Tras lanzar su candidatura a director del Banco de Previsión Social (BPS), José Pereyra comenzó una recorrida por el interior de Uruguay con la misión de visitar a empresarios que fueran “referentes”, aunque no necesariamente “exitosos”. En sus giras encontró que las “inequidades más grandes” son “geográficas” porque hay un país dividido: uno “olvidado”, al norte del río Negro, y otro hacia el sur; uno hacia la frontera con Argentina y otro hacia el límite con Brasil. Vio acentos, identidades y sentimientos “diferentes” y pensó en esas características para hacer “la gran diferencia” y ganar una de las siete sillas del directorio del organismo.
“La mayoría de la gente me dice: ‘Mire, Pereyra, estoy de acuerdo con usted, pero que no lo coma el sistema’”, comentó.
“Yo voy a trabajar. Lo que veo que está mal va a estar mal. Lo que está bien lo voy a apoyar. Lo que considere que es por el bien de los uruguayos lo voy a proponer. Si todos queremos lo mismo, vamos a acompañar. Se trata de eso, acá no tiene que haber una relación personal. Y nadie se tiene que ofender porque alguien plantee su posición”, sostuvo.
Pereyra sigue considerando que el BPS es un lugar “rancio”. Agregó que su objetivo en el organismo es “trasladar” lo que le dicen sus “representados”.
“Si el empresario siente que en Uruguay hay una cultura antiempresarial, vamos a defender esa posición a muerte”, dijo, y agregó que los comentarios que le trasladan es que el BPS es el organismo que representa con “mayor magnitud” esta “cultura”.
“Si no fuera así, no hubiéramos obtenido el resultado electoral que obtuvimos. Lo repetimos en todos lados: el empresario entendió que había empatía con ellos y que el representante que planteaba lo que sentían era yo”, analizó sobre los resultados.
Silencio
Pereyra sostuvo que los directores sociales del directorio actual “procuraban el silencio” y que creían que había dos elementos que les “alcanzaban para ganar”: la “desinformación sobre esta elección” y la “estructura” que generaron durante 29 años en el organismo. “La suma generaba que el otro tuviera que hacer el doble de esfuerzo”, comentó sobre la campaña electoral para estas elecciones.
La estructura a la que se refiere se expresó en “el apoyo de las gremiales”, con quienes tenía “un relacionamiento”.
“A mí me pasaba. Levantábamos el teléfono, llamábamos. Hasta ahí había una relación que durante mucho tiempo fue efectiva y buena. Como presidente de la Cámara (de Maldonado) un montón de veces llamé a la representación social de los empresarios y tenían una respuesta inmediata, por sí o por no. Esa relación se mantiene en el tiempo y genera estructura”, que termina en una “designación”. Cuando eso sucede “es acomodo”, sostuvo.
El futuro director consideró que “no había interés en los medios de comunicación nacionales” en su campaña, y “pocos se interesaron” en estos comicios. Era “una cooperación para los directores que estaban”, criticó.
Pereyra ha repetido que en el BPS hay una “cultura antiempresarial”, y en referencia a la representación de las empresas actual dijo que “no se paraban de pie” ni actuaban “en detrimento” de normas que “tanto perjudican” sus intereses.
Temas en agenda
En una de sus recorridas por el interior, a Pereyra le dijeron una frase que utilizó durante el resto de la campaña electoral: “Te podés olvidar del cumpleaños de un amigo, pero nunca de la fecha de vencimiento del BPS”. Según dijo, los pagos se viven con “estrés” porque las “multas, moras y recargos son impagables”.
“Esa usura no la tiene ni el sistema financiero ni el prestamista más osado, más oscuro”, explicó.
Que haya ciertas flexibilizaciones en este rubro es una de las prioridades de Pereyra, quien ya comenzó a tener reuniones por este tema y prevé redactar un anteproyecto de ley.
“Si el sistema financiero internacional —que tiene siglos en la relación acreedor-deudor— no actúa así…, a nuestro entender el BPS tiene que estar perdiendo plata, por eso pedimos información”, dijo. Para Pereyra, la situación financiera del instituto de seguridad social está relacionada con este tema. Pretende que las finanzas del BPS tengan una nueva norma para que “el uruguayo pueda pagar”.
Cree que hay directores que “fracasaron con total éxito”: “El BPS funciona muy mal, pero nadie sabe cuál es la responsabilidad de los directores. Es toda. Ahora ingreso como director, y lo que funciona mal es mi responsabilidad”, afirmó.
“No podemos tener un organismo que financieramente está muy mal, pero la culpa la tienen los uruguayos que viven más. Resulta que andábamos caminando y la mayoría de los uruguayos nos dice que no se quieren jubilar. Es contradictorio lo que vemos en territorio con el relato que se plantea por parte de los directores sociales”, sostuvo.
Otro planteo, que también será prioridad para Pereyra, está relacionado con las certificaciones médicas, un reclamo que llegaba desde los propietarios de grandes empresas. El futuro director tiene previsto estudiar el modelo de Chile para este tema, que es “un caso exitoso”. Otro camino es “trabajar sobre el rol del médico” y establecer “faltas de ética y de moral” si se constatan irregularidades en la certificación de un paciente.
“No solo perjudica a la empresa sino también al mercado laboral. Por ejemplo, cuando llegamos a una empresa que tenía 174 funcionarios, ese día habían faltado 30, el día anterior 45. Había perdido productividad. La jefa de recursos humanos nos decía que por cada uno de ellos el empresario puede contratar cuatro o cinco y no lo hace porque está desestimulado. En este caso (el inversor) era extranjero y no tenía ganas de invertir”, comentó Pereyra.
“Hay que actuar directo sobre este flagelo”, insistió el director electo, y volvió a mencionar otros ejemplos: un policía certificado que trabajaba “en negro” en un comercio, una influencer que da clases de gimnasia y hace tres años no trabaja en su empresa, un técnico de fútbol que no va a su trabajo privado desde hace dos años.
“Es derecho del trabajador cuando (la certificación) es cierta. Cuando vos estás estafando al Estado y a la empresa, no (…). Una cosa es el derecho, otra cosa es el abuso”, concluyó.
Pereyra comentó que en sus giras se encontró con cosas que no le gustaron y le produjeron “percepciones contradictorias” sobre el organismo. Mencionó que en una localidad vio un complejo de viviendas por el que se pagaba el servicio de seguridad y en el que no vivía nadie. “Puede ser ineficacia, ineficiencia, desidia. Pónganle el título que queramos, pero vamos a trabajar en eso”, dijo.
También aseguró que hay niños que reciben pensiones provisorias cuando tienen “problemas permanentes” y que “a un chiquilín” con una “discapacidad mental que no tiene cura” le sacaron la pensión. “Bajo nuestra responsabilidad, no vamos a permitir lo que detectemos de injusticia y de situaciones de este tipo”, finalizó.