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“Todos sabían” que dentro del Instituto Antártico Uruguayo (IAU) no se seguían los procedimientos formales y que había dificultades para ejercer una política científica antártica. Así lo aseguró a Búsqueda Juan Abdala, coordinador científico del IAU y delegado del Ministerio de Educación y Cultura (MEC). Se refiere a Ricardo Ehrlich (cuando era ministro de Educación), al entonces subsecretario Óscar Gómez, al actual director de Ciencia y Tecnología, Gabriel Aintablián, y su antecesor en el cargo Omar Macadar y a Fernando Filgueira (ex subsecretario del MEC). Abdala también le pidió una reunión a la ministra María Julia Muñoz, que aún no se concretó, y planteó el tema en el directorio del IAU.
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El pasado jueves 14 Búsqueda informó que salió un “vuelo vip” hacia la base uruguaya en la Antártida con mayoría de “visitantes” y solo cuatro lugares para científicos. La mayoría eran allegados al Ministerio de Defensa y de Economía, como una secretaria, una escribana y un abogado. Es algo que ocurre desde hace años: han viajado también empresarios y familiares de funcionarios.
En respuesta a la información divulgada, el ministro de Defensa Eleuterio Fernández Huidobro envió una carta al semanario en la que afirmó que ese “tipo de actividades es normal en todos los Programas Nacionales Antárticos que trasladan funcionarios de gobierno, empresas o parlamentarios para contribuir a la toma de decisión y concientización de la temática antártica” y que se actuó “con responsabilidad”.
El mismo día en que Búsqueda publicó la nota, autoridades del Ministerio de Economía hicieron consultas para conocer detalles sobre la participación de un abogado de esa cartera en el viaje. Desde Defensa se les transmitió que “es común” que se invite a funcionarios de distintas reparticiones “como forma de difusión” y “marketing” de los trabajos en la Antártida, dijeron fuentes oficiales. También les aseguraron que esas invitaciones se hacen para “completar el avión” y que no quitan cupos a científicos.
El presidente del IAU, Claudio Romano —cuyo período termina el 4 de febrero— dijo a Búsqueda que integrantes del “vuelo vip” de Defensa volaron porque “corresponde cuando hay relevo de autoridades una inspección por cambio de comando”. “A su vez teníamos que presentar el informe de compromiso de gestión. Se hizo ese vuelo extra, se recorrió la base e hicieron preguntas. Lo vi lógico desde el momento en que si a usted lo van a inspeccionar y le encuentran cualquier tipo de falta, un escribano le labra un acta”. La escribana “no tuvo que actuar porque no encontraron nada”, comentó.
La ciencia es la razón de ser de Uruguay en la Antártida —así lo establece el Tratado Antártico que rige en ese continente— pero a los investigadores se les ha hecho cuesta arriba encontrar lugar en vuelos en los que sí tienen espacio invitados que viajan sin una tarea específica. Desde el sector científico representantes del MEC denunciaron que es un lugar para hacer “favores y gauchadas” en el que no se siguen los procedimientos y la ciencia queda de lado. Aintablián dijo que le preocupa “cuando no se prioriza” la actividad científica y “se utilizan las bases como actividad turística”.
El Ministerio de Defensa le envió esta semana una nota al MEC —del cual depende la ciencia antártica— y le consultó si las opiniones vertidas por sus representantes son la posición de esa cartera. El MEC respondió que no se trataba de una posición institucional.
Entre las máximas autoridades de Educación este tema no es motivo de preocupación. Según fuentes de esa cartera el tema de la ciencia antártica no ha estado sobre la mesa en las reuniones entre las jerarquías del Ministerio.
Según Huidobro “es claro que (Abdala) no siguió los canales correspondientes para hacer saber a las autoridades competentes estas presuntas irregularidades” —algo que Abdala desmiente— y que “en su carácter de funcionario público tiene la obligación de hacer la denuncia formal a las autoridades”.
