Morfina, morfina, morfina… hasta que la persona quedaba dormida. “Ahh, finalmente le controlamos el dolor”, pensaban antes los anestesistas. Pero cuando despertaba manifestaba haber sufrido. “No puedes tener dolor, estabas dormido”, le respondían.
Morfina, morfina, morfina… hasta que la persona quedaba dormida. “Ahh, finalmente le controlamos el dolor”, pensaban antes los anestesistas. Pero cuando despertaba manifestaba haber sufrido. “No puedes tener dolor, estabas dormido”, le respondían.
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá“Esto es algo de lo que me avergüenzo como anestesista, de verdad lo pensábamos. Ahora sabemos que solo los opioides —morfina es uno de ellos— ya no son adecuados. No le controlaron el dolor, pienso que seguramente esta persona perdió la conciencia”, comentó la doctora Karen Boretsky, docente de la Universidad de Harvard, durante su disertación el jueves 24 en el Hospital Pereira Rossell.
“Tratar de usar una vía del dolor para calmarlo, cuando hay muchas vías, indica que estábamos lejos del buen camino”, opinó. Los opioides “son buenos y los necesitamos, pero en bajas cantidades. Son potentes analgésicos pero tienen demasiados efectos secundarios —náuseas, vómitos y deprimen la respiración, algo especialmente problemático en los niños—”, agregó Boretsky, que también es directora del Servicio de Anestesia Regional Perioperatoria en el Hospital de Niños de Boston, Harvard.
Hace dos años la Sociedad Americana de Anestesia publicó una de sus guías sobre terapia del dolor e indicó que los opioides se están convirtiendo en “un tratamiento complementario de rescate” y que ”la anestesia local y regional debería ser utilizada habitualmente”.
“Hacer anestesia no es lo mismo que dormir a un paciente para que lo operen, va más allá de la operación. La anestesia se trata de dar confort, no es justificable que una persona sufra, hay procedimientos para realizar. La anestesia regional es un capítulo muy importante en esto, es un acto de bondad”, opinó Alejandro Corujo, ex presidente de la Sociedad Latinoamericana de Anestesia Regional y docente colaborador de la Cátedra de Anestesiología de Facultad de Medicina de la Universidad de la República. Corujo habló durante la apertura de la Jornada de Bloqueos Regionales Ecoguiados en Pediatría que se realizó en el Pereira Rossell.
La anestesia regional es una forma “efectiva” de calmar el dolor, según especialistas consultados. Se aplica la anestesia con la ayuda de un ecógrafo —ecoguiada—. Esto permite que los especialistas puedan ver con seguridad cómo llegan hasta el nervio y lo “bañan” en el anestésico local para calmar el dolor sin lesionar. Para la aplicación se necesita una anestesia más superficial en lugar de administrarle a la persona “una cantidad grande de opiáceos que se dan cuando no tienes este recurso”, dijo a Búsqueda Clarisa Lauber, jefa del Servicio de Anestesia Pediátrica por ASSE en el Pereira Rossell y profesora adjunta del Departamento de Anestesiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República.
Aplicando morfina la persona puede dejar de sufrir dolor, pero además “sale con un estado de conciencia bastante deprimido”, agregó.
“Estoy segura de que en un futuro los anestesistas vamos a tener un ecógrafo en el block para ayudarnos al lado del paciente”, comentó Lauber.
El Servicio de Anestesia Pediátrica en el hospital uruguayo se formó hace tres años. Una encuesta de dolor luego de las operaciones reveló que el 54% de los niños sufrían dolor, cifra similar a lo que ocurre en otros sitios del mundo. Tras este resultado se destinaron más especialistas al trabajo y ahora cuentan con el ecógrafo más moderno del país, que les permite realizar bloqueos regionales con esta guía.
El hospital ha comenzado a calmar el dolor de los niños con la técnica de bloqueos regionales ecoguiados. Los costos de los ecógrafos han bajado, rondan los 30.000 dólares, de todos modos, esta práctica se realiza solamente en el Pereira Rossell y en el Hospital Británico. “Cuestan los cambios en los lugares privados, pero estoy segura de que va a cambiar”, opinó Lauber.
“Queremos ser líderes en la técnica. Tenemos acá —en el Pereira— todo para hacer la mejor anestesia en pediatría”, indicó. Hay algunas experiencias de este tipo también en Argentina y en Brasil.
Sufrir dolor tiene consecuencias a largo plazo que “recién ahora” se están considerando como un tema importante. Existen complicaciones asociadas a personas que sufren dolor. El dolor “sigue siendo el enemigo, afecta la mente, el cuerpo y su funcionamiento”, dijo Boretsky. “El impacto del estrés es menospreciado”.
Estudios realizados permitieron comprobar cómo bebes que nacían con problemas y necesitaban someterse a numerosas operaciones durante el primer año empeoraban cada vez más la tolerancia al dolor cada vez que los operaban. Luego de cinco o seis cirugías ya nada les calmaba y tenían hipersensibilidad y se volvían irritables. Boretsky comentó que en el Hospital de Niños de Boston les realizan bloqueos regionales para calmar el dolor luego de las operaciones; este procedimiento ha hecho que necesiten menos medicación y no desarrollen hipersensibilidad.
Incluso en algunas ocasiones sufrir intenso dolor luego de una operación puede desencadenar el Síndrome de Estrés Post Traumático, similar al que se sufre tras un accidente de tránsito. Por otra parte, el dolor crónico también es producto de sufrimiento de intensos períodos de dolor. “Ambos son prevenibles”, aclaró Boretsky.
“Tenemos que reconocer que hay que usar varios fármacos para tratar el dolor, que tienen muchas vías intrincadas. Es tan complejo que es demasiado simplista pensar en que solo la morfina o solo otro medicamento puede cubrir todo el mecanismo. La morfina se debe usar combinada con la anestesia regional en un abordaje multimodal, con distintos medicamentos, estrategias”, explicó Boretsky. La morfina “pasó de moda. Funciona, pero hay maneras de usarla de forma más puntual y estratégica”, agregó. Este opioide es muy utilizado al final de la vida. La preocupación por los efectos secundarios no está tan presente. Pero si la persona sufre dolor durante un largo lapso, en ocasiones la morfina “deja de funcionar y la gente se vuelve tolerante”, dijo Boretsky. En el final de la vida la anestesia regional también es válida según la especialista, tanto para niños como adultos. El Hospital de Niños de Boston lo utiliza en sus enfermos terminales, un centro pionero en este abordaje combinado de distintas estrategias aplicadas para calmar el dolor.
“Es interesante el caso de Uruguay. En Estados Unidos todavía tenemos problemas convenciendo a la gente de que la anestesia regional es importante. Acá están convencidos, están adelante de muchos países e incluso de hospitales de Estados Unidos”, señaló Boretsky. Hay 15 hospitales pediátricos en Estados Unidos que realizan este tipo de anestesia regional; es “escaso”. De todos modos, “cada vez se habla más del tema y crece muy rápido”.
“Se trabajó en adultos pero no hemos hecho un buen trabajo abordando el dolor de los niños. La anestesia regional puede ayudarlos a lidiar con el dolor. Estamos mejorando pero necesitamos empezar a usar más anestesia regional en pediatría. Los bloqueos de nervios periféricos deberían empezar a sustituir los tratamientos tradicionales”, opinó.