad religiosa, porque una cosa es que las personas tengan la libertad de pertenecer y practicar cualquier religión, otra cosa es el Estado, el que debe mantenerse ajeno a lo religioso.
Pregunto entonces a las autoridades mencionadas anteriormente: ¿con qué derecho se presenta un representante de la Iglesia católica ante nuestros hijos, que concurren a una escuela que es laica?
¿Quién lo autorizó? ¿Con qué objetivo se presentó ante nuestros niños? ¿Qué fue lo que hizo?
¿Algún otro representante de otra fe religiosa lo hará? O simplemente es privilegio de unos sobre otros?
Los hijos que se educan en la enseñanza laica se preservan de la influencia del dogma religioso. Quienes opten por no hacerlo, tienen otros lugares donde poder llevar a sus hijos para que se les instruya en la religiosidad.
Espero que las autoridades de la enseñanza den pronta respuesta, que se escuchen más voces defendiendo y exigiendo el fiel cumplimiento de nuestra Constitución, con el fin de que el Estado salvaguarde las garantías del ejercicio de las libertades individuales.
Atentamente,
Nancy Medina
CI 1.924.808-3