Todavía faltan datos

Desde el presidente de la República hasta el más humilde ciudadano de a pie, el país entero alzó los brazos al cielo para empezar, desde ya, a festejar tan sonado éxito internacional. Se había dicho asimismo en el primer momento de la difusión de la noticia que la FIFA había ofrecido también a Argentina y a Paraguay la celebración de un partido inaugural, como compensación por haber resuelto que el campeonato del año 2030 se jugaría en España, Portugal y Marruecos.

Resultó que tres de los cuatro países que pensaban que podrían organizar el Mundial de 2030 (dejaron a Chile afuera sin darle explicaciones) recibirían el derecho a jugar un partido (no el partido) del campeonato contra el rival que les tocara en el sorteo y después se irían para Europa o África del Norte a jugar el resto del campeonato al que pudieran llegar en función de sus talentos deportivos. Miren bien: el campeonato se jugará en las fechas de siempre, es decir, a mitad de año, cuando el tiempo está lindo en el hemisferio norte (y espantoso en el hemisferio sur). Habrá que jugar el partido en el Centenario con cinco grados de temperatura y sensación térmica de cuatro, y capaz que con lluvia, y al día siguiente tomarse un avión a Europa, desembarcando en Madrid con 35 grados. Claro, la FIFA ha tenido en cuenta el factor clima (que, por una extraña razón, no tuvo en cuenta cuando los jeques cataríes decidieron jugar su campeonato de 2022 en diciembre, que es cuando solo hay 50 grados, pero los estadios tenían aire acondicionado y los jeques tenían —y siguen teniendo— mucha guita) y nos ha dado a los sudacas 12 días de recuperación antes del partido siguiente, para aclimatar a nuestros ágiles jugadores.

Y para colmo de males ya empezaron a trascender los verdaderos festejos de la apertura del Mundial de 2030, que tendrá lugar en el Estadio Bernabéu del Real Madrid, en la capital de España, con todos los bombos y los platillos de verdad, y no los de las murgas que iban a resonar en el Centenario, y la inteligencia artificial con un show de luces cibernéticas que deslumbrará al mundo entero.

Entonces, los uruguayos le dijeron al paraguayo que gobierna la Conmebol, que es la filial de la FIFA en esta zona subdesarrollada del mundo: “Bo, paragua, a ver si le decís al Infantino que nos tiró al óbol con ese partidito ‘inaugural’ entre comillas y así nos sacó pa fuera para organizarse el parti allá en Europa, ¡que haga algo, bo!

Estas claras y altisonantes palabras llegaron a la FIFA, y ahora estamos en condiciones de informar que esta generosa organización del fútbol mundial ha reaccionado como se esperaba.

Además del partido inaugural que ya nos fue asignado, el ilustre señor Gianni Infantino, presidente de la FIFA, ha donado una copa, que lleva su nombre, para que se dispute en un partido entre las divisiones inferiores de Boston River y Danubio, que será el partido preliminar del match que le tocará jugar a la Celeste al comienzo del campeonato. 100% de efectividad: en vez de un partido, se jugarán dos. La copa la enviará la FIFA por encomienda porque los dirigentes de la federación estarán todos con problemas de agenda en esos ajetreados días.

La FIFA además ha creado un fabuloso concurso para esa fecha: se trata de una competencia de fotografías con temáticas deportivas abierta a todos los aficionados al popular deporte. Las fotos seleccionadas serán expuestas en el Museo del Fútbol, ubicado en el propio Estadio Centenario, y la foto triunfadora le otorgará al ganador no solo una plaqueta de reconocimiento, sino también un vale por una remera de la selección uruguaya, que llevará la firma autografiada del mismísimo Gianni Infantino, así como dos paquetes de galletitas Ganador rellenas de dulce de leche.

Ni que hablar también del evento El Relator del Mundial, un concurso de relatos deportivos reservado a los periodistas del interior del Uruguay, quienes podrán mandar a la Conmebol grabaciones de transmisiones registradas a lo largo del año 2029 en diversos campeonatos locales. Esta entidad obrará como árbitro y elegirá la mejor grabación entre las recibidas. El ganador recibirá en el año 2030 un diploma de la FIFA que lo acredita como el mejor relator del año 2029 en cuyo texto se destaca la frase: “Relato equivalente, por su calidad, a un relato del Mundial”.

También Infantino quería que se eligiera la Miss Centenario del Mundial de 1930 entre las damas de la tercera edad que se anotaran en un concurso a tal efecto, pero por suerte una iniciativa tan machista y patriarcal quedó por el camino.

No se puede pedir más, bastante bien salimos al final de cuentas.