Nº 2141 - 23 al 29 de Setiembre de 2021
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá¿Se acuerdan de Jeffrey Epstein, el magnate que se hizo famoso no por su popularidad entre políticos y estrellas de Estados Unidos, no por su fortuna y amistades influyentes, sino por los abusos sexuales que perpetró contra más de 100 menores? Una investigación del Miami Herald reveló que en el año 2008 el Departamento de Justicia detuvo una investigación contra el fallecido, en ese momento acusado formalmente de tener relaciones con una menor. Según el medio, el FBI planeaba arrestar a Epstein en mayo de 2007 basándose en evidencia “suficiente”, pero la intervención del fiscal de la Florida desbarató el plan y todo terminó con una pena mínima. Hubo que esperar hasta el 6 de julio de 2019, cuando fue arrestado por cargos de tráfico sexual, encarcelado en el Centro Correccional Metropolitano de la ciudad de Nueva York y encontrado muerto en su celda unos días después.
¿Conocen a Simone Biles, la atleta que con 24 años revolucionó el mundo de la gimnasia olímpica con su doble salto mortal de dos vueltas con el cuerpo en plancha? Ella reveló en 2018 que había sido víctima de abuso sexual de Larry Nassar, médico del equipo estadounidense de gimnastas, delito perpetrado al menos contra 265 gimnastas a través del tiempo. Hubo que esperar tres años hasta que, el 15 de setiembre de 2021, ella y sus compañeras de equipo Aly Raisman, Maggie Nichols y McKayla Maroney testificaron ante el Senado de Estados Unidos en contra de Nassar y señalaron la inacción de los agentes del FBI. En los testimonios de Biles y de las tres medallistas queda claro que sus acusaciones, algunas del año 2015, fueron minimizadas o desatendidas. Invisibilizadas. “El agente que me entrevistó me quería convencer de que no valía la pena abrir un caso criminal contra Nassar”, narró Raisman, que persistió en hablar con los investigadores del caso durante 14 meses. Maroney dice haber relatado a empleados del FBI que el médico le metía los dedos en sus genitales cuando tenía 13 años y que la respuesta fue: “¿Eso fue todo?”. Desde que el FBI recibió las primeras denuncias hasta su arresto efectivo, el médico abusó de unas 70 niñas. “No se trata solo de que el FBI no haya hecho su trabajo, sistemática y repetidamente. Es también el encubrimiento, el encubrimiento que se produjo cuando los agentes del FBI hicieron declaraciones materialmente falsas y omisiones engañosas”, dijo en la comisión el senador Richard Blumenthal.
¿Conocen al excardenal estadounidense Theodore McCarrick, expulsado del sacerdocio en 2019, acusado de abusar sexualmente de un adolescente durante una recepción en Massachusetts en 1974? El sacerdote, que había sido objeto de varias demandas civiles, es acusado ahora penalmente, y es el funcionario católico de mayor rango de Estados Unidos que enfrenta cargos penales en el escándalo de abusos masivos de miembros del clero. El mismo Vaticano admitió que el papa Juan Pablo II ignoró el consejo de no promover a McCarrick, consejo basado en lo que entonces eran rumores de agresión sexual y que hoy están confirmados.
¿Sabían que en Uruguay, en marzo de 2020, en la desembocadura del arroyo Solís Chico apareció el cadáver de una joven de 17 años en paradero desconocido desde hacía cuatro días? Al investigar la muerte de Aldana Bonsignore las autoridades descubrieron que en 2019 ella y dos amigas habían denunciado por explotación sexual al abogado y ex juez de menores Washington Balliva. Después de su muerte se encontraron llamadas y mensajes del exjuez en el teléfono de la adolescente, y esa habría sido una de las líneas de investigación posteriormente seguidas por la Justicia en la llamada Operación Océano. “La adolescente se cayó al agua. No se sabe si se autoeliminó o si la tiraron en Montevideo”, dijo la fiscal de Atlántida, Mirna Busich. Uno se pregunta qué sucedió con la denuncia de Aldana y sus amigas, ¿el caso fue inmediatamente judicializado?, ¿se protegió a la joven de su presunto victimario?, ¿qué medidas se tomaron? Dicho sea de paso, esa muerte aún no ha sido resuelta.
Todos estos casos parecen calcados. El perfil de los abusadores es el de hombres con prestigio y poder, con dinero y conexiones; el perfil de las víctimas es generalmente el de niñas o niños o adolescentes que, por una cuestión de edad y por vivir en medios rodeados de carencias, se encuentran en situaciones extremadamente vulnerables. El patrón se repite en el mundo entero: la impunidad de los victimarios y el desamparo de sus víctimas. Si hay denuncia, los procesos se tornan lentos, años de peregrinar por las comisarías o los tribunales, la iglesia o la escuela. La inevitable frustración.
A veces resulta evidente la complicidad de las estructuras, de las instituciones, y es en ese caldo de cultivo de relaciones de poder y sometimiento que la violencia sexual se produce y se perpetúa basándose en la impunidad. A veces las denuncias son descartadas, ignoradas o tratadas de manera extremadamente benigna por la Policía y la Justicia, las sentencias tardan años, si es que llegan, y las víctimas suelen quedar en el mayor abandono. Sucedió con las acusaciones de las niñas violadas por Epstein, con las denuncias que plantearon Biles y las 140 integrantes del equipo olímpico, con la que involucra al excardenal McCarrick, con la de Bonsignore contra el exjuez Balliva. Es el modus operandi: prevalecen los privilegios sobre la aberración.
“He ganado 25 medallas en mundiales, siete en Juegos Olímpicos y soy una superviviente de abuso sexual”, dijo Biles ante el Senado estadounidense. Sí, lo es, como también es una superviviente de la complicidad de las instituciones con el depredador sexual, de la impunidad que permite y legitima las prácticas abusivas. Y es una superviviente de esa mirada indulgente que pasa por encima de las víctimas, que impulsa, facilita, promueve el modelo misógino y violento y machista en el que todavía vivimos.