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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáRazonando sobre Uber y las reglamentaciones. No conozco todas las reglamentaciones ni tampoco las leyes, veo televisión por cable y publicidades de nuevas formas de comercialización de productos y servicios, ignoro si se ajustan a todas nuestras reglamentaciones y leyes, pero seguramente entran en conflicto con comercios e industrias establecidas en Uruguay que los verán como competencia desleal.
Infinidad de propuestas en línea de venta directa desde el extranjero a nosotros y también desde nuestro país al resto del mundo, libros, música, pasajes de avión, hotelería, alquiler de casas, productos industriales, herramientas, cursos, carreras universitarias, turismo para todos los gustos, medicina, programas de computación, cine, pornografía, en fin, lo que se les ocurra ya está en oferta en la red, compras por Internet, no tengo la suficiente capacidad de imaginación para predecir cómo estaremos en solo 10 años.
¿Pueden y deben los países oponerse al avance tecnológico?
Veamos un poco. Es entendible el estado de ánimo de quienes invirtieron dinero, tiempo, esfuerzo y quién sabe cuántas cosas más, para desarrollar un comercio o industria y ahora se ve atacado por estas cosas. No les agrada e intentarán defenderse de todas las maneras imaginables, incluso pidiendo protección a las autoridades y buscando el apoyo de sus sindicatos y corporaciones.
¿Pero esto no ha sucedido ya en el pasado?
Diligencias versus ferrocarril, barcos versus aviones, teatro versus cine, la vida es un ejemplo continuo de cómo la tecnología y nuevas invenciones al mismo tiempo que generan nuevas formas de trabajo amenazan a las anteriores, mano de obra humana versus robótica, imprenta versus copistas. Miremos si no lo sucedido en la revolución industrial con la invención de las máquinas a vapor y en el agro con las modernas cosechadoras y sembradoras desplazando mano de obra. Hubo anuncios apocalípticos sobre todos estos avances, que cada nueva invención mataría a las anteriores maneras de hacer las cosas y si bien en algunos pocos casos sucedió así y esos son los ejemplos que nos muestran los que desean parar el progreso, en la enorme mayoría de los casos lo que sucedió fue una evolución, una mutación, que generó nuevas formas de trabajo, generalmente mejor pagados y que exigen menos esfuerzo físico, menos horas dedicadas al trabajo y más horas para la familia, el ocio y la diversión (leer “Apocalípticos e integrados”, de Umberto Eco).
Pero todas esas cosas fueron posibles porque el consumidor, o sea nosotros, las aceptamos con agrado. Sin un mercado que las consuma no es posible que subsistan, crezcan, se desarrollen y más tarde sean sustituidas por algo mejor. ¿Mejor para quién? Para nosotros, los soberanos, los más de siete mil millones de habitantes del globo.
Hechos: en sólo dos semanas se registraron más de 3.000 interesados en brindar el servicio a través de Uber y más de 14.000 interesados en ser usuarios del mismo. ¿Cuántos habrá en 6 meses?
Escuché que hay leyes y reglamentos que impedirían a Uber funcionar respetándolos. Me pregunto: ¿no fueron hechos esos reglamentos por las autoridades correspondientes y tienen el mismo poder para deshacerlos o adaptarlos para que Uber pueda funcionar? Sí, lo tienen. ¿Y qué se los impide? Sólo sus creencias y prejuicios más la resistencia al cambio.
Las autoridades son electas por el pueblo para que nos ayuden a ser más felices, nos solucionen algunos problemas y no para complicarnos la vida aunque generalmente esto último es lo que hacen a medida que los estados crecen y se alejan de los ciudadanos.
Observemos por un momento la crítica puesta por los patronos de los taxis referente a que la Intendencia les cobró 100.000 dólares por cada permiso y que, presumiblemente, no hay prueba empírica, perderían esa inversión. Es el mismo criterio que utilizaron todas las industrias frente a la importación. Por ejemplo la industria del calzado frente a los zapatos chinos. Cualquier fábrica de zapatos uruguaya vale mucho más de 100.000 dólares. Entonces, si se prohíbe a Uber funcionar, debería prohibirse la importación de calzado y de todos los productos que se fabriquen en el exterior y sean más baratos que los uruguayos, poniendo en peligro las fuentes de trabajo.
Hubo una época en que eso se intentó, época de protección, que permitió la creación de FUNSA prohibiendo la importación de neumáticos y obligando a los uruguayos a comprar a precios hasta tres veces más caros que el precio internacional. Esa política fracasó sumiendo al país en un atraso tecnológico, enlenteciendo el desarrollo, lo mismo con la fabricación de lavarropas y demás artículos para el hogar. Y son sólo algunos ejemplos del Uruguay de los ‘60.
Insisto: las autoridades son electas para estar al servicio de los ciudadanos, para permitirles hacer lo que deseen hacer, simplificando la vida a todos. Si no lo hacen, el votante más tarde o más temprano les quitará sus puestos.
Guillermo Asi Méndez
CI 1.064.746-4