—En una conversación con Búsqueda en agosto del año pasado, mencionó la idea de que el Hospital de Clínicas pueda tener sus propios socios. ¿Llegó a plantearlo a las autoridades de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE)? ¿Sigue en pie la iniciativa?
—Se ha trabajado con las autoridades de ASSE la idea de que el Clínicas tenga un territorio de responsabilidad. Se manejó la propuesta de que ese territorio sea el área Sur y Sureste del país, lo que involucraría a los departamentos de Rocha, Maldonado, Sureste de Canelones y Sureste de Montevideo. Esto significa que nosotros seamos el apoyo para los hospitales departamentales de estas zonas y trabajemos en coordinación con las policlínicas. ASSE tiene un sistema en red que cubre toda la atención del primer nivel y los hospitales departamentales, y es necesario que cada hospital tenga definido cuál es el de tercer nivel. Es decir, cuando hay algo que no puede ser resuelto en el hospital de Rocha, el de Maldonado, en Ciudad de la Costa o en el hospital de Pando, que sepan que esos pacientes irían al Clínicas, y el Hospital de Clínicas tiene la obligación de resolver.
—Desde hace años se habla de iniciativas de reforma del Hospital de Clínicas, tanto respecto a lo edilicio como al funcionamiento. Usted ha mencionado la idea de apuntar hacia un hospital más “compacto”, ¿de qué se trata?
—Eso plantea ir hacia un hospital de 320 camas, que es aumentar un poco la capacidad. Ese número va a permitir un aumento de la cantidad de cirugías y la posibilidad también de dar respuesta a otros asuntos. Y para lograr todo esto, teniendo en cuenta que los recursos humanos son limitados y muy demandados en el sector salud, tenemos que buscar que el aprovechamiento de los recursos que tenemos sea eficiente y que, en vez de tener las salas de internación dispersas en todo el edificio, podamos concentrarlas en cuatro pisos. Esto permite mayor eficiencia en la distribución tanto de medicamentos como de insumos en la realización de la limpieza, en asegurar un nivel de higiene de excelencia, y permite también un máximo aprovechamiento de los recursos.
—¿Y no quedarían pisos o espacios ociosos dentro del hospital?
—El Clínicas tiene que ir hacia un sistema en el cual se colabore con el resto de la Universidad de la República (Udelar) para que los espacios que se liberen puedan ser utilizados. Somos parte de un campus de la salud. En esta área tenemos a la Facultad de Odontología, la de Enfermería, la Escuela de Nutrición y la Escuela de Tecnología Médica. Estamos hablando de miles de estudiantes que se forman en esta área y tenemos una Facultad de Medicina que necesita salones de clase, a pesar del uso de tecnologías nuevas, virtuales. Y la universidad sigue alquilando inmuebles para oficinas centrales. Sería interesante estudiar la posibilidad de que otras facultades o sectores de formación dentro del área de la salud pudieran venir a este predio.
Proyectamos un crecimiento de los equipos de investigación. En el piso 15 tenemos un desarrollo tanto de todo lo que es la biología molecular y genética como de proyectos de imagenología médica. Hay formas de utilizar y reconvertir el edificio, fundamentalmente para la docencia y la investigación, que hacen que pueda seguir siendo viable su mantenimiento pero que concentremos lo asistencial de tal manera de que sea más eficaz nuestro trabajo.

—Usted defiende la idea de aprovechar y reestructurar este edificio. Sin embargo, el presidente Luis Lacalle Pou anunció en diciembre pasado que tiene en carpeta la construcción de un Hospital de Clínicas “nuevo” para 2030. ¿Lo consultó sobre esa idea?
—Que la Presidencia de la República esté proponiendo hacer un hospital universitario modelo, que sea “bueno”, como dice el presidente, y que sea “nuevo”, consideramos que es una gran oportunidad. Además creo que la Udelar es de todos, y el Hospital de Clínicas también. Entonces, el derecho a debatir y discutir lo tiene toda la población, no es privativo de la universidad. En lo que es autónoma la Udelar es para decidir, pero no para debatir.
