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Universidades deben exigir capacitación a los profesores, que hoy “no aprenden a enseñar”
El país que se adapte mejor al nuevo paradigma “será el más importante del mundo”, aseguró el experto estadounidense Dee Fink durante una conferencia en Montevideo
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Estados Unidos, Canadá, América Latina, Europa, Medio Oriente y Asia. El profesor estadounidense Dee Fink ha recorrido el mundo entero y la semana pasada llegó por primera vez a Uruguay para explicar lo que él considera “el cambio de rumbo” que está instalándose a nivel global en la educación universitaria: basarse en el aprender del estudiante y no en el enseñar del profesor.
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Referente internacional en desarrollo educativo, Fink se ha vuelto símbolo de este nuevo paradigma de educación superior centrada en el aprendizaje y conduce conferencias para que profesores, estudiantes y autoridades lo conozcan y puedan comenzar a aplicarlo.
Más de 250 personas fueron a escucharlo el lunes 23 a la Universidad Católica, entre ellos representantes del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), la Universidad Tecnológica (Utec) y el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed). Otras 110 personas, todos profesores de las distintas universidades del país, participaron de su taller, brindado el martes 24.
“Al principio yo viajaba solo alrededor del mundo explicando este cambio en la educación superior. Luego tuve que conseguir que otros profesores me ayudaran, porque no podía ir a todos lados. Hoy lo realizamos vía cursos online”, señaló Fink en diálogo con Búsqueda para dar una idea de cuánto se ha expandido el paradigma en el sistema universitario de decenas de países.
—¿De qué se trata el concepto de educación superior centrada en el aprendizaje?
—El gran tema que está sucediendo en la educación superior es que estamos desplazándonos del tradicional enfoque en tópicos. Cuando yo enseño geografía generalmente enseño sobre regiones en el mundo. Esos son tópicos: en uno hay información sobre América del Sur, en otro sobre América del Norte. Esa es una forma antigua de enseñar, muy entendible, pero no es buena. Una manera mejor, que ha estado rondando en los últimos 20 o 25 años y hoy está lentamente obteniendo aceptación en distintos países, es que en educación necesitamos enfocarnos no solo en adquirir información sino en generar tipos específicos de aprendizaje. A eso le llamamos educación superior centrada en el aprendizaje.
—¿Están los profesores adoptando ese modelo?
—Para los profesores lo más importante son dos cosas: preparar su curso desde antes del día 1, recogiendo información y tomando decisiones sobre el modo en que será enseñado; y, una vez que el curso empieza, interactuar con los estudiantes. La mayoría de los profesores no tienen problemas con la interacción pero sí con el primer elemento, porque nunca fueron entrenados sobre cómo diseñar sus cursos. Eso es lo que buscamos que aprendan a través de seminarios y talleres, a diseñar basándose en el aprendizaje. Actualmente, cuando los profesores diseñan sus cursos lo hacen juntando información y así el curso lo dividen en tópico 1, tópico 2, tópico 3... Entonces al final del curso se preguntan “¿hice un buen trabajo enseñando?”, cuando deberían preguntarse “¿los estudiantes aprendieron algo nuevo?”. La calidad de la enseñanza del profesor importa, pero importa más la calidad de aprendizaje del estudiante.
—Ustedes realizan seminarios y talleres. ¿Las universidades no capacitan a los profesores?
—Mi creencia es que todas las universidades tienen que estar centradas en el aprendizaje del estudiante. Para eso es necesario que les enseñen a los profesores a enseñar. A los profesores para graduarse se les enseñan conceptos generales e información sobre los tópicos que dictan en clase. También aprenden a investigar, pero no aprenden a enseñar. En Estados Unidos muchas universidades tienen, antes del comienzo de las clases, cursos donde aprenden a enseñar. Pero son cursos voluntarios y no deberían serlo.
—¿Existen lugares donde sean obligatorios?
—El Tecnológico de Monterrey, en México, obliga a los profesores a realizar un curso antes de que puedan enseñar en la institución. “Tú no puedes dictar clases si no realizas estos cursos”. Esa es su premisa, y sería muy bueno que sucediera en otros lados, porque los profesores deben aprender durante toda su vida sobre las formas de enseñar. El listón debe ponerse más arriba.
