—¿Esos puntos son los que considera centrales de esta LUC? ¿Cuáles considera que son los temas claves?
—Una de las peores decisiones es debilitar a la educación pública con el artículo 127, que coloca la obligatoriedad en otra redacción y en otra forma de aplicarla. Lo que hace es quitar políticas que se venían ampliando desde 2005 para acá. Lo que se hizo fue insuficiente pero no se puede decir que no se avanzó en educación durante los gobiernos del Frente Amplio. Entonces cuando con esta ley se producen cambios tan importantes a una Ley de Educación sin consultar a las maestras, a los profesores, a las auxiliares, a los padres, a los catedráticos, ¿acaso no se está usando un mecanismo nefasto para legislar? Así lo consignó el estudio entre la Universidad y el Parlamento que dio que el proceso menos democrático de construcción de una ley era el mecanismo de urgente consideración porque si no se aprueba en los 90 días queda con el texto original del Poder Ejecutivo. ¿Es este el instrumento del futuro para legislar? Para mí este es el peor daño que se le puede hacer al Parlamento y a la forma de gobernar un país.
—¿Sus temas centrales son entonces la educación y el método de legislar?
—No, a la educación pública se le suma la inclusión financiera. Les dicen a las personas que tienen libertad y que pueden ir a negociar con su patrón cómo cobrar, si por débito o en efectivo. ¿Alguien cree, aún en el realismo mágico más profundo, que alguien que está buscando trabajo puede exigir cómo le pagan? Lo único que negocia el primer día es cuánto gana y a veces ni eso. Y después nadie ha explicado por qué alguien puede andar con una bolsa negra con US$ 120.000 y pagar al contado si hay tantos modos de pagar de forma electrónica o bancaria.
Los cambios en seguridad tienen críticas del doctor Germán Aller, de la Fiscalía General de la Nación, del Instituto de Derecho Penal. No escucharon a nadie. Lo que les anunciaban de que iban a haber cárceles superpobladas, con violaciones a los derechos humanos, con posibilidad de rehabilitación que iban a caer, el informe de Juan Miguel Petit lo acaba de confirmar. Entonces, lo que parece a corto plazo una solución porque detienen y apresan, y apresan, sin generar condiciones para la rehabilitación, en el mediano plazo va a ser una bomba de tiempo. Ahora el león es chiquito, uno le puede acariciar la melena, pero cuando el león crezca va a ser un problema para la sociedad uruguaya.
—El gobierno plantea la seguridad como un tema en el que tuvo logros. En delitos en particular el gobierno se apoya en la cifra de denuncias, donde hubo una baja. ¿Esas cifras no reflejan la realidad?
—Yo parto de la base de que la mitad del país en verano no entró, que son los que vienen de fuera del país, parto de la base de que la baja de la movilidad complicó el delito como en buena parte del mundo, parto de la base de que en el último trimestre lamentablemente, porque a mí me gustaría que esas cifras se mantuvieran bajas, empezaron a crecer y es sustancial la suba. Y parto de la base también de que no se resuelve el tema de la seguridad con discursos, sino que se resuelve con justicia social.
—¿Para usted la LUC no dio herramientas a la Policía?
—¿Qué herramientas dio? Dicen: “Vinimos a proteger a la Policía”. ¿Sabés cómo encontramos a la Policía en 2004? Sin uniforme, sin armamento, sin profesionalización, sin chaleco antibalas. Y en 2019 terminaron con el salario triplicado, con horas de 222 reguladas, con profesionalización y con chalecos. Eso es proteger a la Policía. Ahora, en estos dos años, le rebajaron a la Policía 18 jornales por año. ¿Eso es proteger a la Policía?
—El alto nivel de indecisos es algo que se mantiene en las encuestas. ¿Por qué cree que se da?
