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    Sin megaproyectos, con cautela entre los privados y austeridad en el sector público, el “motor” de las inversiones pierde fuerza

    El empuje por la construcción de la fábrica de pasta de celulosa de Montes del Plata, en Conchillas, ya es historia. El emprendimiento minero de Aratirí se fue diluyendo, la obra de la regasificadora viene demorada y el puerto de aguas profundas en Rocha sigue siendo un proyecto incierto. A nivel más micro, las empresas privadas en general están siendo cautas en sus inversiones, y los entes estatales recibieron instrucciones para que también lo sean en el contexto de un presupuesto público austero.

    Con ese panorama, jerarcas del gobierno así como consultores que tienen contacto con empresarios locales y del exterior, admiten que la inversión ya no impulsará la economía de la forma en que lo hizo en los años recientes.

    El banco español BBVA informó esta semana que bajó de 2,9% a 2,6% su pronóstico de crecimiento para la economía de Uruguay en este año. En su informe comentó que la inversión “mostrará cierta ralentización ya que no existe ningún proyecto privado de envergadura como el de Montes del Plata (...) y la inversión pública se encontrará relegada frente a la necesidad de un ahorro fiscal”.

    Motor menos potente

    Uruguay fue históricamente un país con bajos niveles de inversión productiva (formación bruta de capital fijo) y varias investigaciones académicas señalan eso como una de las razones de su magro desarrollo económico relativo. Los números mejoraron en los años recientes, lo que favoreció la actual fase de crecimiento económico que en 2014 completó 12 años.

    “Las estadísticas disponibles nos permiten comprobar que el país nunca había tenido un proceso de crecimiento tan importante como el que estoy señalando. Hay tres motores de este crecimiento que es fundamental tener en cuenta. El primero de ellos, el más genuino, directamente emparentado con la confianza y la certidumbre, es la inversión. Uruguay tuvo una evolución espectacular de la inversión productiva interna (...), al punto que se llegó a la mayor proporción de inversión sobre Producto que conozca la historia del país. (...) El año pasado Uruguay llegó a una tasa de inversión de 24 puntos, esto es, por cada $ 100 de producto se invirtieron $ 24. ¡Nunca, absolutamente nunca, ni de cerca, la historia del Uruguay presenta guarismos de este tipo! Nunca se había tenido una tasa de inversión de esta naturaleza. Recordemos los muy pobres desempeños de inversión que tuvo el país históricamente, a lo largo de décadas, que muchas veces pasó años con tasas de inversión del 10% y el 12%, ubicándose siempre en lo que podríamos llamar los tramos más bajos del ranking latinoamericano. Incluso, recuerdo años en los que en materia de tasa de inversión Uruguay estuvo muy cerca de Haití y Bolivia, que eran los países más pobres de América Latina en ese momento”, comentó el ministro de Economía, Danilo Astori, cuando compareció el miércoles 13 ante el Senado en régimen de comisión general.

    Destacó además que en los últimos años la inversión extranjera directa llegó a niveles de 6 y 7 puntos del Producto. “Esto solo tiene una explicación que se resume en una palabra: confianza. Confianza y certidumbre. Nadie viene a invertir y a arriesgar a un país en el que no se confía. Este fue un primer motor importantísimo del crecimiento al que yo estoy aludiendo”.

    Luego admitió que “la desaceleración se puede percibir, por ejemplo, en las cifras del Producto; se puede percibir gráficamente si uno analiza la curva de inversión, que creció muchísimo durante estos años (...) pero que en los últimos meses muestra algo parecido a una meseta en la que se registra una falta de crecimiento como el que había antes”.

    Una recopilación de datos oficiales que hace la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ubicó a Uruguay en el grupo de países que en 2014 vio retraída la captación de inversión extranjera directa; recibió U$S 2.755 millones, U$S 277 millones menos que el año previo (–9%). En el conjunto de la región, la caída fue de 16%. “En un contexto de menor crecimiento económico y contracción de la demanda internacional de sus principales productos, los países de América Latina y el Caribe tendrán que atraer proyectos de inversión extranjera directa que puedan elevar su capacidad productiva y contribuir a la diversificación de sus economías”, remarcó ese organismo de Naciones Unidas en un informe difundido ayer miércoles 27.

    Por cierto, las cifras de inversión —extranjera y doméstica— que elabora el Banco Central pasaron a ser cada vez menores ya en la segunda mitad del año pasado: la formación bruta de capital cayó 9,4% real (descontado el efecto de la inflación) en julio-setiembre y lo hizo 9,5% en octubre-diciembre, en ambos casos al comparar con los mismos trimestres de 2013.

    Algunos datos de 2015 sugieren que la contracción sigue.

    En el primer trimestre, a la comisión ministerial que evalúa proyectos que buscan beneficios tributarios bajo la ley 16.906 llegaron 72 pedidos al que están asociados inversiones por U$S 245 millones. Comparado con enero-marzo de 2014, eso representó una caída de 28% en cantidad de proyectos y de 60% en el monto, conforme con estadísticas del Ministerio de Economía.

    En los años recientes, en particular en 2013, esas cifras se vieron abultadas por los parques eólicos para generación de electricidad. Fuentes que conocen el sector, consultadas por Búsqueda, indicaron que está proyectado duplicar la capacidad de generación, por lo que la instalación de estos parques no incidirían a la baja en la inversión en el futuro cercano.

