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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáDonald Trump, desde que fuera candidato a la presidencia de los Estados Unidos hasta el presente, se ha comportado siempre como un patán. Vale decir, a estar al diccionario, como una persona que se comporta de forma “… ignorante, tosca y grosera”. Su ignorancia, determinante de su muy lenta reacción ante la pandemia, le ha valido a esta gran nación ocupar el primer lugar en número de afectados y de muertos por el Covid-19. Tosco, no en su cuidada vestimenta, sino en sus modales a menudo mal educado en su forma de relacionarse con otras personas. Y grosero, como lo fue varias veces frente a Hillary Clinton en la campaña presidencial del 2016.
En verdad, Trump ocupando el cargo que enaltecieron Washington, Jefferson, Lincoln, Franklin D. Roosevelt y John F. Kennedy, entre otros, resultaba un gran mamarracho. Un elefante en un bazar.
Felizmente el pueblo estadounidense no ha tropezado dos veces con la misma piedra y lo ha mandado de vuelta a sus empresas, con las que siempre hizo dinerales. Para ello siempre fue muy apto. Pero no para desempeñar la primera magistratura de la nación más importante del mundo.
Ello demuestra lo mal que suelen votar los pueblos de muchos países. Así, los estadounidenses en el 2016, como los peruanos cuando presidieron al japonés Fujimori contra nada menos que Mario Vargas Llosa, o los argentinos cuando votaron una y otra vez a Néstor y Cristina Kirchner —acreedores del Oscar a la corrupción—, y hasta los muy inteligentes alemanes en enero de 1933 cuando le otorgaron por la vía del sufragio la mayoría parlamentaria a Hitler. Sin olvidarnos de que los brasileños votaron a Bolsonaro, los bolivianos a Evo Morales y nosotros a Mujica, quien pudo ocupar así el cargo que honraron Manuel Oribe, Bernardo Prudencio Berro, José Batlle y Ordóñez, José Serrato, Juan José de Amézaga, Julio María Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle Herrera y el inolvidable Jorge Batlle, entre otros.
En definitiva, a Donald Trump su pueblo le sacó la tarjeta roja y el 20 de enero de 2021 tendrá que irse para su casa.
Gonzalo Aguirre Ramírez