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En una de sus visitas a París, el presidente Tabaré Vázquez escuchó al ex mandatario francés François Mitterrand argumentar por qué concedía muy pocas entrevistas a los medios de comunicación y casi no hacía declaraciones públicas. Su explicación le quedó “grabada en la cabeza” y cuando llegó al gobierno por primera vez, en marzo de 2005, aplicó esa filosofía. “Cuando habla Mitterrand, habla Francia; cuando habla un presidente, habla un país y el presidente no puede entrar más que a decir las cosas que le importan a la gente”, recordó Vázquez previo a iniciar la campaña electoral que lo llevó otra vez al gobierno.
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Ahora que asumió la Presidencia por segunda ocasión, Vázquez repite la fórmula, aunque con un agregado: solicitó a sus ministros y colaboradores que adopten la misma postura. La justificación, según el mandatario, es que se deben dedicar por completo a trabajar en la puesta en marcha de las primeras medidas y diseño del presupuesto quinquenal.
El mandatario dijo a su círculo más íntimo que “no es su estilo” salir a la opinión pública para hacer anuncios y generar expectativa antes de concretar las acciones.
El mensaje que busca dar el gobierno es de “gran ejecutividad y eficiencia”, dijeron las fuentes. Pretende “reparar los esquemas de trabajos” que se aplicaron en el primer gobierno frenteamplista. “La imagen que aparece en cada reunión de trabajo es la de recuperar la institucionalidad”, explicó a Búsqueda un integrante del Poder Ejecutivo.
El actual gobierno busca marcar así una diferencia con la administración anterior. Durante toda su Presidencia, Mujica intentó escapar a las formalidades del cargo. “¡El protocolo, la liturgia del poder y todas esas estupideces me chupan un huevo!”, resumió en el libro “Una oveja negra al poder”, de Andrés Danza y Ernesto Tulbovitz, periodistas de Búsqueda.
Mujica resolvió “desarmar todos” los “engranajes” de la institucionalidad y “dejarlos durante cinco años desordenados y tirados por el piso. Nada funcionaba de la misma forma. Ni Anchorena ni la Torre Ejecutiva ni la seguridad ni el transporte ni las comunicaciones ni nada”, describen los autores en su libro. “No dejaba que le abrieran las puertas de los lugares a los que iba o del auto que lo trasladaba. Sus choferes evitaban las formalidades por temor a los rezongos. Tampoco circulaba por la ciudad en un auto identificado como el del presidente. Y siempre se sentaba adelante, al costado del conductor. Eso cuando no se le ocurría conducir su propio Volkswagen Fusca celeste por Montevideo. Y a veces ni siquiera avisaba a la guardia sobre sus salidas”.
Peor.
Si bien hasta el momento no han concretado grandes medidas, el equipo está abocado a poner en marcha las “10 medidas” con las que Vázquez terminó su campaña electoral. El mandatario marcó la línea de trabajo con su equipo de entrada: “Decir poco y hacer mucho”.
Vázquez considera que el primer año de gobierno es vital para una buena marcha de la gestión. Pero además, al llegar al piso 11 de la Torre Ejecutiva y comenzar a estudiar los números que dejó el gobierno de José Mujica se encontró con una realidad diferente a la esperada. “La casa no estaba tan en orden como pensábamos”, dijo a Búsqueda una alta fuente del Poder Ejecutivo.
El presidente dijo en algunas reuniones privadas que se encontró con dificultades no previstas en algunas áreas de gobierno. En marzo, cuando visitó a los miembros de la Suprema Corte de Justicia, Vázquez transmitió la preocupación por el estado de la economía ya que la veía “peor de lo que esperaba”.
Este concepto fue transmitido a los jerarcas de las empresas públicas. Allí las expectativas de Vázquez son claras: los ajustes tienen que ser claros y contundentes. Para eso pidió eliminar todos los gastos superfluos y justificar “al máximo” las inversiones.
Poco contacto.
En el Frente Amplio varios dirigentes ven con una cierta preocupación el poco contacto que tienen con el mandatario. Vázquez prefiere utilizar otros carriles para hacer llegar sus mensajes y recibir las propuestas de su “fuerza política”.
El presidente optó por transmitir sus planteos a los legisladores oficialistas a través del vicepresidente de la República, Raúl Sendic, quien participa en las reuniones de bancada en el Parlamento.
Esa preocupación por la falta de diálogo no es compartida por el empresariado, donde fueron bien recibidos los mensajes de ejecutividad junto con la actitud adoptada ante la situación política en Venezuela, la relación con Argentina y la intención de formar parte de las negociaciones por el Acuerdo de Comercio de Servicios (TISA, por su sigla en inglés).
El sector empresarial es un ámbito donde Vázquez y su equipo de gobierno pretenden conseguir financiamiento y apoyo para una larga lista de proyectos que buscarán concretar. Varios empresarios consideran que la sintonía con el actual gobierno es “ampliamente mayor” que con la administración de Mujica, dijeron varios empresarios consultados por Búsqueda. La satisfacción de los inversores ha sido transmitida a las autoridades de gobierno de forma privada, pero también en actos públicos.