Sr. Director:
Sr. Director:
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáQuienes conocieron de cerca a Carlos Real de Azúa cuentan que había acuñado un vocablo para referirse a la incómoda sensación que experimentamos cuando somos testigos de una escena en la que otra persona incurre en una conducta rídícula o que lo deja mal parado. El vocablo en cuestión era lipori, y su creador resumía su significado en “sentir vergüenza ajena”, es decir, vergüenza por cuenta de otros.
Dicho vocablo se aplica a la perfección a la incomidad que experimentó una parte del público uruguayo en ocasión del interrogatorio al que sometió el periodista Gabriel Pereyra a la candidata Laura Raffo en una entrevista emitida por Radio Sarandí el lunes 24 de julio de 2023. En dicha entrevista, participaron otros periodistas, pero los comentarios posteriores de los medios de difusión se centraron en el diálogo anudado entre Pereyra y la candidata Raffo.
Para el que escuche la grabación de la entrevista o lea su transcripción, llega un momento en el cual es ganado por la incredulidad. ¿Es cierto lo que estoy oyendo o leyendo?, ¿en qué estaba pensando el periodista Pereyra cuando creyó que podía arrinconar a la entrevistada y demostrar su falta de información en materia de políticas de seguridad pública, agitando un fantasma —una sábana vieja y llena de parches— y acusándola de ignorar la distinción entre delitos y denuncia de delitos? “Como cualquier abombado sabe” en nuestro medio recién empezaremos a manejar otro tipo de información complementaria de las denuncias a partir del próximo mes de agosto, cuando el Instituto de Estadística incluya en sus cuestionarios preguntas dirigidas a rastrear víctimas de delitos no denunciados. Mientras no dispongamos de los resultados de tales encuestas, quienes han escrito o hablado acerca de las tendencias al alza o la baja del delito solo cuentan con las denuncias como única fuente de información. Por lo tanto, es difícil entender cómo el periodista Pereyra se expuso a quedar tan mal parado. Alcanzaba para ello que su entrevistada se limitara a denunciar la superchería infantil que estaba incorporada en su reiterado interrogatorio, así como en su patético y poco ético intento de desautorizarla, procurando demostrar que confundía dos cosas diferentes, cuando en realidad, salvo que Pereyra consulte a algún vidente o crea posible consultarlo, nadie, ni siquiera el propio periodista, dispone de otra fuente de información.
En todo caso, cabe lamentar que la candidata Raffo no haya sabido poner a la luz la maniobra pueril de Pereyra. Todos los uruguayos habríamos salido ganando y muchos habrían tenido la oportunidad de distinguir entre el periodismo en serio y el payasesco.
Un uruguayo avergonzado por cuenta de otros