    A su vez, la inversión en maquinaria y equipos por parte de las industrias se contrajo 11,3% en el primer trimestre respecto a un año atrás, según un índice difundido el martes 26 por la Cámara de Industrias.

    En el comercio y los servicios, uno de cada cuatro empresarios estima que debería suspender o postergar inversiones como medida de ajuste porque sus ventas vienen más flojas o están cayendo, según el giro, reveló un sondeo entre socios realizado por la gremial de esos sectores y divulgada la semana pasada.

    En el agro también hay mayor cautela dada la baja del precio de algunos productos primarios —en especial los granos— que jaquean la rentabilidad del rubro, dicen empresarios del sector.

    El presidente Tabaré Vázquez, acompañado por el ministro de Ganadería, Tabaré Aguerre, se reunió el martes 26 con el titular de la Asociación Rural del Uruguay, Ricardo Reilly. El encuentro “finalizó en un común acuerdo con el primer mandatario en el sentido de generar las condiciones que permitan mantener la inversión necesaria para no resentir la productividad y en consecuencia la dinámica del sector con mayor impacto multiplicador sobre el resto de las actividades de la  economía nacional”, señaló la gremial en un comunicado difundido ese día.

    También los bancos están notando que la demanda de créditos con destino a inversión por parte de las empresas se enlenteció últimamente (ver nota en página 26).

    En el sector público, el Poder Ejecutivo prepara un proyecto de ley presupuestal para 2016-2020 que será especialmente cauto en sus primeros dos años de aplicación, adelantó Astori.

    Si bien aún no hay números definitivos, el equipo económico asume que la inversión pública deberá adecuarse a ese contexto de austeridad, según consultas efectuadas por Búsqueda. También vigilará la inversión de las empresas estatales e incluso algunos proyectos pueden llegar a ser vetados.

    Por ello, el gobierno apuesta a que la inversión de privados sostenga buena parte de la mejora de la infraestructura física prevista para este período bajo el régimen de participación público-privada (PPP).

    Desafío

    “Nosotros sabíamos desde el año pasado que íbamos a tener un gran desafío para mantener el porcentaje de inversión sobre el PBI, en particular la extranjera”, dijo a Búsqueda Álvaro Inchauspe, gerente general del Instituto Uruguay XXI.

    Ese organismo de promoción de la inversión y las exportaciones recibió 110 consultas de inversores interesados en radicar negocios en el país en estos casi cinco meses de 2015, lo que “está acorde” con las cifras del mismo período del año pasado, indicó. En todo 2014 fueron 500. Inchauspe aclaró que la recepción de consultas no es pareja a lo largo del año, dando a entender que no necesariamente habrá una baja cuando se comparen las cifras anuales.

    Últimamente, el origen de la inversión foránea captada por Uruguay ha sido de Estados Unidos, España, Argentina y Brasil, principalmente. “Vamos a estar recibiendo en el corto plazo, quizás hacia el año que viene, un gran interés de empresas chinas. El modelo chino de desarrollo está pasando por una transformación (...) y de alguna manera el empresariado chino está siendo fomentado para invertir en el extranjero”, afirmó el jerarca.

    Uruguay XXI tiene como objetivo salir a buscar inversores en Finlandia y Alemania, en especial del sector forestal e infraestructura. India, cuya economía está creciendo a un ritmo cercano a 7,5%, también está en carpeta.

    Según Inchauspe, actualmente “las condiciones para invertir en Uruguay son óptimas”. Agregó que haber logrado mantener la calificación de riesgo crediticio —ratificada la semana pasada por la agencia Moody’s— así como su perspectiva “estable” en un contexto regional adverso “no es menor”.

    Desde las consultoras que asesoran a potenciales inversores se percibe en estos una actitud más medida.

    Marcelo Recagno, de Ernst & Young Uruguay, dijo que se esperan “menores niveles de inversión” que en los últimos años “producto de la difícil situación económica regional e internacional, falta de productividad, conflictividad laboral, incrementos de costos, etcétera”. De todos modos, remarcó que hay grandes expectativas en torno al impulso que la nueva administración quiera darles a los proyectos PPP.

    En la misma línea, Federico Cami, de Guyer & Regules, observó que hay un “ritmo bastante más lento” en varios sectores y la situación que atraviesa el agro podría llevar a “una baja importante en la inversión en maquinaria”.

    Gabriel Arotce, consultor económico del estudio Rueda, Abadie, Pereira, dijo que hoy los inversores en Uruguay “se enfrentan a un escenario de incertidumbre y baja rentabilidad”. Coincidió en que los proyectos bajo el régimen PPP pueden resultar atractivos, “pero para su éxito debe asegurársele al inversor, una vez más, un nivel de rentabilidad internacionalmente competitivo”.

    La cautela se transforma en freno en algunos casos. El fondo de inversión Linzor Capital Partners, que años atrás compró en Uruguay la cadena de farmacias Farmashop y la panificadora Pagnific, decidió excluir al país de sus próximos negocios. La decisión se fundamenta en la inquietud por un decreto de 2013 que limitó la tenencia de farmacias por un mismo dueño.