—¿Pero esta propuesta de Presidencia la debatieron con usted?
—No, conmigo no. Es una propuesta que han conversado con el rector, como corresponde, y que creo yo es un debate que se va a ir dando. Que necesitamos un nuevo hospital es algo que compartimos todos.
—¿Nuevo en cuanto al modelo o en cuanto al edificio?
—Bueno, puede ser que ese hospital se haga en el actual, puede ser que se haga al lado. Tenemos el edificio donde está traumatología ahora y todo ese helipuerto, una gran área que está sin usar, porque ese edificio está abandonado, vacío. El hospital nuevo podría construirse como anexo al viejo. Eso tendría la ventaja de que el dinero que hemos invertido en el arreglo de policlínicos o de la emergencia no se pierda. Además se necesita un hospital con condiciones de conectividad avanzadas, de desarrollo digital, condiciones desde el punto de vista de diagnóstico, de acceso a técnicas nuevas. Por supuesto que no nos negamos a eso. Al contrario, que el Hospital de Clínicas esté arriba de la mesa y se esté discutiendo es una muy buena oportunidad.
La expectativa que se generó en la gente después de ese anuncio del presidente fue muy buena, la gente quiere al Hospital de Clínicas y quiere que se lo renueve. Lo que no nos puede pasar es que por trabas de otro tipo nos neguemos a aprovechar una oportunidad y un reclamo de todo el personal de la salud. Tenemos que tener la madurez necesaria como para dar este debate sin pelearnos entre nosotros, sino poniendo por delante al paciente.
—¿Qué le pareció la postura del presidente de no tomar nuevas medidas de restricción ante el avance de la variante ómicron del Covid-19?
—Me parece, como director del hospital, que nosotros tenemos que cumplir las recomendaciones que dicta el Ministerio de Salud Pública, y así lo hemos hecho.
—Pero se podría discrepar.
—Todos tenemos la responsabilidad de unir esfuerzos de forma también responsable, pero con capacidad de adaptación a los cambios que se están dando. Lo que ha caracterizado al trabajo en todo este período es una gran comunicación entre todos los actores de la salud con el equipo de asesoramiento científico que hemos tenido para buscar cuáles son los mejores caminos en el día a día. Hoy el problema mayor que tenemos en este hospital es el hecho de que el contagio entre el personal que trabaja acá es muy alto y que están apareciendo casos de pacientes que están internados por otras razones y que están dando positivo en Covid-19.
—¿Hay alguna cifra como para dimensionar esto?
—No, pero hay datos. Por ejemplo, el hecho de que la guardia entera de médicos de la emergencia de ayer (en referencia al lunes 10) dio positivo. Se contagiaron todos sin haber tenido una actividad que los reuniera. Eso implicó que quedaran, de toda esa guardia, solo dos personas en condiciones de acudir a la emergencia. Estamos teniendo que cubrir guardias de especialistas, de enfermería, todos los días.
—Pero hasta ahora tienen personal para cubrir.
—Relativamente. Es muy favorable el hecho de que estamos en enero, donde la actividad quirúrgica del hospital es menor que la que puede ser en marzo. Si nos pasa esto mismo en marzo o en abril, sus consecuencias van a ser mucho peores.
—El Clínicas tiene la particularidad de ser un hospital universitario, donde se forman profesionales en varias áreas de la salud y, además, dan sus primeros pasos en el ejercicio de la profesión. ¿Se está logrando retener a esos profesionales? ¿Los médicos quieren trabajar de forma permanente en el hospital?
—No como quisiéramos. El desafío no es solamente contratar y retener, sino ser capaces de seleccionar y de ofrecerle a la persona que queremos que esté no solo las condiciones desde el punto de vista de remuneración correctas, sino las condiciones de trabajo correctas. Que esa persona se pueda realizar, se pueda desarrollar dentro del hospital, que se sienta a gusto. Muchas veces eso significa tener las condiciones de relación humana…, es decir, las personas con las que se interrelaciona, que forme parte de un equipo, que quiera estar, que se estimule. Si nosotros no logramos construir hospitales dentro del país que tengan a esta gente, no vamos a poder formar especialistas, enfermeros o licenciados adecuados. Pensar que con unos pesos se puede resolver o que no importan las condiciones que tengamos de contrato es mirar a muy corto plazo.