El Instituto Antártico Uruguayo depende del Ministerio de Defensa pero tiene en su directorio un representante científico del MEC (Abdala). En 2014 Abdala le transmitió a Aintablián su preocupación porque el área científica estaba lejos de poder incidir y participar en las decisiones del directorio. En el directorio hay “total libertad de expresión” y “no es nada fácil estar tratando de armonizar formas de trabajo diferentes, es muy natural”, dijo Romano.
No existe.
Desde hace varios años el Ministerio de Defensa dejó de pagar por los viajes de los representantes científicos a las reuniones consultivas del Tratado Antártico (en las que Uruguay tiene voz y voto) y del comité Scar (que define su política científica). El MEC tampoco lo hace. “La directiva recibida fue que cada uno de los ministerios debían procurarse los rubros correspondientes”, informó Romano.
Hace dos años el Scar le ofreció a Uruguay la vicepresidencia por primera vez en la historia. “Un logro para el país y para la parte científica y ambiental por el trabajo ordenado que se venía haciendo”, evaluó Abdala. Uruguay no pudo asumir el cargo porque el dinero para viajar no llegó.
Hace dos años que el área científica y ambiental tampoco participa de las reuniones consultivas del Tratado Antártico. La próxima será en Chile, en mayo, instancia en la que se debería presentar el resultado del monitoreo ambiental de la Base Científica Antártica Artigas (BCAA) que detectó contaminación y es referencia —por su metodología de trabajo— para los países miembros de la red de Administradores de Programas Antárticos Latinoamericanos. Por el momento no está previsto financiar esta participación, según información del IAU.
Pesos.
De los 19 proyectos científicos aprobados por el IAU —que deben viajar entre diciembre de 2015 y marzo de 2016— solo cuatro han conseguido lugar en los vuelos. Una reunión con los investigadores ayer miércoles en el IAU determinó que necesitan viajar unos 18 científicos en el vuelo que saldrá en febrero para poder cumplir los compromisos establecidos y otra cantidad similar en marzo.
El presupuesto actual del IAU son 32 millones de pesos anuales que cubre un 80% de la operativa antártica de la campaña de verano; todo lo demás se hace por refuerzo de rubros. El combustible y la logística se llevan la mayor parte. En el último año hubo aumento de “combustible y otros rubros y a Ciencia fueron solamente un millón de pesos” (para los 19 proyectos), informó Romano. En 2014 se le asignó el mismo presupuesto.
“Algunos piensan que el IAU recibe dineros para financiar a todos; el Ministerio de Relaciones Exteriores hace aportes muy importantes y Facultad de Ciencias también para llevar adelante la Escuela Antártica este año”, dijo Romano. “Hablar de que no me dan y me cruzo de brazos es un poco cómodo, me refiero al sector de la ciencia”, agregó.
Turístico.
Para el diputado del Partido Nacional, Juan José Olaizola, hay “un componente turístico”. “Importa que haya buena asistencia en logística y que los científicos tengan la posibilidad de ir y que no sea una agencia turística, no es el cometido ser una agencia de viaje para amigos pagos por el Estado. Es importante para Uruguay que la BCAA se mantenga y en condiciones para estudios científicos”, dijo a Búsqueda.
El diputado realizó ayer miércoles un pedido de informes al IAU en el que pide conocer “los criterios de designación” de las misiones oficiales que han concurrido en los últimos cinco años a la BCAA, los fines de los viajes de las personas que no hayan viajado por temas de ciencia o logística y el “procedimiento” para elegirlos, entre otros puntos.
En su carta Huidobro discrepa con la aseveración de que “no se prioriza y no se fortalece” la actividad científica y asegura que sí lo hacen.
Huidobro insistió en que se cumplen los requisitos del Tratado Antártico y que las “visitas realizadas por otras personas no vinculadas directamente a la actividad antártica sirvieron para gestionar y justificar refuerzos de rubros y mejoras en el proceso de gestión”.
El ministro dice que Abdala “promovió y tramitó ante el presidente del IAU” la concurrencia del subsecretario del MEC en 2015 y de otras autoridades. A Abdala como representante del MEC le corresponde trasladar la solicitud de sus superiores que estaban trabajando en la definición de la política científica nacional, informó ese delegado científico.