La secuencia de acciones bajo un hipotético gobierno encabezado por el general retirado Guido Manini Ríos sería la siguiente: primero, un “plan de urgencia” con inversión pública para dinamizar el empleo; después, una auditoría para detectar “gorduras” en el Estado, y luego adoptar la dieta de la “austeridad”. Un propósito clave es que las calificadoras de riesgo le mantengan a Uruguay el grado inversor o investment grade. “Si nos lo quitan —y se lo doy firmado: si no cambiamos de modelo, así ocurrirá— vamos a ser más o menos como la Argentina hoy”, advierte Enrique Pées Boz, vocero en temas económicos del candidato presidencial por Cabildo Abierto.
Pées Boz, de 72 años, es conocido en ámbitos militares porque durante años dio clases a la oficialidad, aunque con Manini Ríos habló por primera vez en junio pasado, cuando lo invitó a sumarse a sus equipos. Funcionario del Banco Hipotecario entre 1966 y 2003, este contador —con un doctorado en Economía en la Universidad de Sevilla y máster en Administración Pública y Macroeconomía en Harvard— aceptó casi de inmediato pero aclara que el general retirado no le comunicó quién sería el ministro de Economía de su eventual gobierno. Cuenta que en el armado del “compromiso” programático del partido también trabajaron Pablo Sitjar, expresidente de la Bolsa de Valores de Montevideo, y Stella Cigliutti, quien años atrás fue asesora en el Ministerio de Economía. Señala que el “modelo” que proponen se basa en el “apoyo a la oferta, a la empresa”, pero que “lo más fuerte” es el “cambio radical de ideología” que está por detrás.
—Aludiendo al problema de la inseguridad, Manini Ríos dijo en Búsqueda que se precisa “autoridad” para poner “orden en el relajo”. ¿También se precisa mano firme en la economía?
—Absolutamente. Con un déficit fiscal como el que tenemos, una deuda creciente, con las famosas reservas internacionales cayendo, ese blindaje que dice el ministro Astori está cada vez más lejos de serlo. En ese enfoque coincidimos en la oposición y será fácil llegar a acuerdos.
—Si, como dice, básicamente la oposición propone lo mismo, ¿por qué votar a Cabildo Abierto?
—Porque actuaremos con la firmeza que demuestra el general. Nosotros no vamos a tener en el equipo económico a miembros del equipo actual; la mano del cambio debe estar basada en el convencimiento de que lo se ha estado haciendo está mal.
¿Vamos a reducir un equis número de vacantes? No sé cuántos, pero sí que lo vamos a hacer. Llegó el tiempo de la austeridad.
—Dice “equis número”, pero el documento de 20 propuestas de Cabildo Abierto menciona la supresión de 50.000 vacantes en el Estado en el período de gobierno.
—Sí, es un número, pero habrá que comprobarlo. Para eso haremos la auditoría integral de gestión. Pensamos que esos 50.000 son un número al que habría que llegar para estabilizar los platillos de la balanza; es evidente que el platillo de los impuestos no puede subir más y habrá que ser hábiles para bajar el del gasto público. ¡Si en la parte alta del ciclo económico el gobierno hubiera sido prudente…! No hay que inventar nada, hay que mirar del otro lado de la cordillera y sus fondos de estabilización. No hay que quedarse con la Argentina. Y por cierto, nosotros no vamos a hacer lo que hizo la Argentina, todo lo contrario: nosotros vamos a bajar tarifas e impuestos, lo que se pueda.
Si se hubiera ahorrado, se podría hacer lo que nosotros vamos a generar: como primera medida cuando asumamos, un plan urgente de inversión pública para dar trabajo a la mano de obra no calificada los dos primeros años. Es el tiempo que necesitamos para que las calificadoras, las empresas y la gente recuperen la confianza. A partir de ahí empieza a dar sus frutos lo que es nuestro modelo alternativo al actual, asistencialista y que conduce a la esclavitud económica.
'Actuaremos con la firmeza que demuestra el general. Nosotros no vamos a tener en el equipo económico a miembros del equipo actual; la mano del cambio debe estar basada en el convencimiento de que lo se ha estado haciendo está mal'.
Hoy las únicas empresas que confían en el país son las que se benefician de las zonas francas o como UPM; eso se llama una confianza condicionada.
—¿En qué consiste el modelo alternativo del que habla?
—Los modelos empiezan en lo que se llama la antropología fundamental: cómo concebimos al ser humano individual y colectivamente. Nosotros lo concebimos como un ser libre; si esa persona es un esclavo económico, su libertad la perdió. Lo único que le da libertad es tener un trabajo, y eso es lo que queremos darle.