—No han querido debatir, han elegido los debates, suspendieron los debates que había esta semana porque habla el presidente. A mí me suspendieron un debate porque no quise debatir con Mieres, que obviamente no es el actor intelectual de esta ley. Entonces, hay una clara intención del gobierno de no hablar de la LUC. Cuando vas a hablar de la LUC te hablan del gobierno anterior. Hablen de este gobierno, donde prometieron no subir los combustibles y subieron 30% por encima de los salarios y por encima de la inflación. Bajaron dos años consecutivos los salarios y las jubilaciones. Este problema va a continuar. Y ese es el gobierno que hay que analizar. No el gobierno anterior que el pueblo ya lo analizó y no lo votó, a pesar de todas las transformaciones que yo digo que se hicieron.
—¿La población debe analizar este gobierno para votar o la ley?
—La ley, pero si quieren hablar de un gobierno… No pueden decir que están fracasando en tal política por culpa del gobierno anterior. Cuando en los hospitales faltan medicamentos, cuando no se están pudiendo hacer los análisis, no es cuestión del espíritu santo, es que redujeron el presupuesto de salud. Cuando los grupos de Primaria y Secundaria se ampliaron, esto es, menores posibilidades de educación, es porque redujeron el presupuesto educativo.
—En las últimas semanas colocaron sobre la mesa con insistencia el asunto de la inflación. ¿Este es un tema con sustento en la ley o es algo aparte?
—Es un tema de lo que proponen. Suben los huevos, la carne, la pulpa, la fruta, la verdura y proponen exonerar el IVA del asado. ¿El Frente lo va a votar? ¡Sí, lo va a votar! ¿Pero la gente va a vivir de asado? ¿Cuál es la política general para que de alguna manera se puede atacar el tema precios? Es la primera vez en la historia que veo en un puesto de la feria que para vender un maple de huevos digan “se acepta tarjeta de crédito y de débito”. El salario cayó. La carne picada, la que todo el mundo usa, 400 pesos el kilo. La carestía, esta palabra hacía mucho tiempo que no se conocía en Uruguay y eso era porque los salarios subían por encima de los precios. Resulta que los que nos prometieron nuestros mejores dos años han creado los peores dos de los últimos 17. El cambio que le prometieron a los uruguayos no funcionó. Hoy solo en Montevideo se alimentan 60.000 personas en ollas populares. ¿Saben qué apagó el tema? Que los informativos no las muestran más. Y la gente cuando vaya a evaluar todo esto también lo va a poner dentro de la bolsa.
—¿Le parece bien que se instale el tema de los precios en el debate de la LUC cuando entre los 135 artículos no hay artículos…?
—Se instala en el debate de la vida, como se instala que Manini es colono. No es culpa de la LUC que Manini sea colono, es parte de la vida. Se instala porque alguien investigó y es parte de la vida. Los precios son parte de la vida, nadie quiere que suban, subieron. Una parte es porque subieron los combustibles de forma sistemática y el precio del combustible cambia los precios de casi todo y, si en algún momento bajaran, es muy difícil que bajen los precios de casi todo. Esta es parte de la carestía. Otra parte es que aumentaron los precios de los commodities, y uno de ellos, que es la carne, lo consume el pueblo uruguayo, pero no hay ninguna política para el mercado interno. Producimos carne y la vendemos como si fuera la Unión Europea.
—Entonces, este referéndum al final es una evaluación del gobierno.
—No, esto pasa durante la discusión de la LUC. ¿Querés que la fuerza política no discuta temas de la realidad porque estamos en un proceso de referéndum? Discute. Y discute porque el precio de paridad de importación influye en el precio. Todos estos precios crecieron mucho antes de la guerra en Ucrania. Ahora se acentuaron. Políticas del gobierno: cero. ¿Cuál era la urgencia de la LUC entonces? Cuando nos preguntan en qué perjudicó la LUC yo te puedo decir clases superpobladas, el precio de paridad de importación y el combustible por encima de la inflación y de los salarios como no pasó en 15 años. Te puedo decir que hubo desalojos express, pocos porque el mecanismo no se ha utilizado demasiado porque el león es chiquito, pero el león va a crecer. Claro que estas cosas influyen. Ahora si se estuviera evaluando el gobierno ahí sería una papa porque lo que puede exhibir el gobierno como éxito es un manejo responsable de la pandemia del presidente. Después pasó de todo. Todo lo demás: fracasos totales y completos.