Para formar a los médicos que después van a trabajar en el sector mutual, que después van a trabajar en el sector privado, tiene que haber hospitales públicos fuertes. En el lugar donde estamos nosotros, en este sistema tenemos que repensar las formas de contrato y de organización del trabajo para que esto funcione como estoy diciendo. Es muy cómodo ponerse en una posición de esperar que te den más plata para resolver esto.
—¿Generar las condiciones adecuadas para el trabajo es hoy uno de los principales desafíos?
—Es el desafío más difícil de todos. A eso se suma el hecho de que el desafío más grande de la salud, en el Hospital de Clínicas y en el mundo, es mejorar el trato con la gente. Ha habido un proceso de transformación muy grande, por suerte. Gente que antes toleraba cualquier cosa y que ahora ha visto que tiene derecho a exigir que se la trate bien e igual que a los demás. Eso es algo que ha cambiado en la atención pública de la salud en nuestro país en los últimos decenios y que todavía no hemos sido conscientes todos de cuánto tenemos que modificarnos para dar respuesta a eso. La gente exige más información, participar en las decisiones, que se le informe en serio, se la tenga en cuenta y, sobre todo, que se la respete. Ese respeto obliga a que todo el personal sanitario nos cuestionemos cómo estamos haciendo las cosas y cómo estamos dando respuesta a eso.

—¿Cómo es su relación con la Unión de Trabajadores del Hospital de Clínicas (UTHC)?
—Es una relación de respeto. Turbulenta, pero los objetivos que perseguimos los dos son los mismos. Tenemos que encontrar, negociar primero, negociar después y, al final de todo, volver a negociar y encontrar salidas a los problemas. Son miradas diferentes, que tienen que existir. Creo que la labor que realiza cada uno de los integrantes de la UTHC es necesaria y es un complemento del trabajo que realiza la dirección. Implica enfrentamiento y discrepancias en varios puntos, pero creo que el objetivo al que aspiramos de tener un mejor hospital es el mismo para todos.
—Usted fue candidato a intendente de Montevideo, ¿volvería a postularse para ese cargo? ¿O tiene intenciones de retomar la política partidaria desde algún otro lugar?
—Nunca tuve preconcebido hacer una cosa, o ser intendente o ser director del hospital. Pero sí tengo algunas cosas que para mí son claves. Cuando uno asume una responsabilidad la tiene que asumir por el tiempo mínimo necesario. Cuando hice la campaña para la intendencia dije que me parecía que un intendente debía estar no menos de 10 años en su tarea, que no hay cambios profundos que se hagan en menos tiempo. Si yo asumí la dirección del Clínicas tengo que cumplir con eso, es algo de lo que estoy convencido. Tengo 58 años y por delante la expectativa de poder trabajar en el hospital. Eso va a depender de que me reelijan, pero implica una opción de vida, elegir la tarea en el hospital. A lo que le encuentro placer o gusto es a lograr armar equipos humanos que nos enfrentemos a desafíos difíciles de tipo organizacional. Para mí, haber podido llegar a este desafío del Clínicas y haber armado un grupo de trabajo para dirigir el hospital realmente es una enorme satisfacción. No quiero compararla con la de la intendencia, pero es un lugar del que no me gustaría irme, a corto plazo por lo menos.
—¿Cómo evalúa la gestión de la intendenta actual, Carolina Cosse?
—Eso no lo voy a hacer. Primero, porque todavía falta. Segundo, porque no me corresponde. De todas maneras, no quiero dejar de decir que tuve la suerte o el desafío, tal vez, de participar en una contienda electoral con candidatos que respetaba mucho y sigo respetando mucho. Porque cada uno de los que se presentaron a esta contienda eran personas que venían con resultados muy buenos de gestión en donde habían trabajado.
- Recuadro de la entrevista
Ómicron es “otra” enfermedad y “no podemos actuar igual”