Entonces: plan de urgencia, auditoría, reducción gradual de todo lo que sea gorduras. Eso es lo que queremos, pero con un objetivo: ganarnos la confianza de las calificadoras para que no nos quiten el grado inversor. Si nos lo quitan —y se lo doy firmado: si no cambiamos de modelo, así ocurrirá— vamos a ser más o menos como la Argentina hoy. Ahora Uruguay paga por la nueva deuda 3,5%, mientras Argentina debe pagar 25%; no queremos eso. Lo que queremos es recuperar confianza, pero eso no puede hacerse confundiendo a la gente: ¡no pueden decir desde el gobierno que esto se va a corregir con el crecimiento económico que viene por UPM o, peor todavía, por el tratado con la Unión Europea, que no lo vamos a ver en acción en los próximos cinco años!
—Usted enumera medidas que tomaría un eventual gobierno de Manini Ríos. Pero ¿cuál es el modelo?
—Las pautas del modelo son el apoyo a la oferta, a la empresa. Ir sacando la mochila fiscal; bajar tarifas; dar incentivos a través de una banca de fomento a sectores productivos como el lácteo, citrícola y arrocero; darles un tipo de cambio competitivo, sin asustarnos cuando se va para arriba y dejar que funcione el mercado.
Por otro lado, pensamos que los países no se vuelven competitivos solo porque tengan empresas competitivas: deben tener mercados. Queremos generar clusters donde, mancomunadamente, la transformación productiva se logre en conjunto entre la empresa privada dando trabajo, el Estado dando incentivos y la academia dando conocimiento. No estamos inventando nada; lo viví estudiando en Estados Unidos. ¿Cuándo vio usted que en los cursos de la Universidad de la República vayan empresarios privados a dar testimonio de lo que están haciendo? ¡Son el enemigo! Por eso, quizás lo más fuerte de nuestro modelo sea la ideología: es un cambio radical de ideología. Nosotros creemos en la propiedad privada, en la estabilidad, y en la seguridad física y jurídica. Creemos en un Estado no prescindente respecto a las dificultades de las empresas. Esa es la gran característica de nuestro modelo.
—Dice que dejaría subir el precio del dólar para favorecer la competitividad. ¿Eso no generaría más inflación, perjudicando por ejemplo a los asalariados?
—En economía no hay almuerzos gratis y el economista debe buscar que el costo sea el menor posible. ¿Qué parte de la canasta familiar es importada? No toda, aunque en este período, con un tipo de cambio no competitivo, en las góndolas de los supermercados creció lo importado. Ahí un dólar más alto pega más. ¿Pero de quién es la culpa? Es del modelo. El equipo actual se aferra a un tipo de cambio real no competitivo y lo justifica con lo que usted dice: “Se nos dispara la inflación”. No es tan así: la inflación se dispara porque hay que financiar US$ 3.000 millones anuales de déficit. Ahí está la génesis del proceso inflacionario, que después hay que dominarlo con un dólar que es consecuencia de toda la deuda que se debe absorber para pagar ese déficit. Hay que bajar el déficit fiscal a 2% del Producto y tener un crecimiento económico de 3% a 5% anual; a eso nos comprometemos.
—Antes dijo que si se pierde el grado inversor Uruguay enfrentará una situación parecida a la de Argentina. ¿Por qué?
—Ferreri o Astori me dirían que estoy equivocado porque Argentina no tiene las reservas que tenemos. Mientras el déficit fiscal sean US$ 3.000 millones y se deba renovar deuda, pagando intereses, hay que salir al mercado a conseguir alguien que preste US$ 5.000 millones. Y si ese alguien dice: “No va más”, lo que queda es recurrir a las reservas. Mi cuenta es fácil: US$ 15.000 millones (de reservas) dividido cinco, da para tres años. Si durante el primer año del período los inversores le dicen al gobierno: “Tu modelo es seguir endeudándote para bancar el mismo déficit y no te creo eso que me prometés de que vas a crecer por el acuerdo con la Unión Europea, que todavía deben ratificar 32 Parlamentos. Y no me convencés con UPM, porque lo que entra por un lado se va por el otro: para que llegue la inversión de US$ 3.000 millones hay que aumentar la deuda para financiarle la infraestructura. Si no sos creíble, no te presto más”. Y si no nos prestan más, las reservas se terminan en tres años; y ahí no hay diferencia con la Argentina. A la Argentina le cortaron el crédito, se quedó sin reservas y está donde está. Hay que haber estudiado solo un poquito de economía para ver todo esto. ¡Estos son los temas que hay que darle al público para que sepa qué pasa si sigue este modelo, no si Arbeleche habló o no con las calificadoras! A ese mismo público que se le está diciendo que si gana Manini Ríos se perderán las conquistas sociales, le digo: miren para enfrente. Si se mantiene el modelo del Frente Amplio, dentro de tres años, o antes, Uruguay va a estar igual.
Recuadro de la entrevista
? “Nadie se animó a tocar la economía” de Pinochet
Economía
2019-10-10T00:00:00
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