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Una mayoría de analistas cree que el gobierno pasará a una política monetaria menos expansiva
Aunque varios dudan de que una suba de la tasa de referencia en el comité del Banco Central de la próxima semana sea lo mejor; la inflación se mantuvo en 7,3% en los 12 meses a julio
“En la medida que se consolide la recuperación económica mostrada por los indicadores de avance, se estará en condiciones de avanzar en un proceso gradual de incrementos en la tasa de política monetaria durante la segunda mitad de año”. Así cerraba el Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central (BCU) su último comunicado, fechado el 6 de julio. Casi un mes después, con mejoras en el plano sanitario y varios indicadores económicos favorables, analistas y consultores esperan que el organismo emprenda, a partir de su reunión del miércoles 11, la suba de la tasa de interés de referencia. O, al menos, que dé una “señal de compromiso”, un mensaje “claro” para dar “credibilidad” a sus decisiones.
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Esa expectativa fue recogida por Búsqueda entre 10 analistas —de bancos, consultoras y un economista independiente— que responden las encuestas del BCU, a los que se les pidió que indicaran lo que esperan en el próximo Copom. Siete pronostican un aumento y otro estimó que eso es probable que ocurra; en mediana, prevén que la tasa de política monetaria (TPM) subiría a 5% anual, desde su actual nivel de 4,5%.
Los argumentos que sostienen esta postura pasan principalmente por las señales de recuperación económica y un escenario de algo más de inflación. Ayer miércoles 4 el Instituto Nacional de Estadística (INE) informó que los precios al consumo —medidos por su IPC— subieron 0,52% en julio, con lo que la tasa de 12 meses se mantuvo en 7,3% (por encima del 3%-7% establecido como objetivo por las autoridades). El índice de Búsqueda captó un alza de 0,79% el mes pasado, con lo que la canasta familiar del IPCB se ubicó en $ 104.395,71.
Nicolás Cichevsky , de Grant Thornton, recurrió al contexto actual para fundamentar la necesidad de un aumento de la tasa. Si bien la actividad económica todavía está afectada por la pandemia , “el margen para mantener la tasa en su nivel actual (4,5%) se va acotando si se desea que la inflación converja a los valores planteados por el gobierno” —de 6,9% en 2021 y 5,8% en 2022— y en las pautas salariales, sostuvo. Sin embargo, el economista agregó que la decisión podría postergarse, aunque en ese caso “el mensaje deberá ser claro”, incluyendo incluso un calendario de subas para la TPM. Por ejemplo, ilustró: no ajustar en agosto pero avisar que lo hará “x%” más adelante.
En esta misma línea, Marcelo Sibille, de KPMG, señaló que la aceleración de junio y los sucesivos aumentos en el precio de los combustibles son una nueva señal para el ajuste de la tasa. Desde la filial BBVA tienen una visión distinta sobre este punto, ya que consideran que se trata de subas “puntuales” que no afectan la “tendencia a la baja” del IPC.
Sobre el nivel en que debería ubicarse la TPM, María Inés Mailhos, de CPA/Ferrere, destacó que, aunque esperan que el próximo Copom ya empiece a “endurecer” su política monetaria, sería de forma gradual. Desde esa consultora esperan que la tasa de referencia anual converja a un intervalo de 7%-8% recién hacia 2022, a una “velocidad” que dependerá de la situación sanitaria y económica; de la evolución esperada y observada del aumento de los precios minoristas; de lo que ocurra en la región; y de cómo se mueva la cotización del petróleo.
A su vez, varios analistas destacaron la importancia que tienen las políticas salarial y fiscal. Mientras algunos destacaron su alineación con la política monetaria, otros aseguraron que el gobierno “necesita” subir la tasa si quiere contener una inflación que sigue “lejos” de sus predicciones y amenaza con generar descontento social de cara al referéndum para derogar artículos de la Ley de Urgente Consideración.
“Dilemas” del cambio
El 70% de los analistas que respondieron al sondeo de Búsqueda cree que el BCU elevará ahora la TPM; otros entienden que el sesgo monetario no debería cambiar a corto plazo.
Por ejemplo, Juan Manuel Manías y Adriana Haring, analistas de BBVA Research, ven que la actividad económica todavía no dio “señales firmes” de haber entrado en un sendero de expansión, por lo que “la postura laxa” actual es, según ellos, la “adecuada”.
Desde el Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) argumentaron en contra de empezar a hacer más contractiva la política monetaria, aunque advirtieron que tampoco pueden descartar que esa sea la decisión del próximo Copom. Esto porque, de los dos pilares que el BCU fijó en reuniones anteriores como base para una modificación de esta política, el primero —la situación sanitaria— va camino a consolidarse, pero no se cumplió aún con el segundo, la recuperación económica. “Las condiciones actuales no pueden ser interpretadas como de recuperación general de la actividad” sino que “es un hecho para algunos sectores, pero aún está lejana para otros”, sostiene. Para el Cinve las condiciones para llegar a niveles previos a la pandemia podrían darse en la segunda mitad del próximo año.
Por otra parte, aunque prevé un cambio en el sesgo de la política, Cichevsky advierte que subir la TPM “no es una decisión fácil ni está exenta de dilemas”.De hecho, los analistas de las consultoras Grant Thornton y CPA/Ferrere temen que una política monetaria contractiva pueda producir una apreciación del peso frente al dólar, con efectos perjudiciales para la competitividad exportadora.
Aunque el sector transable es más “manejable” gracias al “buen desempeño” de las exportaciones y a los “precios récord” de los commodities, un tipo de cambio más bajo afectaría la competitividad con la región en un escenario “no muy lejano” de apertura de fronteras, argumentó Cichevsky.
En línea con este planteo, Mailhos prevé que los mayores problemas podrían surgir entre los sectores no agroindustriales, el turismo y el comercio de frontera. Por este motivo, agregó, “la intensidad de la política monetaria en los próximos meses” podría verse “condicionada”.
Desde KPMG advirtieron, además, que “la aceleración reciente en el IPC no está vinculada a presiones de demanda, sino de oferta, con lo cual un encarecimiento del crédito significativo puede generar alguna complicación en las empresas sin que necesariamente se traduzca en desinflación”. Por esta razón consideran que el ajuste de la TPM debería ser “a efectos indicativos, para dar una señal de compromiso al mercado en pos de la credibilidad que el BCU quiere recuperar”.