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    Tabaré Vázquez en ADM

    Sr. Director:

    , regenerado3

    Almorzando con Tabaré. La disertación del presidente Tabaré Vázquez en el último almuerzo de ADM del año pareció más un rezongo a los descreídos y desencantados que un sincero planteo sobre la situación del país.

    Cuando los gobernantes deben recurrir a comparaciones del actual momento con años muy atrás en el tiempo es que la mano no viene bien. Es innegable que desde el año 2005 muchas cosas cambiaron, algunas para bien y otras para mal, y no es honesto referirse al presente con estadísticas basadas en más de una década. Con este criterio podríamos hablar de lo maravilloso del pueblo uruguayo en su actuación para salir de la dictadura, o la reforma educativa de la década del noventa, la reforma del Banco de Previsión, la exitosa salida de la crisis del 2002 y tantas cosas buenas realizadas por los gobernantes de turno durante fines del siglo XX y principios del XXI.

    La recapitulación de un presidente a fin de año debería hablar justamente sobre el año que termina, pero Vázquez apuntó a la campaña electoral pretendiendo convencernos de grandes logros prometidos por él y sus equipos, no importa si damos vueltas con las cifras o cambiamos el significado de las palabras. Hay que terminar bien, y donde no llegamos a nada o la gestión fue mala nos callamos la boca o mezclamos las cartas. Así resulta que la promesa de bajar las rapiñas un 30% no se cumplió, se acepta que estamos en problemas con la seguridad (mantenemos firme al ministro), damos algunas cifras del 2016 y 2017, y nos callamos la boca sobre el 2018 donde suben no solo hurtos y rapiñas, sino exponencialmente los asesinatos habiendo más de uno por día en promedio. Pero estamos en camino y la actual policía es mucho mejor que todas las que hubo en la historia del Uruguay, según dijo el presidente. Equipos y material hay, autoridad y gestión nada.

    Se hablan maravillas del actual Sistema Nacional de Salud y podría serlo si no fuera que los usuarios demoran semanas para poder ver un médico, dos a tres meses para realizarse estudios y no hablemos de intervenciones quirúrgicas que son coordinadas lejos en el tiempo, siempre y cuando no haya algún paro en el camino, cosa muy frecuente. Y todo esto era evidente que iba a suceder, se abrió la canilla de ingresos al sistema y se hizo muy poca reestructura, tanto edilicia como humana, un poco más de médicos, camas y miles de pacientes nuevos. Y tampoco se dice nada de las cuantiosas pérdidas en demandas por el no suministro de medicación de alto costo. Esto es mala gestión.

    “El cambio del ADN en la educación tiene efecto diferido”, según Vázquez, y se verá en el tiempo, no sabemos cuánto tiempo. Sí sabemos que el cambio inmediato fue empeorar los niveles educativos de nuestra sociedad. Perdimos valores morales, respeto al prójimo, al adulto, al hombre, a la mujer, a los niños, a todo, incluida la vida. Pero decimos que el 100% de los estudiantes de Ciclo Básico terminan sus estudios, adolescentes de hasta 17 años están dentro del sistema, pero no aclaramos que se han bajado los niveles de exigencia para aprobar el año, que el porcentaje de ausentismo es altísimo y que si analizáramos el aumento presupuestal que ha tenido la enseñanza, los resultados son inversamente proporcionales. Se corrigieron salarios de docentes pero no se logra tener al maestro como referente, se lo cambia sistemáticamente de lugar y no terminan de conocer los verdaderos problemas de sus alumnos. El prometido cambio de ADN fue similar a las raíces que iban a temblar.

    Para terminar de digerir este almuerzo junto al presidente, nos habla de un crecimiento real salarial entre 2015 y 2017 cercano al 6%, pero no habla del sustantivo aumento de pérdidas de puestos de trabajo, quien está desempleado no mide aumentos pues no tiene ingresos. “No aceptamos que se nos diga que vamos a entregar un país en crisis”, seguramente no como la de nuestros vecinos pero sí un país estancado, con escaso crecimiento económico, nula inversión y sin medidas de reactivación. Las crisis no se miden solo en pesos, tenemos una fuerte crisis ciudadana en muchos flancos, una falta de rumbo que nos lleva incluso a no condenar dictaduras ajenas dentro de la región.

    El panorama auspicioso que presentó Tabaré Vázquez es tan efímero que no recibió aplausos ni siquiera de sus seguidores, mucho menos de los candidatos de la coalición que por alguna razón ven más conveniente abrirse que arrimarse al mandatario.

    El gobierno comenzó con grandes promesas que han quedado en eso, se va diciendo verdades a medias, algunos las llamamos mentiras, otros miran al costado o hacia abajo pero nadie las goza, todos las sufren.

    Sergio Barrenechea