—¿Qué mensaje debe leer el oficialismo si se concreta la derogación?
—En cualquier circunstancia el oficialismo debe entender que de cualquier manera no se puede gobernar. Que utilizar el mecanismo menos democrático para legislar no es una buena idea de ningún gobierno. Si pierde, lo tiene que mirar, y si no pierde, también. Y también lo debe entender el Frente Amplio, que no es esta la manera de legislar.
—¿Y para el Frente Amplio si se da una derrota?
—No es una pelea entre Frente Amplio y oficialismo. Es un movimiento social y político que decidió no dejar pasar esto. Si la comisión del Sí no logra alcanzar la mayoría, sencillamente hay que aceptar el resultado. Pero no tiene nada que ver con el Frente Amplio, la gente habrá perdido derechos. Aquí no se está midiendo un gobierno contra el partido de la oposición, aquí se está midiendo una ley. Quienes pierden son los uruguayos, no un partido.
—Pero ¿cómo sale la fuerza política de su apuesta de promover el referéndum?
—Nunca sabés… ¿Cuál sería el resultado que sea negativo para la fuerza política?
—Perder el referéndum y que no se deroguen los artículos.
—Bueno, pero eso es para la gente. Suponete que sale 49,5% a 49,3%. Para la fuerza política puede ser exitoso pero para la gente es un desastre. Entonces, no es una medición de la fuerza política, lo que se está midiendo son derechos para la gente. Los resultados todos van a ser estudiados de forma diferente, pero la gente va a haber perdido derechos.
—Hay dirigentes en el Frente Amplio que ya empiezan a hacer valoraciones como que, más allá del resultado del referéndum, este proceso generó movilización en la fuerza política.
—Es una evaluación que hay que hacer después. Lo más importante hoy es el referéndum. Claro que para la fuerza política y las organizaciones sociales es clave haber construido un diálogo que estaba un poco debilitado y haber militado juntos por una causa común. Hay que tratar de seguir construyendo un bloque social, un bloque político, y que esos bloques dialoguen. Pero ese no fue el objetivo de la recolección de firmas, que es evitar que se le quiten derechos a la gente.
—¿Cómo evalúa el rol de Lacalle Pou en la campaña?
—No tienen otro jugador. Es el equipo de Lacalle Pou. Va a ser decisivo. La gente creo que va a reflexionar sobre el contenido de la ley, pero hacen jugar al único jugador que tiene peso político. En el límite de lo constitucional, pero lo hacen jugar.
—Los indecisos, según las consultoras, en un alto porcentaje tienen un bajo interés en la política. ¿Cómo se convence a ese público?
—El más desinteresado se da cuenta de que le subieron los precios, se da cuenta de que su vida cambió para peor. No para todos. Sí para los jubilados, para el que no tiene empleo, para el que vive de su sueldo. Si dentro de estos están las personas más desinteresadas en la política, seguramente estas cosas las ven todos los días. Si están en el sector más poderoso, estas dificultades no las tienen. Lo que pagan de IVA es muy poco, lo que pagan de alimento es muy poco en relación con su rentabilidad. Termina siendo un referéndum entre un gobierno que pensó más en los de arriba que en los de abajo. Termina siendo un referéndum de los de abajo que intentan defender derechos de los de abajo. No es partidario.
—¿Es un referéndum entre oligarquía versus pueblo?
—No. Es poder económico versus los que viven del trabajo y las jubilaciones. Esto es un problema de cómo se mira el mundo, de entender el Estado como intervencionista en la distribución del ingreso o un Estado apático.