—¿Cómo se puede motivar a los profesores para que tomen esos cursos sin que sea una obligación?
—En Uruguay, en buena parte del mundo y en ciertos lugares de Estados Unidos hay profesores que no son de tiempo completo. ¿Ahora mismo se les paga por hacer qué? Por presentarse a clase y otorgar notas. Eso no es un buen listón. Es necesario hacer eso pero también es necesario que los profesores que no son de tiempo completo pasen tiempo aprendiendo a enseñar. ¿Cómo los motivamos? Sugiero cambiar la forma en que se les paga. Darles una base por presentarse a clase y otorgar notas, pero decirles que les darán un bono si hacen talleres online durante su tiempo libre. Tienes que darles una motivación para que utilicen su tiempo libre aprendiendo a enseñar. Y así les envías el mensaje: si te presentas a clase no te pagaremos mucho, pero si aprendes a enseñar vas a ganar más de lo que ganas ahora.
—¿Y qué deben hacer las universidades con los estudiantes?
—Es relativamente sencillo. Las universidades cuando reclutan estudiantes generalmente reciben de estos el mismo mensaje: “Quiero ir a una universidad que me asegure en el futuro acceder a un buen trabajo”. Eso está bien. Las universidades deben tener carreras y licenciaturas que permitan acceder a un buen trabajo, pero sobre todo deben ofrecer otras cosas: valores, ser una mejor persona, solucionar problemas, ayudar a tu sociedad. Los estudiantes deben entender que mediante este paradigma ganarán más que solamente un buen trabajo.
—¿Cuánto influye la tecnología en este nuevo modelo?
—La tecnología es fundamental para los profesores y estudiantes que utilizan este paradigma, porque antes se veían en el aula tres veces a la semana y hoy eso no es necesario. Alcanza incluso con que se vean una vez por semana porque pueden luego estar conectados mediante otras vías. Incluso de esta forma los estudiantes están más involucrados, porque lo que realizan fuera de clase deja de ser algo adicional y pasa a ser parte integral de su curso.
—¿Algún país lleva la delantera y ya ha adoptado este concepto de aprendizaje?
—Le otorgaría una leve ventaja a los países de la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth): el Reino Unido, Australia, Sudáfrica. Porque allí todas las universidades ya tienen programas de capacitación para los profesores, ya han comenzado el proceso para cambiar el modo de enseñar. Estados Unidos vendría segundo porque no todas las universidades tienen programas de entrenamiento, pero desde allí nacen las ideas sobre el tema. Japón también está en buena posición. En Latinoamérica creo que hay una conciencia de que lo que se está haciendo ahora en educación superior no es suficientemente bueno, que se debe hacer algo mejor. Y están buscando cómo hacerlo. Creo que es una buena señal, un signo muy esperanzador para la región.
—¿Qué ventaja tendrán esos países que llevan la delantera?
—Internet y la tecnología de la información nos conectan más, lo que trae buenas y malas noticias. Buenas porque tenemos más oportunidades, malas porque lo que antes era un problema para una sola área ahora impacta en todos lados. En este mundo más conectado los problemas son más complejos y cuando tienes problemas más complejos necesitas personas educadas lo suficientemente bien para resolverlos. ¿Están las universidades preparando personas para ese mundo más complejo? La respuesta corta es no. Las grandes batallas entre naciones no se pelearán con ejércitos sino con sistemas educativos. Quien genere el mejor sistema educativo en el futuro será el país más importante del mundo, porque generará a las personas que resolverán esos problemas.
—En Uruguay las autoridades plantearon la necesidad de virar a un modelo de aprendizaje basado en competencias y no asignaturas. ¿Está relacionado con esta idea?
—Sí, este modelo puede ser transferible a la educación primaria o a la educación secundaria. Inclusive hasta la educación para adultos o para jubilados, algo que es muy común en Estados Unidos, pues muchas personas siguen estudiando aun cuando se retiran. Puede abarcar todas las edades y será aún mejor si así lo hace.